Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 20 de enero de 2002
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Política
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Guillermo Almeyra

Argentina: Ƒmás de lo mismo, golpe o vía cubana?

La Unión Europea habla de la posibilidad de un golpe militar en Argentina (que, por supuesto, salvaría las decenas de millares de millones de dólares de los capitalistas españoles, italianos y franceses que por nada se compraron allí casi toda la banca y las principales empresas). Un golpe de ese tipo sería el tiro de gracia al Mercosur y, por eso, no sería mal visto por Estados Unidos, pues allanaría la vía hacia el ALCA. Además, inauguraría un nuevo ciclo de poderes represivos, correspondientes a la recesión mundial y a la guerra que está haciendo Estados Unidos pisoteando todas las convenciones, resoluciones onusianas y leyes internacionales.

El poder omnímodo del capital financiero y del imperio estadunidense ya es trabado por los aspectos democráticos formales, sobre todo porque no le aseguran consenso ni refuerzan ya su dominación sino que, por el contrario, dan tiempo y espacios para la organización de las protestas antisistémicas. El golpe, por lo tanto, no está excluido ni del lado de los mandantes de todas las dictaduras (la oligarquía y los imperialistas) ni por las características de las fuerzas armadas argentinas, que siempre fueron el "partido" de esos dos sectores.

Sin embargo, tropezaría con dificultades. En primer lugar, la gran radicalización de la población y el hecho de que la clase media pobre, y hasta la acomodada, están haciendo un frente único con los desocupados, marginados, campesinos medios y pobres, trabajadores. En segundo lugar porque por primera vez en la historia argentina nadie confía en las instituciones (de cualquier tipo que ellas sean) ni espera salvadores desde el Estado, ni respalda a los anteriores aparatos de mediación, hoy totalmente desprestigiados (partidos, burócratas sindicales, Iglesia), que siempre respaldaron a las dictaduras. En tercer lugar porque mientras los generales están en los consejos de administración empresariales y han participado en las especulaciones financieras, la baja oficialidad y la suboficialidad, pertenecientes a la clase media, han sufrido todas las angustias del "corralito" y de la crisis. Al igual que sucede con la Iglesia católica, la crisis de dominación que vive la Argentina golpea al ejército porque divide socialmente a los instrumentos que sólo pueden asegurar la represión si están unidos y si los cuadros acatan la disciplina de las jerarquías, lo cual ya no es el caso.

Es muy escasa la posibilidad, por otra parte, de que la alianza peronista-radical que encabeza Duhalde, con el apoyo de Alfonsín, y que se desmorona todos los días, pueda mantener los restos de la política aplicada por Alfonsín, Menem y De la Rúa y que llevó al desastre. El miedo impuesto por las desapariciones, primero, y por la hiperinflación y los golpes, después, ya no tiene el mismo impacto, sobre todo en los jóvenes que no vivieron la derrota ni el terror. Tampoco hay la menor ilusión sobre esos "gobernantes" de los cuales la gente dice: šse tienen que ir todos!

La otra posibilidad, por consiguiente, es la cubana pues, como se recordará, la revolución policlasista y democrática contra Batista en 1959 se profundizó socialmente y llevó a la estatización de las palancas de la economía sólo porque la fuga de capitalistas y capitales y la agresión imperialista obligaron a adoptar ese camino.

Hoy nadie da crédito a Argentina y, por supuesto, nadie invierte allí. El sistema financiero, por otra parte, demostró ante todos ser un poderoso aparato de succión de los ingresos nacionales, para mandar enormes ganancias a sus casas matrices en el exterior. Jamás tuvo como misión financiar el desarrollo ni sostener el mercado interno. Debe ser nacionalizado, y la deuda externa, que pasó ilegalmente de 8 mil millones de dólares antes de la dictadura a los 141 mil millones actuales, debe ser declarada nula, porque el país pagó ya en servicios de esa deuda 200 mil millones de pesos.

Si Cuba pudo sostener el bloqueo, Argentina está en mejores condiciones, por su aparato industrial, comercial, su nivel cultural, y por el hecho de que, aunque no existe ya la Unión Soviética, la sobrevivencia de los demás países del Mercosur depende en buena medida de que Argentina siga produciendo, comerciando, existiendo. Por lo tanto, aunque la bloqueen seguirá siendo interesante para algunos países europeos y para sus vecinos, aunque fuese sobre la base de trueque -pongamos- de trigo por acero, de alimentos por tecnología. Las asambleas populares que se realizan en todos los barrios de Buenos Aires, y que se coordinan entre sí, formulan estas exigencias, además de reclamar la convocatoria de una asamblea popular constituyente y la prisión para todos los ladrones y corruptos. Las reivindicaciones antisistémicas comienzan ya a encontrar fértiles centros de elaboración y de autorganización, unitarios, pluralistas, por sobre los partidos. Eso es lo nuevo y prometedor.

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