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Ť En la Sogem se ofició con la palabra, gravada hoy con el impuesto sobre la renta
Dos sesiones y un fin común: dar la batalla por recuperar la exención
Ť La sociedad de escritores se declara en asamblea permanente para defender sus intereses
Ť Cabildear con los legisladores, siguiente paso en una lucha que registra un episodio más
RENATO RAVELO
Dos sesiones en la Sociedad General de Escritores de México (Sogem) y un aspecto en común: la disponibilidad de los creadores de dar la batalla por recuperar la exención autoral, mediante una estrategia moderada de sensibilizar a los legisladores pero no perder de vista la medida extrema, aunque poco probable, de la huelga de cobros. Las ideas fluyeron la noche del lunes y la tarde de este martes, en todos los tonos, con enfados, ironías, alarmas y hasta despistes, como tendría que ser en una asamblea de los que ofician con la palabra, ahora gravada por la Ley del Impuesto sobre la Renta.
En realidad la reunión no empieza a las siete de la noche en el teatro Wilberto Cantón, sino que parece continuar como una extensión de las reuniones de hace meses, cuando se dio la batalla por impedir el impuesto al valor agregado (IVA) a los libros. Ahí también se recuerda la gradual desaparición de la exención de los editores que irá de 40 a 0 por ciento en los próximos años.
Defensa de la creación
Al frente Marissa Garrido, Hugo Argüelles, Víctor Ugalde, Tomás Urtusástegui, Marcela Fernández Violante, Víctor Hugo Rascón Banda, pero en realidad es como si también al frente estuvieran José de la Colina, Alberto Ruy Sánchez, uno de los Jiménez Pons o Ignacio Solares, porque la asamblea extraordinaria sin cáracter resolutivo, recuerda a las reuniones cecehacheras en la que todo mundo tiene valor en su palabra, pero a diferencia de aquéllas en las que se defendían ideales, ahora se trata de realidades, de logros: ''Nosotros pagamos dos veces impuesto porque nuestras obras pasan al dominio público a los 75 años de nuestra muerte'', repiten los participantes de la sociedad que este año cumple su primer centenario, pero que no lo celebrará hasta que esta batalla culmine.
Y en contraste con esas idílicas reuniones estudiantiles mucho de realidad tiene la asamblea, porque también se defienden intereses económicos, en pocos casos modos únicos de vida, así como capitales aunque también principios, como repite Ruy Sánchez: ''Yo no vivo de mis regalías como escritor sino de un trabajo del que pago impuestos, y cuando mi contadora me dice 'por qué pelear' le contesto que es una cuestión de principios, de defensa de la creación''.
Entre las propuestas que se establecen, la de Xavier Robles es recogida por la mesa moderadora: se declara la Sogem en asamblea permanente, hasta que se resuelva el asunto de los apoyos fiscales que fueron modificados en la ley del ISR.
Así como los argumentos, también circulan las dudas, cuando casi al final del lunes, la escritora Marisa Garrido toma con firmeza la palabra para recuperar la propuesta de la ''huelga de cobro'', la cual surgió el viernes y en la que se consideró incluso hacer huelga de escritura (lo que pararía la mayoría de las telenovelas).
Rascón Banda agradece que le hayan recordado esa propuesta, aunque no con mucho entusiasmo: ''Necesitamos estudiar si puede haber un fondo de resistencia, también hablar con las televisoras y que cada rama lo considere, además de revisar con los asesores las formas en lo que eso se puede hacer, pues hay gran vigilancia fiscal de Hacienda en Televisa y en Televisión Azteca''.
La propuesta inquieta a la mayoría de la asamblea, sus miradas no preguntan, no quieren especificar, y como en la mejor asamblea ceceachera, se nota que no siempre las propuestas más radicales tienen óptima recepción. Por lo pronto, queda claro cuando la noche pone fin a la asamblea, que quien quiera cobrar tiene 15 días para ampararse porque le cargarían el impuesto, incluso si es de un trabajo del año pasado. Así es la ley, sentencia Rascón Banda en una fase técnica que parece metafísica: ''El impuesto causa cuando se paga''.
Rebeldía congénita e incurable
Ya no más asamblea. Es momento de los discursos: René Avilés Fabila es duro con el actual régimen; Arturo Azuela cuestiona el mensaje de felicitación de principio de año que el presidente Vicente Fox publica en los diarios y celebra ''la rebeldía congénita e incurable'' de los escritores. Rascón Banda hace lista de las adhesiones y apoyos recibidos, lo mismo del gobernador de Chihuahua, que de los presidentes de las comisiones de Cultura del Congreso, o de las sociedades hermanas, ante un auditorio numeroso, ahora también con la prensa.
Humberto Musacchio recuerda las condiciones adversas en las que se han hecho las grandes obras literarias y es duro con los legisladores; rememora la lucha de hace casi una década, cuando las actuales autoridades hacendarias ocupaban puestos un poco menores. En el imaginario colectivo se tiene una sospecha que expresa La China Mendoza: esto es una ''revancha'' por haber echado para atrás el IVA al libro.
Hay una desidia, lamenta Ruy Sánchez, ''que se está convirtiendo en política cultural'', y en el auditorio escuchan Aline Petterson, Laura Esquivel, Eugenio Aguirre, Fernanda Villeli, el abogado de la Sogem, Ramón Obón, y un invitado especial en la mesa: el diputado Uuc-Kib Espadas Ancona, célebre ya por su defensa solitaria en tribuna a los autores.
Al final de la reunión la intervención del diputado Espadas es celebrada por casi toda la concurrencia, cuando demuestra conocimiento de la problemática en que se desarrolla el creador en el país. Su promesa de juntar el número de diputados necesarios, en los plazos requeridos, para regresar a la exención autoral es recibida como colofón ideal al acto público. Ahora tocará, como dicen en los ambientes políticos, ''cabildear'' con los legisladores, verbo extraño que implica otros: sensibilizar, acordar, intercambiar, convencer, pero que al parecer se ha vuelto imprescindible en la vida política nacional, ante los vacíos ejecutivos.
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