ASTILLERO
Julio Hernández López
HOY SE INICIA EL PLAZO para que se anoten ante sus órganos electorales quienes deseen presidir el Comité Ejecutivo Nacional del partido que formalmente está en el poder. No habrá prisas ni atropellos: el lapso de registro de aspirantes estará abierto un mes, aunque sabido es de antemano que sólo hay dos contendientes reales: el actual presidente, Luis Felipe Bravo Mena, quien pretende la relección, y el senador guanajuatense Carlos Medina Plascencia. Ambos, aunque obviamente aún no han protocolizado sus aspiraciones, están ya en campaña en busca del voto de 279 miembros del consejo nacional de ese partido, que el 9 de marzo se reunirá para consumar un ritual más de su liturgia de democracia indirecta.
LA TERSURA DEL PROCESO blanquiazul -en el que, como es natural, no han faltado, e incluso aumentarán, las divergencias verbales y las críticas- contrasta notablemente con las turbulencias que se viven al interior de las otras dos partes del triángulo partidista dominante. Ni en los análisis más audaces se avistan siquiera indicios que sugieran rupturas o choques graves. Acostumbrados durante décadas al recurso de las convenciones de delegados para nombrar dirigentes y candidatos, los panistas reiteraron en su asamblea nacional más reciente, a la luz de las nuevas circunstancias que se derivan de su presunto arribo al poder público federal, su decisión de seguirse sujetando a tales mecanismos de elite y eludir la tentación de las elecciones abiertas e, incluso, de la participación de interesados de última hora, pues exigieron que los votantes y los votados mantengan una antigüedad calificada como miembros del partido.
NO DEBE SUPONERSE que las buenas formas del muy decente proceso interno del PAN signifiquen ausencia de conflictos internos. De hecho, los dos candidatos encarnan proyectos políticos bien diferenciados. Bravo Mena pretende la continuidad de una forma sigilosa de convivencia con un poder presidencial que en sus palabras y decisiones contradice, agravia y a veces ridiculiza los principios y las aspiraciones del partido que le prestó sus siglas para llegar a Los Pinos. Obstinado en no permitir que se perciban los enfrentamientos entre gobierno y partido, pero al mismo tiempo empeñado en salvar a éste de los perjuicios políticos y electorales derivados de los exabruptos de aquél, Bravo Mena sería pieza esencial para que, en caso de ser relegido, haya viabilidad, al final de su segundo periodo -2002-2005-, para la postulación de un candidato presidencial auténticamente panista. Tras el político del estado de México están Diego Fernández de Cevallos y un aspirante natural a la citada candidatura del 2006, Santiago Creel. El secretario de Gobernación es justamente uno de los blancos favoritos de la crítica del otro aspirante, Medina Plascencia. A juicio de éste, el hombre de Bucareli ha carecido del oficio político necesario para ayudar al presidente Fox a sortear los muchos peligros a que se ha enfrentado. No sólo por paisanaje, sino por afinidades ideológicas y base política compartida es que al senador Medina Plascencia se le entiende como más cercano al proyecto del presidente Fox, aun cuando a veces comete despropósitos en su afán de demostrar valía propia y evitar que lo tilden como beneficiario, a la sombra, de los pasos dados por Fox -de hecho, fue gobernador gracias a la concertación entre el panismo y el salinismo para no reconocer el triunfo del ahora Presidente de la República; no es dato menor el que Medina Plascencia no obtuvo ningún voto popular, sino una designación negociada que a título de interinato consumió el lapso natural de gobierno-. El arribo de Medina Plascencia a la presidencia panista mantendría vivas las expectativas para militantes auténticos pero, además, abriría las puertas a la nueva clase política foxista, entre la que destaca especialmente la esposa del Presidente, Marta Sahagún, a cuyos fines de proselitismo ayudará el trabajo de organización prelectoral y de clientelismo asistencial que se desarrollará a partir de ahora con los recursos autorizados por el Congreso a los que se ha puesto etiqueta publicitaria nueva: ya no el Progresa, ni Procampo, ni Solidaridad, sino la nueva marca corporativa Contigo (Ƒqué tal un lema de campaña: Vamos México, Vamos Contigo?).
SIMPLE TELENOVELA color de rosa, sin embargo, parece la contienda panista frente a lo que sucede en el PRI y, en menor medida, en el PRD. El jaque petrolero al Pancho que debería ser un rey, pero ya andaba de peón de Betty, mantiene al resto de los priístas -salvo a Madrazo y Gordillo, que son los amigos beneficiados por esta jugada oportuna- en un caldo ácido formado por indefiniciones y temores. La esperanza que les queda a los labastidistas-paredistas es que el gobierno de charol haya cometido uno más de sus errores y que las presuntas investigaciones vayan a quedar en nada o en poco. En el PRD, Jesús Ortega continúa dibujándose una buena puerta de salida por si le resulta imposible continuar adelante contra Rosario Robles y sus dos principales apoyadores, Cuauhtémoc Cárdenas y López Obrador.
IGUAL TONALIDAD PALIDA muestra la elección blanquiazul frente al crispamiento que con el año va creciendo. Ayer, para no ir más lejos, el conflicto de San Salvador Atenco avanzó un paso en su espiral de violencia, pues hubo golpes entre seguidores y opositores al presidente del municipio. El consejo directivo de la Universidad Autónoma de Sinaloa, mientras tanto, se mantenía en la Plaza de la Constitución en protesta por los recortes presupuestales que está aplicando el foxismo. Y a cuadra y media de ese Zócalo, un intento de asalto a un microbús fue enfrentado por policías que hicieron disparos en la planta baja o primer piso -no el segundo- de ese céntrico punto.
Y, YA PARA CERRAR la adusta columna de este día, una información de la procuraduría capitalina. Bernardo Bátiz precisa que sí se han presentado a declarar todos los miembros del Ejército que han sido citados por esa dependencia en relación con el caso de Digna Ochoa, lo cual contradice los señalamientos hechos un día antes por Edgar Cortez, director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro.
Y AHORA SI, hasta mañana, esperando que pronto se le pase al tecleador este ataque de inexplicable seriedad. ƑHabrá sido una especie de maldición blanquiazul, por andar hablando de sus decentísimas convenciones?
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