Viernes 18 de enero de
2002 |
Entrepanes Devuélvanle sus piernas n Alejandra Fonseca |
Pancho se dedica al
comercio, tiene 52 años y es discapacitado. Hace dos
años, por enfermedad, le amputaron las dos extremidades
inferiores, una arriba y otra abajo de la rodilla. El
Instituto para la Asistencia Pública del estado de
Puebla (IAPEP) le entregó en junio de 2000 ambas
prótesis para poder tener una mejor vida. Pancho, con sus dos prótesis puestas, ese día salió feliz y caminando del IAPEP para buscar quién le diera terapia para aprender a ponerse solo las prótesis y caminar mejor. Lo recomendable era ir al CREE (Centro de Rehabilitación y Educación Especial), pero "como queda por el Batán y saldría caro el taxi", buscó quién diera terapia más cerca. El 19 de junio del mismo año, Pancho llegó a un consultorio en la diagonal Defensores de la República número 109-B con el doctor Rubén López Mora, quien le recomendó una hora de terapia tres veces por semana, cobrándole a 100 pesos la hora, gasto que corrió por su cuenta. Las prótesis debían quedarse en el consultorio mientras Pancho aprendiera a ponérselas y quitárselas solo y a caminar. Empezaron las terapias con la prótesis derecha, de la rodilla para abajo, pero un día Pancho no la encontró y López Mora argumentó que la había llevado para una "prueba". A los dos días apareció, pero le dijo el doctor que la prótesis no servía, que estaba mal hecha, que le haría la que necesitaba, y le cobró 5 mil pesos adicionales, dinero que Pancho consiguió en Cáritas. La prótesis original se perdió y la hechiza, construida con algunos elementos de la primera, lastimó enormemente el muñón de Pancho, quien le reclamó al doctor. éste argumentó que eso les pasaba a los primerizos y que se aguantara, porque además él era "de muñón inestable". Aprender a caminar con la prótesis izquierda y ponérsela era más complicado porque incluía una rodilla que se sostiene al cuerpo con una suspensión. Iniciaron la terapia, y un día la prótesis fue puros alambres, sin funda, sin suspensión, sin rodilla, sin razón justificada. Al inicio el doctor, bondadosamente, prestó a Pancho una suspensión vieja. Al ponerla se descubrió que la rodilla tampoco estaba. Pancho reclamó y el doctor dijo: "Tomé todo prestado para otro paciente que también está en terapia", y ofreció otra rodilla. Enojado, Pancho recogió su muy maltrecha prótesis, sin funda, sin rodilla, sin suspensión, y la llevó a revisar con otro médico, que le dijo que la rodilla original era alemana, muy buena y cara -10 mil pesos-, y ésta era brasileña, de lo más corriente. Pancho tomó un taxi, se dirigió al consultorio de López Mora y lo confrontó por la pérdida de la prótesis derecha y el desmantelamiento total de la izquierda, ambas con un costo de más de 50 mil pesos. El doctor, güevudo, le dijo a Pancho: "No te devuelvo nada y hazle como quieras." En agosto de 2001 Pancho acudió a la agencia norte del Ministerio Público y demandó al doctor Rubén López Mora por robo y abuso de confianza. Es la fecha que el asunto no camina. Pancho ahora anda en una silla de ruedas bien jodida que con grandes esfuerzos compró, y sigue trabajando arduamente para cubrir los gastos que implicó demandar e ir y venir del MP durante seis meses para ver si algún día se hace justicia y obligan al doctor a devolverle sus piernas. Mientras, el MP no camina... |