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REPORTAJE
Su presencia está relegada a festivales artísticos
El corto mexicano, de calidad pero sin espacios de
exhibición
El cortometraje mexicano se halla saludable y su calidad
reconocida internacionalmente. Tan sólo en 2001 se rodaron 11 bajo
auspicios oficiales; empero, carece de espacios para su exhibición.
Las salas comerciales se niegan a proyectarlos, porque les resulta más
rentable la publicidad. Organismos independientes, como Este corto sí
se ve, buscan abrir espacios para un formato que representa una opción
creativa ante el predominio del cine estadunidense y los altos costos de
los largometrajes
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
La calidad de los cortometrajes mexicanos está
entre las mejores del mundo, pero en México no se ven. No son rentables
para las grandes cadenas de exhibición comercial, que no están
dispuestas a perder el dinero que les deja la publicidad de refrescos de
cola, celulares y demás productos que anuncian durante más
de 10 minutos antes de cualquier largometraje. Hoy el único destino
posible de los cortos son los festivales cinematográficos en el
país y en el extranjero.
Si bien existen proyectos para que las salas comerciales
exhiban cortos, se encuentran aún en etapa de negociaciones. También
hay iniciativas independientes, como la del grupo Este corto sí
se ve, que tiene entre sus planes de trabajo presentar trabajos donde se
pueda, paredes o foros por ejemplo, teniendo como punto de partida el Distrito
Federal para extenderse después a provincia y, en el mejor de los
casos, a otros países.
Funcionarios
y realizadores coinciden en que el corto nacional vive uno de sus mejores
momentos, ya que el Instituto de Mexicano de Cinematografía (Imcine)
cuenta con apoyos a la producción de este formato, y las escuelas
de cine, como el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos
(CUEC), el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) y
universidades privadas tienen entre sus programas de estudio la realización
de cortometrajes y mediometrajes, considerados en el medio como la forma
más rápida de llegar al largometraje.
El director del CUEC, Mitl Valdés, señala:
"es cierto que el corto no se difunde de manera adecuada, pero también
hay que entender que los exhibidores dejarían de ganar dinero".
El problema de la poca difusión "lo podemos atribuir a que las salas
de cine comercial no los proyectan, porque muchas veces los cortos duran
más de 15 o 20 minutos, lo que alteraría de forma significativa
la programación".
Los exhibidores comerciales, agrega, requerirían
cortos con duración de uno a cinco minutos, cuando mucho. "Si no
exhiben cortometraje es porque no son rentables y tendrían que sacar
los comerciales que tanto dinero les dejan".
El director Salvador Aguirre (De ida y vuelta)
subraya que el país cuenta con una buena tradición de cortometraje
y ejemplifica con El héroe, de Carlos Carrera, que en 1994
obtuvo la Palma de Oro en Cannes. Los cortos, subraya "han ganado los premios
que los largos no". Existe la promesa de que los exhibidores van a proyectar
cortometrajes antes de una película, pero "nuestros amigos y distribuidores,
que son los gángsters de este asunto, no van a querer pasarlos porque
siempre ha sucedido. A ellos lo que les interesa es el dinero, no el cine".
Lo ideal es que se proyecten antes de las películas,
"pero de las gringas, para que los vea la gente. Si nos ponen delante
de una película que no ve nadie pues estamos muertos", agrega Aguirre,
quien codirigió con Alejandro Lubezki De Mesmer con amor o té
para dos, producido por el Instituto Mexicano de Cinematografía
(Imcine), cuya filmación concluyó en diciembre.
Precisamente este año el Imcine cambió las
reglas del juego y en lugar de convocar un concurso para premiar guiones,
que pocas veces llegaban a las pantallas, realizó el primer Concurso
Nacional de Proyectos de Cortometraje, de los que se eligieron 11, todos
de diez minutos o menos, y entre ellos se encuentran el de Aguirre; A
la otra, dirigido por Sandra Solares; El columpio del diablo,
del realizador Enrique Rentería, y Veneno, de Montserrat
Larqué. El Imcine otorgó 150 mil pesos a cada proyecto, además
de conseguir patrocinadores para la producción.
El instituto dirigido por Alfredo Joskowicz se encuentra
en negociaciones con las principales cadenas de exhibición comerciales,
como Cinemex, Cinemark y Cinépolis, para que proyecten los cortos
que produce.
Joskowicz reconoce que es una cuestión difícil
porque "obviamente hay un tiempo muy limitado y los exhibidores en el momento
en que reciben dinero por la proyección de publicidad tienen menos
espacio para los cortometrajes".
Para Gerardo Bellido, director de Distribución
Cinematográfica del Imcine, la duración de los cortos es
uno de los limitantes y "tenemos que institucionalizarlos en 10 minutos".
Al respecto, Joskowicz precisó, por separado, que "los festivales
internacionales de primer nivel ven con mejores ojos los trabajos que están
entre tres y 10 minutos".
Sobre el proyecto de exhibir en salas comerciales,
Bellido indica que la intención era comenzar en 2001, pero va a
llevar un poco más de tiempo "porque quisimos agarrarlo bien para
que no sea un intento fallido. Queremos que sea permanente", y adelantó
que podría estar listo este mes.
Alfredo Joskowicz rechaza la idea de obligar a los exhibidores
a presentar los cortometrajes por la vía de la ley ya que "si lo
legislas, cosa que sucedió por ejemplo en Perú, los exhibidores
pueden ampararse y lo han hecho". En este caso "preferimos la negociación
y vamos por buen camino. Como dice el dicho si no puedes contra una pared
pues mejor le das la vuelta. La pared se ha presentado siempre porque los
intereses que alegan son comerciales y en estas épocas en las que
domina la idea de que todo tiene que ser rentable es muy difícil
pelear legalmente. Nosotros hemos preferido negociar y creo que vamos por
buen camino".
El director del CUEC, a su vez, señala que "sería
deseable que la Ley Federal de Cinematografía contemplara el apoyo
no sólo de la producción, sino también de la exhibición
del cortometraje, pero nos encontramos con esta diferencia de intereses
y de criterios entre la iniciativa privada y las producciones del Estado"
y añade: "no hay una legislación más precisa en cuanto
a la difusión del corto, y no podemos exigirles a los dueños
de las salas que exhiban nuestros trabajos".
Valdés convoca a hacer un análisis "con
detalle y desde todas las perspectivas de los participantes en este asunto,
desde productores, distribuidores y exhibidores, de qué es lo conveniente
conciliando intereses y no haciendo diferencias".
Según el director mexicano Ricardo Nikolayevsky
el cortometraje "ha estado un poco castigado", porque existe la visión
de que no es tan importante como el largometraje, "creen que es un trabajo
menos profesional", aunque últimamente se ha abierto el campo para
la difusión de los cortos, sobre todo en muestras y festivales.
Daniela
Michel, directora de la quinta Jornada de Cortometraje Mexicano que se
realizó el mes pasado en la Cineteca Nacional, declara que el corto
"ha recibido mucho impulso en los últimos años. La gente
tiene fe cada vez más en estas pequeñas películas
en las que es la primera vez, y quizá la última, en la que
los realizadores se pueden expresar con entera libertad, porque después
pasan al largometraje y tienen restricciones de la industria. Ahora tanto
el público como los patrocinadores y productores se dan cuenta de
que hay que apoyar esto porque de aquí surgen los realizadores mexicanos".
La actriz Vanessa Bauche, directora del multidisciplinario
Movimiento Cultural Techo Blanco (MCTB), dice que para que los cortos se
vean en el país ''es necesario abrir espacios, luchar por conseguirlos"
y recuerda que cuando comenzó el MCTB hace dos años "no era
tan fuerte la onda de los cortos, ni que los actores de mi generación
estuviéramos tan involucrados en el proceso de realización
o producción. De dos años para acá también
ha habido un interés muy grande por parte del público".
También hay interés por parte de algunas
cadenas comerciales de cine por exhibir los cortos antes de los largos,
y "esa es la parte dolorosa de este fenómeno, porque quienes tienen
en sus manos el poder de decidir no creen todavía que los cortometrajes
sean redituables. Nomás que den chance de hacer una prueba y ver
qué pasa", subraya la protagonista de Amores perros.
Bauche explica que la Muestra Itinerante Este corto sí
se ve, dirigido por Alejandro Ramírez pretende que el público
tenga acceso a los cortometrajes empezando a nivel delegacional, en eventos
gratuitos, con actividades paralelas en las que participen los actores,
realizadores y productores, y sostiene que el corto podría cumplir
una labor educativa importante.
La primera actividad de Este corto sí se ve se
efectuará el próximo 13 de abril. Cada acto, en el que 90
minutos serán de cortos y 30 de homenajes y conducción, se
efectuaría de manera quincenal en plazas públicas y atrios
de las iglesias; la programación se conformará con los cortometrajes
que se reciban en los próximos meses y cada uno de los actos tendrá
un tema particular. Para el 2001 ya se establecieron 24 temas, entre ellos
La historia del cortometraje mexicano, Cortometrajes infantiles, La risa
y el corto, Amor en corto, Las nuevas propuestas, Las mujeres en corto
y La calle en el corto mexicano.
A esta propuesta se suma también la del festival
Sueños Cortos México, hermana menor de Sueños Cortos
Argentina, destinado a mostrar la producción de cortometrajes en
espacios alternativos.
En resumidas cuentas los cortometrajes mexicanos no tienen
nada que envidiar a los extranjeros, sólo falta que alguien se anime
a darles una oportunidad de proyección en las salas comerciales.
Hagan una encuesta entre el público para ver qué prefiere
ver: un buen corto o sólo publicidad.
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