Pa'l pinche Mariano 3 pm / 3:2
pm. Hecho la mocha, regreso a casa para escuchar a mi
hija Ana en el noticiero del 13. Me abalanzo sobre el
control remoto y mi mano queda pegada de grasiento que
está. Inoperable.
3:2 pm / 3:6 pm. ¿Quién lo dejó así tomándolo con
las manos sucias? Bueno, no es momento para preguntas,
voy a la cocina por agua y detergente. Ya está lavado,
lo seco, corro al televisor.
3:6 pm / 3:24 pm. ¿Qué pasa? ¿No sirve más el control
remoto? Ah, ya veo, le faltan las pilas. ¿Quién se las
sacó? Bueno, no es momento para preguntas, corro a la
tiendita por pilas, don Luis, por favor, me urge, usted
sabe, mi hija Ana, sí, la de la tele, ah, la estrella de
la familia, qué suerte tiene usted... don Luis, porfa,
las pilas...
3:24 pm / 3:30 pm. Coloco las pilas, acciono... ¡y nada!
Y ora ¿qué pasa? Bueno, no es momento para preguntas, a
revisar las conexiones... sí, está conectado a la
video, por eso no funciona. ¡Rápido, volverlo a la
normalidad! Ora sí, enciende, busco el 13... ¡tarde! Ya
pasó el noticiero nacional para Puebla, sólo media
hora. No voy a ver a mi hija Ana en la tele, ni modo.
Epílogo
El adolescente "a la vista" abre la puerta y
entra. Le doy a leer este texto, confiando que en su
rostro aparecerán hondos surcos de arrepentimiento y ya
me parece escucharlo:
-Querido abuelito Marcos, discúlpame, no fue mi
intención, palabra de honor que no volverá a suceder.
¿Y bien...? Terminada la lectura de mi texto, el
adolescente dice algo un poquito distinto, oigan:
-¿Y ora qué? No manches... estás muy lento, güey, yo
en cinco minutos habría hecho todo eso, te falta
entrenamiento, me cái...
Ya qué... no es momento para preguntas. De cualquier
manera, habría sido inútil; el adolescente ha puesto el
aparato de sonidos a todo volumen, no se escucha una
palabra. Ya qué.
|