011n1pol ¤ En un estudio comparó costos y calidad entre una de ellas y una clínica de la Ssa Las ONG, una alternativa para la detección temprana del cáncer cervicouterino: INSP ¤ El promedio de muertes por esa causa sigue siendo alto en México, advierte ANGELES CRUZ Las organizaciones no gubernamentales (ONG) son una alternativa para detectar oportunamente el cáncer cervicouterino en población abierta, debido a que los costos que ofrecen al público y sus indicadores de calidad son mejores que los de la Secretaría de Salud (Ssa), concluyó una investigación realizada en el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). Esta enfermedad es la principal causa de mortalidad femenina por tumor en México. Cada año pierden la vida alrededor de cuatro mil 500 mujeres debido principalmente a que detectan ese cáncer cuando ya está muy avanzado, pero, a decir de los especialistas, se puede curar en su totalidad si se hace un diagnóstico temprano con la prueba de Papanicolau. El estudio sobre los costos y la calidad de la prueba para detectar oportunamente el cáncer cervicouterino en una clínica pública de primer nivel y en una ONG con el mismo tipo de servicio, realizado por Jésica Gómez-Jáuregui, adscrita al Centro de Investigación en Sistemas de Salud del INSP, se basó en la tesis de que al mejorar la calidad se hacen más constantes las visitas de las usuarias para realizarse el examen y aumentan las recomendaciones a otras mujeres para que se lo practiquen. Las variables analizadas fueron los costos de todas las partes del proceso, desde la toma de la muestra, la cuota que pagan las usuarias, los tiempos de espera, el traslado, la interpretación de las citologías, entre otras. En la investigación se comparó el trabajo de una clínica del primer nivel de la Ssa con el de la organización Comunicación, Intercambio y Desarrollo Humano en América Latina (CIDHAL), ambas ubicadas en Cuernavaca, Morelos. Con respecto a los costos, la académica detectó que los correspondientes a los proveedores fueron de 112.6 pesos para la Ssa y de 101.7 pesos para CIDHAL. Las usuarias pagaron por la prueba 31 pesos en la Ssa y 20.5 pesos en la ONG. Los tiempos promedio de espera y de traslado para la secretaría fueron de 65 y 10 minutos, respectivamente, con un costo de 15.6 pesos. Para CIDHAL, estos indicadores se ubicaron en 21 y ocho minutos, con un costo de seis pesos. En cuanto a la calidad de los servicios y de acuerdo con una encuesta aplicada a una treintena de usuarias de ambas instituciones, resultó que 60 por ciento de quienes se atendieron en la Ssa y 100 por ciento de las que acudieron a CIDHAL dijeron estar muy satisfechas con la atención recibida. La falta de espacio o equipo necesario para realizar la prueba es una limitación del programa: 80 por ciento de las usuarias de la Ssa reportaron un espacio limitado en la clínica, tanto para esperar como para tomar las muestras. En cuanto al equipo, 50 por ciento reportó escasez de material, pues en muchas ocasiones ellas deben comprar los guantes de látex. Por el contrario, sólo 10 por ciento de las usuarias de CIDHAL reportaron que el espacio, cuando se realiza la toma fuera de la clínica, es limitado. Ninguna de las pacientes opinó que el equipo fuera insuficiente. El tiempo de espera es uno de los indicadores que tienen mayor impacto en la percepción sobre la calidad de algún servicio. Mientras en la Ssa fue de 15 minutos a dos horas, en CIDHAL se ubicó entre 15 y 40 minutos. La entrega de los resultados también registró variaciones importantes. En la Ssa se entregan de dos a tres meses después de haberse tomado la muestra y en CIDHAL de ocho a 15 días después. Al preguntarles si recomendarían a otras mujeres el servicio utilizado para realizarse la prueba de Papanicolau, 60 por ciento de quienes acudieron a la Ssa y 100 por ciento de las usuarias de CIDHAL contestó afirmativamente. Otro aspecto abordado por la investigación de Gómez-Jáuregui, publicada en la revista Salud Pública de México, se refiere a la percepción de los empleados de ambas instituciones en relación con la actividad que desarrollan. Los resultados favorecen nuevamente a la ONG, tanto por la capacitación que da a sus trabajadores como por el entusiasmo de éstos para convencer a las mujeres de que se practiquen el Papanicolau. Además, cuentan con los recursos suficientes para realizar su labor. En contraste, en la Ssa los recursos son limitados; incluso, no hay suficiente equipo (faltan guantes de látex, por ejemlo). Aunque las diferencias en los costos e indicadores de calidad en la atención entre ambas instituciones no son muy amplias, CIDHAL tuvo mejor desempeño, pues proporcionó atención de mejor calidad sin incrementar los primeros. De ahí que la investigación concluye que es conveniente considerar a las ONG como alternativa para detectar el cáncer cervicouterino. Lo anterior es importante sobre todo porque en México alrededor de 8.5 millones de mujeres nunca se han realizado el Papanicolau y en Morelos, entidad donde se realizó el estudio, 48 por ciento de las mujeres nunca se ha practicado la prueba, además de que ahí la tasa de mortalidad por cáncer carvicouterino es de 16 por cien mil mujeres al año, mientras que el promedio nacional se ubica en 9.6 que, a su vez, es de los más altos en el mundo.
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