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Ť La escritura, el sicoanálisis, el feminismo
y el erotismo, estímulos de la autora parisiense
Veinticinco años del fallecimiento de Anaïs
Nin
ALEYDA AGUIRRE
"Tengo
12 años y estoy bastante alta para mi edad; todo el mundo lo dice.
Soy delgada, tengo los pies grandes y las manos también, con los
dedos largos que suelo crispar por nerviosismos. Tengo la cara muy pálida,
unos grandes ojos castaños, perdidos, y temo que revelen mis insensatos
pensamientos". Así se describía en una de las páginas
de su diario ?con fecha 20 de mayo de 1915? la escritora parisiense Anaïs
Nin (1903-1977), quien mañana cumple 25 años de haber fallecido.
A sus 11 años (1914), la también feminista
empezó a escribir sobre su vida, justo cuando su padre, el compositor
español Joaquín J. Nin y Castellanos, abandonó a su
madre, Rosa Culmell, por una mujer más joven. A partir de entonces,
su afán por la escritura se tornó casi enfermizo y sólo
cesó debido a sus acercamientos con el sicoanálisis (Nin
mantuvo una relación estrecha con Otto Rank, discípulo de
Sigmund Freud, que influyó sobremanera en su vida) y a sus 74 años,
cuando dejó de existir, víctima de cáncer.
Estuvo a punto de abandonar la literatura por el sicoanálisis,
pues ambas cosas se le hacían incompatibles; no obstante, optó
por la primera, al grado de afirmar:
"El diario es mi droga. Es mi droga y mi vicio", al tiempo
que en un principio explicaba que era una forma de terapia para supuestamente
contarle su vida a su padre ausente. Vivió en Nueva York, donde
estudió en una escuela católica, trabajó de modelo,
estudió danza y retornó a Europa en 1923, año en que
se casó con el banquero neoyorkino Hugh Guiler; se desconoce cuánto
duró esa unión.
Sus ires y venires amorosos y eróticos ?algunas
veces reales y otras ficticios?, sobre todo con el escritor estadunidense
Henrry Miller y con Lawrence Durrell fueron descritos a detalle en su obra:
más de 15 mil hojas escritas a máquina que conforman 150
tomos, aunque también en ellas reflejó su espíritu
feminista: "me niego a vivir en el mundo ordinario como una mujer ordinaria.
A establecer relaciones ordinarias. Necesito el éxtasis. Soy una
neurótica, en el sentido de que vivo en mi mundo. No me adaptaré
al mundo. Me adaptaré a mí misma".
Previendo que sus trabajos eróticos serían
rechazados por las buenas consciencias, Anaïs fundó una casa
editorial, denominada ediciones Siana. Aunque Nin escribió también
novelas e historias cortas, las revelaciones de sus fantasías sexuales
la convirtieron para algunos críticos en una "pornógrafa
sin mucho entusiasmo".
En 1987 apareció la colección Henry,
June y yo. Un diario íntimo, que incluyó pasajes censurados
de los diarios parisiense de 1931 y 1932, vedados en aquel momento por
respeto a las personas que aún vivían y que eran mencionadas
en la publicación. Veinte años después de su muerte
aparecieron Fuego y Diarios de París no censurados.
Sin embargo, su época de gloria la vivió en los años
60.
Según Noël Riley Fitch, biógrafo de
Nin, ella "se construyó para sus lectores imaginados, presentando
en sus páginas una imagen cuidadosamente estilizada, apasionada
y misteriosa... mientras internamente ocultaba en un laberinto literario
de espejos su vida apasionada y tumultuosa y a veces dolorosa e insegura''.
Entre las obras de Anaïs Nin figuran: Pequeños
pájaros, La novela del futuro, Le extractos de Anaïs
Nin, Espíe en la casa del amor, Diario de Anaïs
Nin 1947-1955 y Anaïs: la vida erótica de Anaïs
Nin.