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NY: la fiesta se acabó
El nuevo alcalde, Michael Bloomberg, anuncia que adoptará
medidas de austeridad para enfrentar la crisis fiscal de la ciudad
DAVID BROOKS CORRESPONSAL
Nueva York, 6 de enero. Michael Bloomberg, uno
de los hombres más ricos de Estados Unidos, advirtió en su
primer acto como nuevo alcalde de Nueva York sobre la necesidad de promover
medidas de austeridad para enfrentar la crisis económica y fiscal
que enfrenta esta ciudad.
Bloomberg, con una fortuna personal calculada en unos
4 mil millones de dólares y quien como candidato gastó 69
millones de su propio peculio ?un récord histórico para una
elección municipal? para llegar a la alcaldía, declaró
que los tiempos de auge y prosperidad se acabaron por el momento.
"Los hechos están claros. No tendremos los recursos
para todo lo que deseamos. Ni siquiera para todo lo que actualmente tenemos",
declaró en su discurso del primero de enero. Así, el primer
hombre de negocios que ocupa la alcaldía de esta ciudad en más
de un siglo (de hecho un hombre con nula experiencia política) llegó
para avisar lo que todos saben: la fiesta se ha terminado.
Insistió, sin embargo, que "Nueva York será
reconstruida, renovada y seguirá siendo la capital del mundo". Pero
de momento, indicó, ajusten sus cinturones. El nuevo alcalde llega
en momentos de crisis que podrían ser los peores desde los setenta.
Enfrenta un déficit fiscal en el presupuesto del año entrante
de más de 4 mil millones dólares, una economía local
en recesion, en momentos en que el motor de la prosperidad reciente ?el
sector financiero? está estancado.
Una ciudad en shock
Y,
claro, una ciudad aún temblando por las consecuencias económicas,
sociales y sicológicas del 11 de septiembre. Una de estos efectos
es el éxodo de personas y negocios, por lo que una de las prioridades
del nuevo alcalde es convencer a la gente de que permanezca en esta ciudad
herida. Ahí, utilizando su perfil empresarial como uno de los hombres
más ricos de este país (según la revista Forbes,
el 42 más rico del país?, está insistiendo con
sus colegas de ese mundo exclusivo que ahora no es el momento de abandonar
la metrópoli. "Este no es momento para dejar la Gran Manzana.
Nueva York es su futuro", planteó en su primer discurso.
Bloomberg, originario de Boston, hasta hace un año
era miembro del Partido Demócrata, pero se declaró candidato
del Partido Republicano. Novato político con una presencia pública
de poco estilo, con voz nasal y poco hábil con la retórica,
no fue considerado posible triunfador en las elecciones por analistas y
expertos políticos.
El controvertido edil Rudolph Giuliani, quien por ley
no podía buscar relegirse por tercera vez, le dio su apoyo, algo
que resultó clave a partir de los hechos del 11 de septiembre, cuando
el alcalde se convirtió en la figura política de mayor perfil
a nivel nacional. Con un electorado distraído por los atentados
y poco apasionado por el menú de candidatos que se ofrecía,
y, claro, con 69 millones de dólares gastados en la contienda, Bloomberg
sorprendió con su triunfo.
Pero los neoyorquinos no conocían a este hombre,
ya que su participación política no existía antes.
Su campaña fue realizada casi totalmente en los medios. De repente,
una figura poco pública se convirtió en alcalde de Nueva
York, un puesto de alto perfil a nivel internacional.
Pero Bloomberg, además de ser un empresario que
fundó y dirigió la empresa de medios multinacional Bloomberg
L.P., donde generó su fortuna, sabe de administración, señalan
analistas y políticos confiados en que esa experiencia es precisamente
lo que se necesita en esta coyuntura.
Bloomberg de inmediato indicó que buscaría
recortar el presupuesto de la oficina del alcalde en 20 por ciento, como
ejemplo para otras partes de la burocracia municipal. Señaló
que se están evaluando recortes de entre 5 y 20 por ciento en diversas
partes de la burocracia y adelantó que las negociaciones con los
sindicatos municipales tendrán limitantes severas por el presupuesto.
Sin embargo, esta ciudad no es una "empresa" más:
Nueva York opera con un presupuesto de 40 mil millones de dólares
anuales, una burocracia municipal de 250 mil personas, la fuerza policiaca
municipal más grande del país, con 40 mil miembros, así
como el sistema de educación pública más grande de
Estados Unidos, con más de un millón de estudiantes. Mientras
tanto, el déficit proyectado para el año próximo es
casi de 10 por ciento del presupuesto, la ciudad ha perdido casi 100 mil
empleos sólo en octubre y noviembre, y cientos de empresas han sido
cerradas o han abandonado la ciudad.
El futuro inmediato no es de crisis profunda, pero tampoco
de alivio notable.
El empresario llegó a sus oficinas de la alcaldía
el 2 de enero en metro, desde su lujosa casa en la calle 79 ?había
prometido como candidato que, de ser electo, utilizaría el transporte
público al menos una vez al día. En vez de sentarse en la
oficina privada del alcalde, instaló su escritorio en un amplio
cubículo, en medio de sus asesores y otros funcionarios. La austeridad
con el ejemplo.
Bloomberg, cuyo sueldo será de un dólar
al año, y que podría ser el hombre más rico que haya
ocupado un puesto político electo en la historia de este país,
enfrenta ahora un reto: convencer a los ciudadanos de esta ciudad que un
hombre que "sabe de dinero" puede navegar los tiempos difíciles
que enfrenta esta ciudad. Sus primeros intentos han sido abrir el abanico
de relaciones con sectores y agrupaciones que hasta hace poco se sentían
alejados de la alcaldía ?sindicatos, organizaciones de población
negra y latina, figuras del Partido Demócrata, entre otros, para
dar así la impresión de que encabezará un esfuerzo
cooperativo e incluyente para abordar los desafíos inmediatos.
Pero cuando uno de los hombres más ricos del país
anuncia que "todos tendremos que hacer más con menos", será
difícil para algunos que tienen menos ?mucho menos que él?
sentir que el alcalde está sufriendo igual que los demás
en estos tiempos difíciles, aunque todos viajen en metro.
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