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¤ Intenso debate legislativo por la tragedia que
dejó al menos 274 muertos
Dispuesto el alcalde de Lima a asumir la responsabilidad
por el incendio del sábado
¤ Atribuye Alberto Andrade a la policía peruana
la mayor parte de culpa de lo sucedido
¤ El ministro del Interior no descarta que agentes hayan
cometido ilícitos a título personal
DPA
Lima, 3 de enero. El alcalde de esta capital, Al-berto
Andrade, se dijo hoy dispuesto a asumir las responsabilidades que le correspondan
por el incendio ocurrido aquí el sábado último, pero
deslizó culpas hacia la policía, en medio del intenso debate
que ha estallado en torno a ese tema.
Al atender una citación hecha por el Congreso,
el funcionario insistió en que la municipalidad repetidamente trató
de intervenir para que no se almacenaran juegos pirotécnicos en
la céntrica zona de Mesa Redonda, pero indicó que la policía
no contribuyó adecuadamente a esa tarea.
En
la misma sesión parlamentaria el ministro del Interior, Fernando
Rospigliosi, rechazó tajantemente que se culpe a la policía
en su conjunto y pidió en cambio agradecimientos para los uniformados
que "ex-cediendo sus funciones" arriesgaron la vida en la lucha contra
el fuego.
La policía, que 10 días antes del incendio
había levantado sin explicaciones el cerco de vigilancia que había
montado en torno a Mesa Redonda, ha empezado a aparecer como la primera
responsable de la tragedia, pues así lo planteó la fiscal
general de la nación, Nelly Calderón.
Por lo menos 274 personas murieron por el incendio del
sábado en el centro de Lima, que alcanzó dimensiones dantescas
alimentado por toneladas de artefactos pirotécnicos ilegalmente
almacenados.
Según se conoció después de la tragedia,
la policía había reducido fuertemente su presencia en el
lugar, a pesar del riesgo por la proliferación de vendedores de
pólvora e incluso la numerosa presencia de delincuentes de poca
monta.
Hasta ahora la policía no ha dado una explicación
que los analistas estimen convincente, mientras extraoficialmente se afirma
que la aparente negligencia podría estar relacionada con los cambios
que se daban por esos días en la institución.
Según la fiscal Calderón, miembros de la
policía podrían haber sido cómplices en el almacenamiento
ilegal de pólvora.
Al respecto, el alcalde destacó que en las operaciones
policiales previas a la tragedia sólo se hallaron cinco toneladas
de juegos pirotécnicos, cuando después del incendio han aparecido
al menos cien toneladas.
El ministro Rospigliosi no descartó que miembros
de la policía a título individual hayan participado en el
delito, pero rechazó con vehemencia que se pretenda acusar a la
institución. De detectarse culpables serán castigados, prometió.
El titular del Interior ha sido una de las personas más
señaladas en medio del debate que ha desatado la tragedia, pues
medios de prensa escrita lo acusan de haberse excedido en los permisos
para importación de artefactos pirotécnicos, lo que supuestamente
favoreció que entraran mil 136 toneladas de esos productos.
En cuanto a Andrade, al margen de los deslindes con respecto
a la actuación de la policía insistió en que está
dispuesto a asumir las posibles culpas.
"Esto no debe quedar impune. Como mu-nicipalidad de Lima
responderemos por la responsabilidad que nos corresponde", dijo el alcalde,
uno de los principales líderes políticos del país
y a quien muchos ven como presidenciable para 2006.
El parlamentario derechista Alfredo González fue
el que más lejos llegó durante la sesión, al acusar
al burgomaestre de "homicidio culposo".
En medio de la lluvia de señalamientos, voceros
gubernamentales, con el ministro de Justicia Fernando Olivera, han pedido
que no se use la tragedia para buscar beneficios políticos, concretamente
enlodando a miembros del oficialismo o a Andrade.
Hoy se seguían sepultando en un cementerio de Lima
los restos imposibles de identificar de los fallecidos. Como en todos los
casos, se les entierra bajo códigos para después mediante
pruebas de ADN establecer a quién corresponden.
El Estado ha asumido los gastos del sepelio, de las pruebas
de ADN (600 dólares por cada una), del tratamiento para los heridos
y de la salud y educación para todos los niños que quedaron
huérfanos.
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