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Ť La región es la más desigual de
todo el planeta, asegura Bernardo Kliksberg
BID: más de la mitad de los niños de
Latinoamérica viven en la miseria
Ť La pobreza destruye gran número de familias;
madres solas están a cargo de 30 por ciento de los hogares Ť
La tasa de mortalidad materna es cinco veces la del mundo en desarrollo
ANTONIO CASTELLANOS
En América Latina 58 por ciento de los niños
viven por debajo de la línea de pobreza; 33 por ciento de los menores
de dos años están desnutridos, y crece el número de
pequeños que viven en las calles en total desamparo. Un reporte
de Bernardo Kliksberg, coordinador de la Iniciativa Interamericana sobre
Capital Social, Etica y Desarrollo del Banco Interamericano de Desarrollo
(BID), señala que la región es la que tiene un reparto más
desigual de la riqueza en todo el planeta.
Según
este informe, detallado por la analista del BID Christina Mac Culloch,
el 10 por ciento más rico tiene 84 veces el ingreso del 19 por ciento
más pobre.
Además, destacó Kliksberg, la protección
de la familia es un valor central, pero en los hechos la pobreza destruye
diariamente numerosas familias, en tanto que las madres solteras están
a cargo de 30 por ciento de los hogares en América Latina. Las tasas
de mortalidad materna de la zona son cinco veces mayores que las del mundo
en desarrollo.
Hambre de solidaridad
Por su parte, el presidente del BID, Enrique V. Iglesias,
señaló que en la región "hay también hambre
de solidaridad", y destacó la importancia del desarrollo de capital
humano y social para apoyar el progreso económico y el afianzamiento
democrático de los países latinoamericanos.
Manifestó que la recuperación de la democracia
en América Latina conlleva una demanda de mayores valores éticos.
Las comunidades, agregó, juzgan ahora, desde esa perspectiva, las
acciones de los funcionarios, los empresarios y las organizaciones internacionales.
La sociedad civil, una de las grandes fuerzas en los años que vendrán,
incrementará las demandas en el rubro de la ética.
Kliksberg, agregó que estos lamentables datos sobre
la niñez muestran la magnitud de los desafíos que enfrenta
América Latina. Frente a los agudos problemas de pobreza y desigualdad
que presenta la zona, valores básicos tales como la responsabilidad;
la sensibilidad frente a la pobreza, el respeto profundo a la dignidad
humana, principalmnte de los más desvalidos, y la sensación
de urgencia frente a los daños irreversibles que causa la miseria
deberían orientar el diseño de políticas y esfuerzos
por el desarrollo.
En la reunión denominada Etica y desarrollo: los
nuevos desafíos, organizada por el BID, Kliksberg presentó
la iniciativa que fue debatida por representantes del gobierno de Noruega
y de 15 centros académicos para ampliar la discusión ética
en la región e impulsar temas como la responsabilidad social de
la empresa, el voluntariado y las grandes concertaciones sociales para
enfrentar la pobreza.
Explicó que la iniciativa busca impulsar el fortalecimiento
tanto de los valores como del capital social de los países de la
región, aspectos que están profundamente interrelacionados
y se potencian mutuamente. La experiencia internacional indica que los
países con un índice mayor de capital social y ética
han tenido mejores resultados en términos de desempeño económico,
calidad de vida y maduración democrática, subrayó
el especialista.
Durante
la reunión, el presidente de Honduras, Carlos Flores, señaló
que "hay hambre de ética en el mundo", y planteó que además
de recursos y oportunidades la región necesita mayor comprensión
internacional frente a las difíciles realidades que vive.
Hay que ver lo que podemos hacer con lo que tenemos y
no aplicar automáticamente modelos o recetas de otras latitudes,
precisó el mandatario hondureño, quien añadió
que el desarrollo no es ético cuando deja de ocuparse de la brecha
que separa a 80 por ciento de la población mundial con carencias
agudas del 20 por ciento con necesidades satisfechas.
El presidente del Banco Centroamericano de Integración
Económica, Pablo Schneider, y el embajador Jan Erik Leikvang, del
Ministerio de Relaciones Exteriores de Noruega, también mostraron
su preocupación por estos agudos problemas.
Leikvang dijo que la equidad, la inclusión y la
participación social deben constituir un imperativo ético
central de la agenda para el desarrollo.
Rechazo al economicismo
A su vez, el representante del BID en Honduras, Helge
Semb, previno contra el economicismo, y dijo que los acuerdos económicos
básicos no son fines en sí mismos, sino medios para lograr
una mejor calidad de vida.
El encuentro se desarrolló en tres etapas de análisis:
las relaciones entre ética y economía; entre ética
y salud, educación y cuidado del medio ambiente, y la situación
de los niños y los excluidos.
Fuente: BID
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