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Ť Comenzó con death, pasó por la
batucada y llegó hasta al new metal
Soulfly prendió a sus fans con
su fiero estilo musical
En un anexo al Salón 21, que más parecía
un hangar para avionetas fumigadoras que el lugar adecuado para una tocada
de metal, se presentó el pasado sábado 15 de diciembre la
banda de metal Soulfly. Ni el sofocante calor, incrementado por las láminas
del lugar, ni los 300 pesos del costo del boleto (un precio elevado tomando
en cuenta el sitio y las características del grupo) impidieron a
los fanáticos de esta potente banda llenar el lugar hasta el tope.
Con miembros originarios de Brasil y Estados Unidos, Soulfly
ofreció un concierto rebosante de energía, ritmo, desenfreno
y "terrorismo musical". Max Cavalera, miembro fundador y ex-integrante
del ya legendario grupo metalero Sepultura, cautivó al público
desde el principio con su fiero y particular estilo de desgarrarse la garganta.
Combinando lo que antes era impensable: desde el salvaje
death metal hasta la música de Bob Marley; del hard-core más
político y radical hasta la batucada brasileña, pasando por
la más reciente moda del llamado new metal, representado por bandas
estadunidenses como System of Down o Slipknot, Soulfly abrió las
hostilidades con Back to the primitive, de su más reciente
producción Primitive (Roadrunner. 2000), que puso a brincar
a los asistentes.
Max y su tribu hicieron un repaso de lo más contundente
de dicha producción, destacando la rítmica ejecución
del baterista Ray Mayorga. Para después pasar a algunos temas clásicos
de Sepultura: Arise, Dead embryonic cells, Refuse/Resist
y las demoledoras Roots y Attitude, que hicieron recordar
los buenos tiempos de los metaleros brasileños, y que opacan a cualquier
tema de Soulfly o de los nuevos del propio Sepultura (que coincidentemente
estuvo por estas tierras hace algunas semanas).
El concierto cerró con la emblemática Eye
for an eye (escrita por Max, después de que lo echaran de su
antiguo grupo, mismo que el fundó).
Fiel a su raíces
Actitud y convicción fue lo que se pudo apreciar
esa noche. Fiel a sus raíces, Max Cavalera no ha renunciado a su
forma de comprender e interpretar la música, de exponer abiertamente
sus sentimientos de odio, dolor y esperanza (temas recurrentes en sus letras),
y a la vez, abriendo sus perspectivas a nuevas experiencias musicales,
como lo fue haber grabado a dúo con Sean Lennon (no es necesario
decir de quién es hijo) el tema Son song, en la que ambos
expresan su sentir por haber perdido a sus respectivos padres a temprana
edad, y su anhelo de haberlos tenido a su lado para conocer y aprender
directamente de sus "viejos".
Tal vez de ello se deriva la perseverancia y el tesón
de un músico como Cavalera, quien parece sentirse obligado a probarse
a sí mismo todo el tiempo, demostrar que a pesar de los muchos tropiezos,
es capaz de cumplir sus metas, como la de tener su propio grupo y haber
salido la miseria de las calles de Belo Horizonte, Brasil, para ser reconocido
en la escena mundial; de su ruptura con Sepultura (lo que le obligó
no solo a separarse de sus amigos de toda la vida, sino de su propio hermano),
y la tan sufrida muerte de su hijastro.
Este espíritu libre quiere hacerse cada vez más
fuerte por medio de la energía que representa su música.
ISAEL HERNANDEZ, AGENCIA TODOCULTURA
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