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Otro drama argentino: ƑVisa? En 2004
"En otros tiempos, ya habría golpe de Estado", afirma un aspirante a emigrar
JAIME AVILES ENVIADO
Buenos Aires, 8 de enero. "Me dieron cita para iniciar mi trámite en mayo de 2004", dijo esta tarde un hombre, descompuesto por la ansiedad, al salir del consulado de Italia. "Lo normal es que los procedimientos demoren año y medio, pero estamos desbordados", reconoció Vicenzo Palladino, titular de la oficina. Empujones e insultos, mientras tanto, hubo a las puertas del consulado de España, donde se incrementó en forma notable el número de personas que buscan una visa para irse de Argentina.
La prensa y la televisión locales concedieron hoy la mayor relevancia al tema de los que desean emigrar, pero a las filas formadas por éstos desde hace dos semanas, y a las que se enroscan en las calles alrededor de los bancos desde los primeros días de diciembre, ahora se han sumado las que hacen los enfermos de diabetes, que se pasaron la mañana tostándose al sol frente al número 1800 de la avenida Tucumán para recibir una dosis gratuita de insulina, fármaco sin el cual sencillamente se mueren.
Ferroviarios despedidos, empresarios de agencias de viaje, recolectores de basura, curtidores de pieles y choferes de autobús salieron a cortar el tráfico y sonar tambores en distintos rumbos de esta ciudad exigiendo, respectivamente, reinstalación en sus empleos, que no aumenten las tarifas aéreas y les paguen el aguinaldo y los salarios de noviembre y diciembre, una demanda similar a la que reivindicaron empleados municipales de las provicias de Mar del Plata y Santa Fe, donde por un pelo no estallaron nuevos disturbios.
Tras el silencio de la clase media capitalina, que le ha concedido una tregua al gobierno de Eduardo Duhalde, aguardando la flexibilización del corralito que le permitirá aumentar de mil a mil 500 pesos mensuales el monto de sus retiros bancarios (medida acompañada ahora de la promesa de establecer un calendario para la devaluación de sus depósitos a los ahorradores), la protesta social empieza a crecer en el mundo del trabajo, en el que terminará por generalizarse a causa de la reducción de sueldos que traerá consigo la devaluación.
"Los salarios promedio de mil dólares caerán a 600", calculó un diputado de Argentinos por una República de Iguales (ARI), tercera fuerza electoral del país. "La gente va a cobrar mucho menos, como corresponde a cualquier nación pobre del Tercer Mundo, porque se acabó la ficción de vivir como si fuéramos una economía europea", agregó, vaticinando fuertes y próximas convulsiones dentro de pocos meses.
Mientras en los bancos siguen suspendidas las operaciones de compraventa de dólares (una disposición que entró en vigor el 20 de diciembre, iba a levantarse mañana miércoles pero a última hora fue ampliada un día más), en las vitrinas de algunas tiendas del centro los comerciantes han empezado a colgar carteles en los que se ofrecen a tomar la moneda estadunidense a 1.50, diez centavos más que el cambio oficial.
Pero tras de una visita a varias cuevas, oficinas encubiertas dedicadas al mercado negro de dólares en el barrio La City, se comprobó que allí tampoco hay billetes verdes, lo que ratifica la quiebra absoluta de las reservas estatales. Sin embargo, en el frente externo las cosas no son menos apremiantes.
Repercusiones en España
The Washington Post, The New York Times, The Wall Street Journal y The Miami Herald criticaron hoy el programa de emergencia de Duhalde, calificándolo a coro de "neopopulista". La prensa ibérica, a su vez, arreció sus comentarios contra el nuevo gobierno argentino, al que hace responsable por la pérdida de 10 mil millones de dólares registrado el lunes en la bolsa de valores de Madrid.
Toda vez que la petrolera Repsol deberá pagar un impuesto por sus exportaciones de hidrocarburo, y que Telefónica y otras firmas hispanas cobrarán en pesos devaluados las tarifas que sus clientes les adeudaban en dólares, los inversionistas dejaron caer las acciones bursátiles de esos consorcios, lo que trató de impedir el presidente de España, José María Aznar, durante su conversación telefónica realizada la noche del viernes con Duhalde, reseñada por este diario en su edición del domingo.
Pero si las empresas y los mercados protestan desde Estados Unidos y Europa contra el mandatario argentino, aquí en Buenos Aires hubo un pequeño cacerolazo frente a la embajada de España, en solidaridad con el que simultáneamente realizaban migrantes argentinos en Barcelona.
La demanda fue la misma: simplificación de trámites para que los desahuciados económicos de aquí puedan huir al reino de Juan Carlos I, y los que viven allá reciban ayudas más amplias.
"Yo soy chango, o sea, hago changuitas (trabajos informales) de jardinería, no soy descendiente de español pero tengo que irme porque me estoy cagando de hambre en Argentina", decía esta tarde al rayo del sol un individuo de 30 años frente a la representación consular española.
Sus palabras transparentaban lo que poco a poco será más visible: debajo de la clase media existe un mundo más ancho y desprotegido, el de los 14 millones de pobres reconocidos oficialmente (en un país de 36 millones) que sufren con mayor velocidad el agotamiento de sus flacas reservas de subsistencia.
"En otros tiempos el ejército argentino ya habría dado un golpe de Estado", teorizó por su parte un intelectual que desea emigrar a Italia.
"Pero hoy, en vez de estar aceitando las armas, la preocupación de los coroneles argentinos es saber si van a cobrar su próxima paga", añadió en el caótico vestíbulo de la oficina, donde el cónsul Palladino in-formaba a otros periodistas que va a contratar a cinco empleados más porque los 50 que actualmente allí trabajan ya no se dan abasto con tantísimos aspirantes al exilio económico voluntario.
Duhalde, a todo esto, cumplió este martes su primera semana al frente del gobierno, superando el récord del ex presidente Adolfo Rodríguez Saá, que renunció al séptimo día de su mandato.
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