Ť John Walker, el talibán estadunidense, llegó a Virginia para ser juzgado en una corte federal
Suspende Washington el traslado de presos a Guantánamo para ampliar las instalaciones
Ť Los detenidos podrán ser devueltos a sus países de origen, dice el Departamento de Estado
AFP, PL, DPA Y REUTERS
Washington, 23 de enero. El Pentágono suspendió hoy el traslado de prisioneros de Afganistán a la base naval de Guantánamo, en Cuba, a fin de mejorar y ampliar las instalaciones de detención. Pero al comenzar este día los interrogatorios de los prisioneros, el Departamento de Estado reconoció que al final los detenidos podrán ser devueltos a sus países de origen.
Por la noche llegó al aeropuerto internacional de Dulles, cerca de Washington, el talibán estadunidense John Walker Lindh bajo estrictas medidas de seguridad y este jueves deberá comparecer ante una corte federal de Virginia bajo cargos de conspiración para asesinar ciudadanos estadunidenses y dar apoyo a grupos terroristas.
En Alexandria, Virginia, se informó que ya fue remitido a la prisión de la localidad Walker Lindh tras ser traído de Afganistán. La Casa Blanca hizo saber que "recibirá la justicia que merece" luego de su captura en noviembre pasado en un motin sangriento de prisioneros en Mazar-e-Sharif, cuando combatía al lado de los talibanes.
Fuentes del Pentágono informaron escuetamente sobre la suspensión de las transferencias de los prisioneros desde el país centroasiático a la bahía cubana, en coincidencia con una avalancha de críticas por parte de países europeos y organismos internacionales sobre malos tratos a los detenidos.
El presidente George W. Bush salió de nuevo al paso de las críticas de muchos de sus aliados, para rebatir los cuestionamientos y afirmar que estaba "totalmente satisfecho del respeto de las tradiciones de Estados Unidos en nuestra base de Guantánamo, que prevé que la gente sea tratada bien, digna y humanamente".
Pero el vocero del Departamento de Estado, Richard Boucher, indicó que el trato a los prisioneros será analizado en conversaciones de alto nivel entre Estados Unidos y las naciones europeas. El secretario de Estado, Colin Powell, comenzó de hecho a hablar ya con representantes de los gobiernos europeos.
Con todo, nuevos roces se suscitaron este día cuando políticos y legisladores británicos reaccionaron con indignación por el "insultante" comentario del jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, al afirmar que ellos sólo se ocupaban de criticar desde una "distancia cómoda".
Los legisladores, en su mayoría del Partido Laborista del primer ministro Tony Blair, calificaron como "torpeza que se saque de contexto una legítima inquietud", y asentaron que merecían mejor trato que el sarcasmo, dado que Gran Bretaña apoyó en forma incondicional a los estadunidenses cuando atacaron Afganistán.
Destacaron que en la guerra contra el terrorismo no se trataba sólo de una acción militar, sino de ganar el apoyo de Medio Oriente y el mundo árabe. En respuesta a lo dicho por Rumsfeld de que Gran Bretaña está a 7 mil 500 kilómetros de distancia de Cuba para hacer sus críticas, señalaron que en contraposición ellos están más cerca de Medio Oriente "de lo que Rumsfeld está de Washington".
Ann Clwyd, una de las parlamentarias laboristas que refutaron a Rumsfeld, acudió junto con otros siete de sus compañeros a la representación diplomática estadunidense en Londres para expresar su disgusto por el comentario del secretario de Defensa a quien, apuntaron, tampoco le corresponde determinar si los detenidos son prisioneros de guerra o no.
El número dos del Departamento de Estado, Richard Armitage, declaró al diario francés Le Monde que los prisioneros podrán ser devueltos a sus países de origen una vez que sean interrogados por las autoridades estadunidenses. "Ninguna decisión ha sido tomada respecto de lo que ocurrirá después de los interrogatorios a esos prisioneros. Tengo la impresión de que buena parte de ellos serán entregados a los países donde vivían antes de estar en Afganistán. Queremos estar seguros de que cuando vuelvan a esos países serán objeto de investigaciones judiciales", dijo.
Armitage insistió en que los prisioneros son tratados conforme la tercera Convención de Ginebra de 1949, con trato humano. Sin embargo, reiteró que "no los consideramos como prisioneros de guerra. Incluso los talibanes, por ejemplo, eran terroristas que actuaban contra los civiles" en su país.
Uno de los responsables en la base de Guantánamo, general Michael Lehnert, anunció el inicio de las "entrevistas" a algunos de los 158 prisioneros, sin que sean "interrogatorios". En cambio, otra fuente en la base explicó que el objetivo de los interrogatorios era "proteger a nuestro país de futuros ataques terroristas".
El comisario europeo de Relaciones Exteriores, el británico Chris Patten, reafirmó que la coalición internacional corre el riesgo de "perder la paz" si no respetan los valores en el trato de los prisioneros llevados de Afganistán a Guantánamo. Apuntó que cuando los europeos expresan sus inquietudes de modo racional y serana, no se les debe ignorar sino ser examinadas.
El presidente de la Asamblea Nacional cubana, Ricardo Alarcón, estimó que la cooperación entre su país y Estados Unidos sobre la detención de los prisioneros de Afganistán en la bahía de la isla caribeña es un modelo para mejorar los lazos mutuamente.
Acotó que si los militares de ambos lados han podido cooperar y coordinarse para mantener una especie de distensión en la zona de Guantánamo, entonces por qué no los dos países. No obstante, admitió que era muy pronto para hablar de un mayor acercamiento.
Alarcón recordó que Cuba ha sido víctima del terrorismo de los anticastristas de Miami, por lo que ridiculizó la lista en que aparece su país como tal, cuando Afganistán nunca apareció.