Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 10 de enero de 2002
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JAZZ

Antonio Malacara

El jazz en México, según Alain Derbez

Nery_1LA HISTORIA DEL jazz mexicano (y de la música popular en su conjunto) está desperdigada, dispersa, esparcida a los cuatro vientos, agazapada entre las páginas de algunas revistas subterráneas o escondida entre las necias notas de algunos diarios. En 1994, Alain Derbez dio un primer paso para abrir ventanas y publicó un sorprendente libro titulado Datos para una historia aún no escrita -una aproximación al jazz en México-.

A PESAR DEL limitado poder de distribución de la editorial Ponciano Arriaga (del gobierno de San Luis Potosí), el autor nos regalaba con este volumen los primeros claroscuros de nuestra historia. Lector irredento, historiador de academia, poeta y músico de corazón, Derbez nos entregaba diez años de una investigación meticulosa y obstinada; compartía con nosotros la lectura de cientos de periódicos, libros y revistas, la producción de otras tantas horas de radio, la inteligencia en el tratamiento de la información y el placer del ser y el estar en el microcosmos del jazz nacional.

EN DICIEMBRE DE 2001 llegó la segunda versión del libro. Y no hablamos de una segunda edición, porque esta nueva entrega no sólo ha sido corregida y aumentada en todos y cada uno de sus trece capítulos, sino que ha variado desde el título (ahora lleva el de El jazz en México -datos para una historia-) hasta muchas de las formas gramaticales con que se cocinó el primero. Además, la casa editorial es ahora el Fondo de Cultura Económica, con lo que la investigación de Derbez ha asegurado, al menos, la penetración de todos tan deseada: en México y en el extranjero.

LA RIQUEZA Y la variedad de los datos, las reflexiones y las preguntas que saltan a cada momento, se disfrutan a lo largo de 480 páginas. Alain consulta voces autorizadas y la autoridad de su propia voz las complementa. Pero además resulta impresionante leer los denuestos y las despotricantes frases con que algunas luminarias de la antigüedad (Luis G. Urbina, José Vasconcelos, Manuel M. Ponce, Carlos Chávez o Lerdo de Tejada) pretendían reprimir y descalificar al jazz. Hoy continúan las injurias, pero las luminarias cedieron el paso a los burócratas.

EL CUMULO DE las anécdotas aquí vertidas requeriría más de tres lecturas, pero a cada paso surgen apuntes impactantes, como el éxito en Nueva Orleáns de la Banda del Octavo Regimiento de Caballería, a fines del siglo XIX, sorprendiendo a propios y gabachos, logrando que Porfirio Díaz se parara todavía más el cuello, pero sobre todo ratificando la excelencia instrumental que desde entonces mostraban nuestros músicos. Derbez rescata la admiración confesa que despertaron Lorenzo Tío, Alcide Núñez, Joe Viscara o Florencio Ramos entre los primeros jazzistas del otro lado, y argumenta la influencia de la música mexicana (sones huastecos y música norteña) en los albores del ragtime y el jazz.

PERO CHOVINISMOS (FUNDADOS o no) aparte, éste es un libro imprescindible para cualquiera que pretenda acercarse a la realidad del jazz mexicano. La obra ha sido restructurada en su totalidad, pero resalta lo hecho en el capítulo 5, donde se actualiza la información de 1993 al 2000; en el 11 se agrega una entrevista con Enrique Nery, en el 12 aparecen nuevos personajes y se añaden teléfonos y correos, en el 13 aumenta la discografía seleccionada en casi un centenar de títulos (aunque siguen faltando algunos muy importantes) y en la introducción el poeta afirma que el jazz en México huele a pan y a madrugada.

PARA ALAIN DERBEZ ésta no es la historia de nuestro jazz, para él es sólo una aproximación, la segunda. Para nosotros, resulta un parteaguas en la historiografía de nuestra música popular, un excelente solo de pluma y computadora que, lamentablemente, ya está recibiendo las primeras recriminaciones y embestidas de parte de algunos "especialistas" en la materia. Aunque esto no debe sorprendernos; siempre ha de haber gente pa' todo. Ahí están los Bush, los Bin Laden, los Fernández de Cevallos, Ƒpor qué no habrían de estar entonces los carroñeros del jazz nacional?

 

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