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FUSILERIAS
Alfredo C. Villeda
Toni Morrison: de guerras y utopías
Aún
no se había disipado la polvareda en lo que fue el World Trade Center
cuando ya los gobernantes y centros de decisión gringos lucraban
con la tragedia. Mientras los opositores a la globalización discutían
la situación creada por los atentados, los señores del dinero
se colgaron del suceso para pregonar que el libre comercio es la vía
contra el terrorismo. Por eso Toni Morrison, premio Nobel de Literatura,
acierta al opinar que esta guerra tiene un hedor a dinero.
Si alguien creyó superado el riesgo de las contrautopías
con la caída del Muro de Berlín o el fin de la era Milosevic,
debe olvidarse de Huxley y Orwell y darse cuenta que el planeta globalizado
no sólo está promovido por doctores con humor involuntario,
sino por quienes deciden cuándo se oprimen los botones que destruyen
un país, ya sea con bombas en Asia o con fuga de dólares
en Sudamérica. Vuelve a acertar Morrison cuando dice que quienes
defienden la idea de un paraíso (como el del libre comercio)
lo hacen siempre a partir de la exclusión. "Si no estás con
ellos, en su Edén -expone la autora de Beloved-, no puedes
ser más que su enemigo." No hay salida. El ensayista francés
Jean-François Revel así lo resume en La grande parade:
"Las utopías son el gran mal de los tiempos modernos (...) sus promotores
proponen sociedades totalitarias."
Si bien Morrison se declaró patriota cuando gano
el Nobel, en 1993, lo hizo en la medida en que era la primera escritora
nacida en Estados Unidos en obtener el galardón desde John Steinbeck,
en 1962. Nunca antes había sentido la impresión de representar
a su país. "En todo caso, el patriotismo es una actitud ligada a
la crítica (...) Cuando eres afroamericano en mi país, eres
otro."
Por eso la catedrática de Princeton no se detiene
en su examen. "¿Qué pasa en Asia?", se pregunta en una charla
con Le Nouvel Observateur. "Pues se escogió el camino más
fácil: las armas", además del discurso religioso, ese maniqueo
filtro del bien contra el mal que tanto gusta en casa. Morrison es católica
y aunque reniega de los extremistas de ese culto, se siente cercana "a
los sacerdotes latinoamericanos que se comprometen con los pobres en su
lucha cotidiana." Otra utopía al final de cuentas. La obra más
reciente de esta novelista de Ohio, titulada Paraíso precisamente,
se publicó en 1998.
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