¤ Difunde antivalores y promueve tabúes religiosos, sexuales y políticos, acusan

Pugnan intelectuales egipcios por suprimir la censura de la televisión, el cine y el teatro

¤ Una de las novelas prohibidas es Hijos de nuestro tiempo, del Nobel Naguib Mahfuz

AFP

el cairo, 3 de enero. Los intelectuales de Egipto pugnan por eliminar la censura de la televisión, el cine y el teatro, acusándola de propagar valores retrógrados y de promover tabúes religiosos, sexuales y políticos.

Después de que los censores de la televisión estatal egipcia autorizaran la serie La familia de Hag Metwalli, presentada durante el Ramadán -sobre las tribulaciones de un hombre que tomó cuatro esposas-, se inició una campaña sin precedentes contra la censura.

Muy criticada estos últimos días por la prensa, esa serie que defiende la poligamia y muestra a las cuatro esposas de Hag Metwalli enamoradas de él, felices y prácticamente sin nada que reprochar a ''su'' marido, suscitó la cólera del Consejo Nacional de la Mujer, presidido por la cónyuge del jefe de Estado egipcio, Suzanne Mubarak.

El consejo invitó la noche del miércoles, en El Cairo, a un millar de intelectuales, artistas y miembros de asociaciones de mujeres a un debate sobre ''la imagen de la familia en la televisión'', en la que se lanzó un llamado para suprimir la censura.

Juzgar el verdadero valor de las obras

El secretario general del Consejo Supremo de la Cultura (organismo presidido por el ministro de la Cultura), Gaber Asfur, no se mordió la lengua al proponer la anulación pura y simple de la censura.

''Llegó la hora de terminar con los tres tabúes que la censura defiende: los tabúes religiosos, sexuales y políticos'', declaró este profesor de literatura árabe.

En Egipto existen dos organismos de censura, el de la televisión que opina acerca de los guiones de las series o películas y el que concierne a las obras artísticas, que debe emitir su acuerdo, antes de la producción, de las obras de teatro y los guiones cinematográficos.

''El dramaturgo, el escritor, el artista deben ser libres, no debemos someterlos a las restricciones impuestas por los jeques que no tienen ninguna relación con el arte'', afirmó Asfur.

El ministro denunciaba un tercer organismo de censura cuyas prerrogativas pueden ser muy discrecionales. Se trata del Centro de Investigación Islámica de Al Azhar, que tiene derecho de veto sobre las obras artísticas o literarias consideradas blasfemas o que atenten contra los valores defendidos por el Islam, en un país en el que el derecho está inspirado en la Charia, la ley islámica.

Ese organismo religioso, cercano al gobierno, prohíbe regularmente obras como la novela Hijos de nuestro tiempo, del Nobel de Literatura, Naguib Mahfuz.

Asfur sugirió sustituir la censura por ''una oficina artística formada por intelectuales capaces de juzgar el verdadero valor de las obras''.

La secretaria general del Consejo Nacional de la Mujer, Farjanda Hassán, criticó ''la imagen ridícula de la mujer en varias series de televisión'', y aludió a la serie La familia de Hag Metwalli.

Hassán contestó a la autoridad exclusiva de las instancias de censura de Egipto y pidió ''una coordinación entre el consejo y esos organismos''.

El célebre dramaturgo Mahfuz Abdel Rahman también denunció el papel negativo de la censura: ''Ataca a todo y sobre todo a los escritores que intentan evocar temas polémicos.

''Yo mismo fui víctima de la censura y durante once años mis obras estuvieron prohibidas en la televisión'', expresó Abdel Rahman, autor de una serie sobre Um Kalsum, cantante egipcia que marcó la historia de la música árabe en la centuria pasada.