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Ť Las cenizas de la cantante serán lanzadas
a los cuatro vientos sobre el mar de Chiapas
Amparo Montes, uno de los pilares de la música
romántica: María Victoria
Ť El bolero fue para La Voz Pasional de la Radio símbolo
de armonía y poesía
Ť Yekina Pavón entonó algunos temas en la
funeraria; en el panteón también se rindió homenaje
ARTURO CRUZ BARCENAS Y JAIME WHALEY
Las últimas palabras de Amparo Montes -quien falleció
el pasado sábado a las 20 horas, víctima de una afección
pulmonar, en el hospital Santelena del DF- fueron para el público
que la siguió desde que tenía 14 años, expresó
Amparo Meza de Peña, hija de la cantante chiapaneca nacida en Tapachula,
en 1924. "Le dio las gracias", precisó.
Ayer, en una capilla de la funeraria de Félix Cuevas,
la cantante Yekina Pavón entonó temas que hicieron más
emotivo el momento. En la pared, un cuadro con una foto de Amparo Montes
-cuyo verdadero nombre fue Amparo Meza Cruz- la mostraba sonriente, como
su hija quiere que se le recuerde.
La
muerte de Amparo unió a familiares y amigos que durante décadas
la escucharon interpretar lo mejor de Agustín Lara. Su hija dijo,
a un lado del féretro, que le hubiera dado gusto ver a tantas personas
en ese momento de adiós. "No sabemos qué pasará con
La Cueva -su negocio de bohemia, donde el bolero era el género de
lujo-; La Cueva era ella".
Amparo Meza agradeció a Pepe Jara, El Trovador
Solitario, su presencia: "Llegó y nos dio el pésame.
Fue uno de los primeros en hacer acto de presencia, en el hospital Santelena".
Ayer, a las 19 horas, fueron cremados los restos de la
también llamada Señora Bolero de México, en
el panteón Español de esta ciudad. Sus cenizas serán
lanzadas, "en unas dos semanas", a los cuatro vientos, sobre el mar de
su tierra natal, para cumplir su última voluntad, informó
su hija.
Amparo Montes deja a México un legado de romanticismo,
en el que destacó en la denominada Epoca de Oro de la radio, donde
brilló entre voces entrañables como la de Toña La
Negra. Su álbum familiar refiere su paso por el mundo y su grandeza.
Ahí aparece junto a Elena Burke, en otra imagen con su compositor
preferido: Agustín Lara, El Flaco de Oro; en otra con una
de sus mejores amigas, Irma Dorantes.
Para Amparo, el bolero es síntesis de melodía,
armonía y poesía. Cada quien le imprime su estilo y sentimiento.
Más de 60 años desarrolló una carrera
en la que recibió numerosos reconocimientos, como el Premio Bravo,
de la ANDI; la medalla Eduardo Arozamena, de la ANDA; el Calendario Azteca,
de la Ampryt; el Antena, de la Cámara Nacional de la Industria de
la Radio y Televisión, que se la entregó el presidente de
la República; el premio Chiapas 1997, y la que recibió con
lágrimas de emoción: la Medalla Agustín Lara, que
le otorgó el gobierno de Veracruz, entre muchas distinciones más.
Se presentó en casi todos los foros importantes
de México y algunos de América Latina y Estados Unidos.
La siguieron hasta el final
Los fieles seguidores de Amapro Montes, aquellos que fueron
tras la huella de su andar por los varios escenarios capitalinos donde
la cantante chiapaneca estableció su Cueva, también la acompañaron
al panteón donde fueron cremados sus restos y recibió un
musical reconocimiento.
La cauda de los incurables adictos al bolero desfiló
ante el féretro gris rodeado de flores que enviaron los múltiples
afectos que generó Doña Amparo Meza Cruz en su larga carrera.
"Fue la mujer más linda, la conocí a principios
de los cuarenta, estaba yo en el segundo batallón de Transmisiones
y fue a cantar al Foreign Club, donde está hoy la estación
del Metro Cuatro Caminos. Platiqué con ella si acaso dos veces pero
la admiré mucho", dijo Orlando Galleveta León, quien le presentó
sus respetos con una guardia al lado del catafalco.
Gente de todos los estratos llegó a la funeraria.
Jorge Díaz Serrano recordó cuando pretendía a su esposa
Helvia: en una noche de bohemia se le ocurrió llevarle serenata,
pero no encontró ningún cantante así es que llegó
hasta donde actuaba Amparo quien se ofreció para el gallo "yo hago
voz de hombre, Jorge, te acompaño".
Empezó la despedida
María Elena y Patricio, ella con su voz y él
con su guitarra y ambos acompañantes ocasionales en las Cuevas,
se encargaron de empezar la despedida musical. "La vimos por última
vez en el aeropuerto de Monterrey, hace un par de meses", dijeron, y precisamente
en la ciudad reinera Amparo Montes debió de haber dado una actuación
en el Club de Industriales el 17 de noviembre; la función hubo de
cancelarse, pues la cantante iba ya sumamente afectada de los bronquios.
"Llenó
toda una época de México, la vamos a recordar por siempre",
señaló Enma Castro Ruz, quien junto con su esposo, Victor
Lomelí, eran de los habitues de cualquier lugar donde se
presentara la llamada Señora Bolero, como el lobby del
hotel Marquis, último sitio en que cantó la noche del 16
de noviembre.
"Era la única novia que le permití a mi
marido", dijo por su parte Alicia de Alba, mientras su cónyuge,
Jorge Aguilar Borbolla, admirador de Amparo desde principios de los sesenta,
entonces soltero, cuando actuaba en lo que fue su primera Cueva, el penthouse
del edificio Monterrey, en Polanco, agregó que efectivamente Amparo
advertía al público, "acaba de llegar mi novio, acompañado
de su gentil esposa".
Enrique Quesada, integrante de Los Diamantes, recordó:
"La conocí en W, en los comienzos de su carrera. Por su arte merece
un sitio muy especial dentro de la música popular". Mientras Alejandro
Algara expresó que "Amparo no ha muerto, nada más ingresó
en la gloria de la eternidad, deja un gran patronato de sensibilidad, de
talento, de categoría. ¡Qué mala onda que se haya ido
tan pronto!".
El apoyo de la cantante era de sobra conocido para con
los nuevos valores, por así decirlo, como el caso de Maribel Salazar,
soprano cantante de ópera, pero también intérprete
de música mexicana que recibió su impulso.
Jorge Fernández, cantante también pero de
la vieja guardia, recordó su amistad de más de medio siglo:
"Junto con María Castilla, una española muy guapa, Amparo
y yo no íbamos a los cabarets de antes y acbabamos con las botellas
de güisqui".
Zeferino Nandayapa, músico, ejecutante de la marimba,
se excusó de no poder tocar para ella, señaló que
su pérdida era lamentable para el país.
Y así, en un día nublado que olvidara el
Sol, como dice la letra de Azul, una de sus creaciones, Amparo Montes
fue despedida.
El compositor Mario Ruiz Armengol, dijo: "Me duele. Las
emociones de ese tipo hacen daño al corazón. Para mí,
Amparo fue una institución. La conocí desde que llegó
de Chiapas y cuando comenzó en la XEQ. Se especializó en
Agustín Lara, quien da de comer a muchos todavía. Figuró
en la Epoca de Oro de la radio, cuando había muy buenas voces. Tuvo
varios programas de radio y de su sitio, La Cueva, sacó provecho.
Me duele, pero yo también sigo luchando contra las enfermedades.
Lo mío no es mortal... espero. Amparo decía las canciones
mejor que nadie. Cantaba todo bien y su memoria era prodigiosa; se sabía
todas las canciones. Su voz era adecuada para el bolero, pero podía
cantar bien a cualquiera. A mí me grabó Hoy me fui a recordarte.
Era una gran compañera y cuando cantaba entregaba su corazón.
Decía más sus canciones cuando cantaba. Su dicción
era perfecta."
La actriz cantante María Victoria, refirió:
"Se nos ha ido un pilar de la música romántica. Era de alabarle
su voz, su memoria, pues no había canción que no se supiera.
Estuvo aún en el homenaje a Lara, en diciembre, y yo la conocí
mediante Bruno Terrazas -quien le compuso el tema Señora bolero-,
allá por los cincuenta y tantos... cantaba muy bonito."
Yekina Pavón afirmó: "Fue una de las grandes
cantantes de la música romántica; era un ejemplo de defensa
y amor por la música; perseveró y es un ejemplo de alguien
que dio arte, del verdadero. Voz y temperamento. Ella sí cantaba.
Me gustaba la forma en que interpretaba Noche de ronda, las cosas
de Lara. Hasta las canciones feas las hacía bonitas."
El político Eduardo Andrade, comentó: "Es
una gran pérdida. Fue la voz más grande, en su estilo. A
los que nos gusta lo romántico nunca la vamos a olvidar. Su versión
de Sorpresa, de Gonzalo Curiel, es conmovedora."
La actriz María Teresa Rivas dijo: "Yo la quise
mucho; fue mi amiga y teníamos afinidad. Su voz la conservó
hasta el final, con su fuerza y temperamento."