Lourdes Galaz
Manual para jefes de prensa
A pique, las ganancias de la prensa en EU
Gobernación controla gastos en medios
Bucareli ordena cómo y a quién se beneficia
El más conocido futurólogo de la economía mundial, Mr. Alan Greenspan, aseguró el jueves que al final del túnel de la crisis comienza a mirarse una lucecita que bien podría ser el principio de la recuperación en los mercados de Estados Unidos. Y el pronóstico coincidió con otro anuncio menos optimista, que prendió luces de alarma tanto en la Reserva Federal como en la Casa Blanca y en la bolsa neoyorquina. Resulta que el mismo jueves, los dos principales grupos de prensa en EU reportaron graves pérdidas por la caída del mercado publicitario, particularmente de octubre a diciembre, cuando los gastos se elevan por las campañas navideñas. Se trata del corporativo Dow Jones, que edita -nada menos- el matutino The Wall Street, Journal y que el último trimestre de 2001 registró un descenso de más de 60 por ciento en el valor de sus acciones. También bajaron los beneficios del poderoso grupo Tribune, editor de diarios como Los Angeles Times y Chicago Tribune. Según el reporte, las utilidades operativas de Tribune, excluyendo gastos extraordinarios, registraron una baja de 45 por ciento los últimos tres meses del año fiscal que terminó. Y las pérdidas en cascada también alcanzaron a la corporación The Washington Post, que publica el cotidiano del mismo nombres y la revista Newsweek, y al grupo Knight Ridder, editor del Philadelphia Inquirer y The Miami Herald.
Y
si allá, donde el mago Greenspan ya comienza a sentir la recuperación,
los corporativos de la gran prensa y hasta las grandes cadenas de televisión
mantienen sus políticas de recortes en la inversión y en
las plantillas laborales, en México las empresas de medios no ven
la suya, y sus estrategias de austeridad podrían mantenerse hasta
el próximo año, cuando los síntomas de la bonanza
en la economía estadunidense nos alcancen. Y es que el año
pasado, los presupuestos publicitarios del sector privado nacional y de
los negocios de capital foráneo llegaron a reducirse a más
de la mitad en la mayoría de las empresas. Este 2002 la situación
se mantiene en el mercado privado de la publicidad, aunque en el sector
gobierno, que el año pasado gastó más de 2 mil 500
millones de pesos, según fuentes del Congreso (mil millones más,
según la Secretaría de Gobernación), aún no
se conocen los montos de las partidas presupuestales para comunicación
social, que en diciembre aprobaron los diputados. Y como este no es año
electoral, aunque habrá cambio de directiva en los tres partidos
políticos, las empresas de medios, en particular la prensa escrita,
se aprestan a operar con sangre, sudor y lágrimas (advierten los
dueños).
Según los tiempos establecidos, la Secretaría de Hacienda tiene hasta el 15 de febrero para entregar a comisiones legislativas el informe con las partidas presupuestales -por programas y tiempos de ejecución- asignadas a las dependencias y entidades gubernamentales. Se trata de un documento denominado Clasificador por objeto del gasto para la administración pública federal. Mientras la SHCP no expida ese documento, nadie sabrá nada, ni los diputados o los senadores que, desvelados y desmañanados, el 31 de diciembre aprobaron el Presupuesto de Egresos para 2002. Y uno se cansa de preguntar a los legisladores y a las legisladoras, también a sus asesores, igual que a los directores de comunicación social, y hasta a los responsables de autorizar y llevar las cuentas de los gastos publicitarios en la Secretaría de Gobernación... nadie sabe cuánto, ni cómo, ni cuándo.
Eso sí, el secretario Santiago Creel ya ordenó publicar, con su firma al calce, el "acuerdo por el que se establecen las normas y los lineamientos generales para la aplicación de los recursos presupuestales en materia de comunicación social para el ejercicio fiscal 2002". En una primera ojeada (de ojo, de mirar), pareciera que el mencionado "acuerdo" (Diario Oficial, 25 de enero de 2002) no es otra cosa que un "manual para jefes de prensa" poco avezados en gastar los dineros públicos, cuando ese "acuerdo" alguna vez se concibió como un listado de disposiciones generales para controlar y vigilar el gasto publicitario del gobierno. Bueno, al menos esa fue la ocurrencia (1991) del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, cuando pretendió mostrar a los opositores sus "buenas intenciones" de impedir, en tiempos electorales, el desvío de recursos públicos a campañas políticas.
Si en el pasado ese "acuerdo" del Ejecutivo fue importante en la oficialización de las reglas financieras del juego gobierno-medios, hoy no es otra cosa que un manual de operación para las áreas de comunicación del gobierno federal, con el que se pretende dar cumplimiento al artículo 29 del decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2002, que en su primer párrafo establece que sólo podrán destinarse recursos del presupuesto en campañas de radio y televisión, una vez que hayan sido agotados los tiempos de transmisión que por ley otorgan al Estado las empresas que operan mediante concesión federal. O sea, cuando se agoten los llamados "tiempos oficiales", que en su totalidad administra un subsecretario de Gobernación que, por acuerdo de Vicente Fox, comparte responsabilidades con el coordinador de Comunicación Social de la oficina del Presidente.
El "manual para jefes de prensa" describe desde qué es un programa anual de comunicación social, una campaña de publicidad o un "plan de medios, con su respectiva pauta", hasta cómo abrir y mantener actualizada una dirección electrónica en Internet. Y es que no todos los encargados de las áreas de comunicación del gabinete, la consejería jurídica del Presidente y de la Procuraduría de la República asisten al diplomado que organizó el subsecretario José Luis Durán Reveles, conjuntamente con el vicerrector de la Universidad Iberoamericana, José Carreño Carlón (vocero de Carlos Salinas de Gortari), en el INAP, y mucho menos han cursado con Durán seminarios de comunicación política en la George Washington University, tan extensos como un weekend, y jamás asistieron a uno de esos cursos intensivos sobre marketing político que organiza en Miami el Centro Interamericano de Gerencia Política (Cigepol), que preside Ralph Murphine y coordina el venezolano Carlos Escalante, tan conocidos en tiempos electorales por priístas como Manuel Bartlett y Víctor M. Tinoco Rubí.
Se subraya que el acuerdo del secretario Creel faculta al subsecretario Durán Reveles para que, por medio de dos de sus subalternos en las direcciones de Comunicación Social del gobierno y de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC), interprete las disposiciones del acuerdo, en virtud de que esos tres funcionarios de Gobernación son los responsables de distribuir las partidas presupuestales entre los jefes de prensa, autorizar las campañas publicitarias del gobierno y decidir cuánto y en cuáles medios se gastan los recursos, y a qué empresas periodísticas y concesionarias de radio y tv conviene beneficiar con los dineros del fisco... ¡Ah! Y esos mismos tres funcionarios informan a los diputados sobre las erogaciones de las partidas de comunicación social que aprobaron con el Presupuesto de Egresos.
EN 3 TIEMPOS
Creel paró en seco a Pancho Barrio
¿Cuánto gasta el mexicano en salud?
20 años de experiencia con el FMI
POR
SI ALGUIEN dudaba que el affaire Pemex fuera un escándalo
político de los que acostumbra Pancho Barrio, hubo de intervenir
el secretario de Gobernación para lavarle la cara al gobierno y
parar en seco el asunto. Y Santiago Creel Miranda negoció una salida
con la directiva del Partido Revolucionario Institucional cuando los priístas
ya amenazaban hasta con un juicio político al titular de la Contraloría
y Desarrollo Administrativo. Y nuevamente, la Secodam emitió un
boletín de prensa en el que Pancho Barrio, otra vez, se echa
para atrás. El comunicado, que muy seguramente fue dictado desde
Bucareli, deslinda a la Contraloría de las imputaciones al PRI,
a su ex candidato presidencial y al ex gobernador Rogelio Montemayor, por
el presunto desvío de recursos de Petróleos Mexicanos a la
campaña electoral priísta de 2000.
JULIO
FRENK, secretario de Salud, reveló a una comisión del Senado
que al año, los mexicanos pagan 170 mil millones de pesos a médicos
privados por cuidar su salud. Y, sorpréndase: este 2002, el Congreso
autorizó un presupuesto de 149 mil millones de pesos al sector salud.
Con todo, los senadores no repararon en lo serio del informe del doctor
Frenk y se ocuparon en exigirle -como si no tuviera otro quehacer y fuera
una de sus funciones, que no lo es- que detenga la voracidad de los empresarios
farmacéuticos, pues en lo que va del año los precios de las
medicinas han subido 30 por ciento, y eso que están exentas del
IVA. Por cierto, la industria farmacéutica se queja de que no crecerán
sus ventas en 2002. Alcanzarán tan sólo los 65 mil millones
de pesos, nada más.
LUEGO
DEL TAN comentado editorial del conservador diario neoyorquino The Wall
Street Journal, que advierte el peligro de que Argentina se convierta
en una "república bananera", las agencias internacionales de noticias
difundieron por el mundo entero que, incentivados por la administración
Bush, los gobiernos de México, Brasil y Chile asesorarán
al presidente Eduardo Duhalde para que Argentina presente al Fondo Monetario
Internacional un programa económico "sustentable", que le garantice
el apoyo financiero de 15 mil millones de dólares que requiere para
salvar en el corto plazo la crisis financiera. Obvio, con más de
dos décadas de aplicar políticas monetaristas, los mexicanos
sí sabemos cómo hacerla con el FMI. ¿Qué no?
Ilustración: Juan Gabriel Puga / Serie: Nueva Revolución: El ícono