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Ť "En un agujero en la tierra vive un hobbit",
escribió Tolkien en 1930
Consideran una de las frases de El señor
de los anillos el inicio de la literatura fantástica moderna
DPA
Londres 17 de diciembre. En algún momento
hacia 1930, el profesor John Ronald Reuel Tolkien estaba corrigiendo exámenes
y se moría de aburrimiento. Fue entonces que notó un agujero
en la alfombra y escribió en una página vacía: "En
un agujero en la Tierra vivía un hobbit". Esa frase es considerada
hoy como el inicio de la literatura fantástica moderna.
Tolkien
(1892-1973) era un excéntrico. Muchos de sus estudiantes en Oxford
lo consideraban simplemente un loco, pues a veces en medio de sus clases
empezaba a contar historias de elfos y otros seres mágicos.
Su hobby era crear, en medio de la noche, nuevos
idiomas como el "élfico" y diseñar mapas detallados de la
Tierra Media, su continente inventado.
Durante mucho tiempo este experto en dialectos ingleses
occidentales de la Edad Media soñó con crear un mito anglosajón
siguiendo el modelo de las sagas alemanas y escandinavas. Luego llegó
esa frase con el hobbit. Tolkien no sabía qué era
esa criatura, pero su imaginación se lo fue diciendo: una especie
de duende con enormes y peludos pies, con pasión por la comida y
la bebida y que fuma una pequeña pipa, se ríe mucho y quiere
que lo dejen tranquilo.
"Yo mismo soy un hobbit", pensó Tolkien
y empezó a escribir. Su libro El hobbit estaba destinado
sólo a sus hijos, pero por una serie de hechos terminó en
manos del editor Stanley Unwin, quien le dio a su hijo de 10 años
Rayner un chelín para que lo leyera y le diera su opinión.
El niño consideró que el texto era genial.
Tolkien escribió la continuación de esa
historia en 14 años. Cuando la trilogía de mil páginas
se editó, en 1954 y 1955, fue rechazada por los críticos
como una "mezcla entre Richard Wagner y el oso Winnie The Pooh". Pero eso
no importó mucho a los lectores, y hasta hoy se han vendido entre
50 y 100 millones de ejemplares.
Es un libro religioso católico, decía
su autor
En los sesenta, la lucha contra el malvado Sauron se convirtió
en la biblia de los hippies, algo que indignaba a Tolkien. El
señor de los anillos es un libro religioso católico",
aseguraba el autor, de firmes convicciones religiosas.
A pesar de ello compartía algo con sus fans:
odiaba la vida moderna, la era tecnológica y no poseía ni
un televisor ni una lavadora. Para él como para muchos de sus admiradores,
la Tierra Media era ?a pesar de las fuerzas malignas? un mudo mejor.
Tolkien odiaba a los fans insistentes. Sobre todo
le molestó uno que en medio de la noche lo llamó por teléfono
desde Estados Unidos y le preguntó: "Profesor, ¿un balrog
tiene alas?".
No contestó a la pregunta e hizo borrar su número
de la guía telefónica. Sus numerosos seguidores esperan aclarar
la duda ahora cuando vean la versión cinematográfica de la
fantástica historia, que llegará a los cines de medio mundo
mañana. Los seguidores de Tolkien no se sentirán defraudados
ni del barlog ni de las demás criaturas fantásticas
de Tierra Media.
El
director Peter Jackson logró lo que generaciones de cineastas consideraban
imposible, sobre todo tras una fracasada versión de dibujos animados
de 1978: llevó a la gran pantalla de manera convincente la visión
de Tolkien.
En los pases de prensa en Londres hubo alguno que preguntó:
"¿Y qué pasó con la página 53?" Esos son los
famosos tolkienianos. La mayoría de los espectadores, sin embargo,
agradecerán que Jackson haya resumido lo que el mismo autor consideraba
"demasiado largo" y "demasiado complicado".
La película de Jackson transmite el espíritu
del libro. El realizador hizo aparecer la Tierra Media con animación
por computadora y los paisajes de su natal Nueva Zelanda.
En algunos países, la cinta será prohibida
para menores de 12 años, pues para niños es "demasiado cruel",
advierte Christopher Lee, que destaca como el malvado mago Saruman.
Jackson cuenta una historia sobre la atracción
que ejerce el poder. Quien lleve el poderoso anillo, sucumbe a él
tarde o temprano, no importa cuán buenas hayan sido sus intenciones
al principio.
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