El show debe continuar
CRISTINA PACHECO
La fila de hombres y mujeres avanza lentamente hacia la ventanilla: "Presentación de recibos: jueves. Pago: sábados de 10 a 15:30" Un hombre rapado, inmutable, vestido de oscuro, va y viene por el corredor. Suspende su rondín al escuchar los gritos de la joven que, en la puerta, forcejea con el guardia que le prohíbe el paso:
?Señor, óigame, señor: salí en el programa el otro martes. A usté le tocó detenerme en la silla. ¿Se acuerda que me agarró de los pechos?? Las risas que se oyen la fortalecen: ?Si no cobro hoy ya no podré hacerlo porque no tendré con quién dejar otro día a mi bebé. Mónica Edelyna está enferma y necesito el dinero para sus medicinas.
?No trae comprobante ?dice el guardia sin aflojar la presión sobre los hombros de la muchacha.
El hombre de oscuro mueve la cabeza en sentido negativo. Como por arte de magia la muchacha desaparece, pero sus protestas siguen escuchándose. El joven que ocupa el segundo lugar en la fila da un paso lateral:
?Sí es cierto que estuvo el martes. Salió junto conmigo: es la que hizo de querida del cuñado. Tiene derecho a cobrar.
El hombre de oscuro levanta el brazo hacia el cartel que ciega una ventana: "Para el trámite de cobro es indispensable presentar recibo y comprobante de domicilio." Con el rostro encendido el joven vuelve a su sitio. Durante unos segundos sólo se escuchan timbres, pasos y la voz de la empleada que atiende la ventanilla de pagos: "Firme de recibido. El que sigue."
La muchacha que ocupa el último lugar se dirige al hombre que la antecede:
?Traje el recibo de la luz. ¿Me servirá de comprobante?
?¿No tiene credencial de elector? -murmura el interrogado sin volverse a mirarla y articulando apenas las palabras.
?No. ¿Usted sí?
?Y también la del Insen, por si las moscas?. Su risa deriva en un acceso de tos. -Ando malo del pecho. Me hizo daño pasar del estudio caliente a la calle.
?¿Cuándo salió usted en el programa?
?Hace cuatro semanas?. Esta vez el hombre gira por completo y le regala a su vecina una sonrisa que pone al descubierto su encía desdentada. ?Me tocó ser...
Al cabo de unos segundos de observarlo, la muchacha lo reconoce y lo señala con el dedo:
?¡El tío violador! Le juro que me dio miedo verlo.
El hombre inclina la cabeza, agradecido por el reconocimiento y se queda mirando el piso:
?¡Imagínese! Todas mis sobrinas son grandes y ni sé dónde viven. Nunca me visitan y ahora menos. Pensarán que soy un desgraciado?. Suspira: ?Con esto he perdido mucha familia.
?A lo mejor no vieron el programa.
?Ojalá?. La expresión del hombre se suaviza. ?¿Y usted?
?Salí en el del miércoles?. Se sonroja y desvía la mirada:
?Hice el papel de pirujilla, con perdón de usted.
?Esa tarde fui al dispensario y por eso no lo vi. ¿Qué tal estuvo?
La muchacha se baja el suéter y muestra su hombro desnudo:
?Mire qué moretón. Aquella señora que está cobrando la hizo de mi mamá y me pegó horrible.
?Pobrecita.
?Y eso no fue nada?. La muchacha se toca la cabeza: ?La tengo llena de chipotes porque cuando llegué a la casa mi hermana Dalila me agarró de las greñas y me azotó contra la pared.
?¿No le avisó usted que iba a salir en la tele?
?No, porque sabía que no iba a dejarme?. Suspira mortificada:
?No me habla desde que me vio en el programa porque, según ella, la puse en ridículo delante de todos los vecinos.
?Me sucedió lo mismo la primera vez que vine. Mi mujer me armó un escándalo cuando la hice de enterrador que viola a las muertitas?. Sus ojos se humedecen: ?Me acuerdo que me gritaba: "¡Pascual, infeliz, nunca lo creí de ti!" ¿Sabe cuánto tiempo pasó antes de que me permitiera tocarla otra vez? Medio año.
?Y ahora, al verlo salir de tío violador, ¿qué dijo?
?Nada: la pobrecita ya murió?. Carraspea e intenta sonreír:
?La opinión de Dolores era la única que me importaba. Como ya no está conmigo puedo agarrar todos los papeles.
?Es la primera vez que vengo y hace poco que veo el programa. ¿Usted ya ha salido otras veces?
?Bastantes?. Estimula su memoria observando el techo:
?Después que la hice de violador de cadáveres me tocó de padre incestuoso. Esa noche el público me gritó cosas horribles y más cuando apareció un chavo, dizque mi nieto, al que también yo había seducido. Por Dios que me sentí mal.
?¿Y por qué siempre le dan papeles tan difíciles, tan feos?
?¡Pues porque no soy bonito! Nunca lo fui y de viejo, pelón y chimuelo, pos menos.
?No diga eso, don...
?Pascual Marín Cue, a sus órdenes?. Ofrece su mano.
?Estela Oviedo Barajas, para servirle.
?¿Piensa volver a trabajar en esto?
?Mientras no encuentre algo más, creo que sí?. Estela se acerca al oído de Pascual: ?Creí que pagaban mejor. ¿Sabe cuánto me dieron? Trescientos.
?No le fue tan mal. La primera vez, por salir de enterrador degenerado, recibí ciento cincuenta.
?Pero no tuvo que aguantar que le pegaran como a mí.
?Eso no cuenta. Lo que les interesa es que uno convenza a la gente de que todo es verdad. Por eso permiten que nos agarremos a patadas o a guantones?. Pascual ríe: ?Una vez que la hice de mirón de señoras desnudas perdí el último colmillo.
?¿Y no protestó?
?No. Me ahorré lo del dentista. Ahora cobran bien caro por las extracciones aunque la pieza esté floja?. Pascual vuelve a mirar el piso: ?De escuincle, una vez que me dolía mucho una muela, mi papá me la sacó amarrándome un hilito que antes había atorado en la perilla de la puerta. Cuando la cerró vi estrellitas pero luego ya no sentí dolor ni nada.
?Volviendo a lo de antes, en serio que usted trabaja muy bien. Con todo y que la amiga con la que estaba viendo la tele me decía: "No sufras, son mentiras", creí que usted era perverso y lo odié.
?No fue la única. Sentir que no lo quieren a uno es muy feo.
?¿Y no podría pedir que le dieran papeles distintos?
?Ya lo hice: por lo mismo de mi físico no hay oportunidad de que haga otros personajes.
?No es justo. Yo tuve un tío peloncito y chimuelo, así como usted, que era buenísima persona-. Estela se arrepiente de haber hecho esa confesión y cambia de tema: ?A ver, cuénteme: ¿qué personaje le gustaría interpretar en el show?
?Cualquiera que no me gane el odio de la gente y que sea conmovedor: un marido viejo engañado por su esposa joven, un ruco que en secreto es maricón y al que descubren sus hijos, un anciano que se enamora de una muchacha linda como usted cuando la ve haciendo cola frente a una ventanilla...
?¡Viejo asqueroso! Yo no le he dado motivo para que me hable así. ¡Policía, quíteme a este puerco de encima!
?Pero si yo... Por favor, no me lo tome a mal: sólo quería...
?¡Ruco, basura, guiñapo, mierda! ¡Ayúdenme!
Los integrantes de la fila se arrojan sobre Pascual. Lo insultan y lo golpean con brutalidad hasta verlo caer al suelo. Dos guardias retiran el cuerpo y de inmediato la fila se recompone. El inspector de traje oscuro sigue con su rondín y Estela le sonríe cuando escucha la lluvia de aplausos.