MARTES Ť 4 Ť DICIEMBRE Ť 2001

Ť La medalla María Luisa Landín, a todos los participantes

Con un programa variado, concluyó Juntos por una Esperanza de Vida

ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO

Acapulco, 3 de diciembre. La noche del sábado concluyó el primer festival Juntos por una Esperanza de Vida, organizado por la Fundación HPG-IAP, institución dedicada a la investigación y tratamiento del cáncer, sida, diabetes y otras enfermedades crónico-degenerativas. El programa fue en extremo variado, pues se presentaron las muchachas de Atómica, la mamá de los roqueros Kenny y sus Nuevos Eléctricos, y los grupos juveniles Ciao Mama, Boom y Ragazzi.

La chiquillada se dio cita, algunos acompañados de sus papás, aunque la mayoría optó por ir sola, para no estar bajo el ojo vigilante de sus progenitores. Unas 500 personas asistieron a la tocada, en el antro El Alebrije. Los niños y jóvenes apenas y se movieron con las atómicas y su pop ligero y dulzón. Tan sólo Daphne, la vocalista, provocó algunos chiflidos de aprobación a su buena estructura física.

ni–osDe pronto, se anunció a Kenny y sus amigos. Y todo cambió: "¡A bailar, hijas del maiz!", gritó u ordenó a las menores que bien pudieran ser sus hijas o nietas. Algunas rieron, pero otras no sabían qué hacer. Kenny alzaba su piernas, las abría, movía el cuerpo sensualmente, todo ante ese público en formación vital. "Lo único que quiero es cotorrear, la, la, la, la...". Siguió Piquetes de hormiga. "¿Les gusta el cachondeo? A mí me dijeron que las acapulqueñas son calientes", y que se suelta con Dicen por ahí, que la canta dolorosa.

Aún así, el público menudo no se prendía. Eso no le gustó a Kenny, quien amenazó con bajar del escenario. Y que lo hace. Y entonces sí, las niñas sacaron lo gruesas que son y rodearon a Kenny, maestra en este tipo de lides. Cuando cantó Aviéntense todos la disco ya era un manicomio y algunos doceañeros se movían como chapulines en comal. Cerró con La traición, que dedicó "a todos lo que engañan a sus viejas". A nadie le cupo el saco, por supuesto.

Kenny cumplió su misión y se fue entre aplausos de las colegiales, que ya en su vida podrán contar que bailaron con Kenny, la madre de todas las bandas de rock. A la prendidez siguió el sosiego. Subió Ciao Mama, mexicanos que regresaron a su realidad a las menudas. Son un grupo escenográfico-coral. Entonaron, entre otras, Si nos dejan, de José Alfredo Jiménez, y Por tu amor, que ha abierto las puertas del corazón de sus fans. Los gritos rompieron el espacio del antro.

Entre burbujas y confeti, tocó Boom

Siguió Boom, con sus rolas del estilo de "bum-bum, latirá mi corazón". Se visten a la moda Chamo y Menudo. Uno de ellos traía una camiseta estampada con la palabra punk. Enloquecieron a la concurrencia con No puedo vivir sin ti. Pasan del relajo a lo romántico, entre burbujas y confeti. "Mi corazón no sabe latir sin ti". Son venezolanos.

Y para que fuera eso un pandemonio, que suben los ya no tan chavos de Raggazzi, que cerraron con broche oro (para las nenas) una noche de miel con el rock neto de Kenny.

A todos los participantes se les entregó la medalla María Luisa Landín, de manos de ella misma. Participó Pedro Ferriz Santacruz, quien con buen sentido del humor dijo que esa noche no iba a decir que un mundo nos vigila, sino a resaltar la importancia de María Luisa Landín, a quien definió como La Reina de las Sinfonolas, en una remembranza donde citó nombre lejanos o imposibles de saber por la muchachada presente. Engalanó la presencia de Laura Zapata.

El próximo año, anunciaron los organizadores, se efectuará el segundo festival, con las mismas causas -"más algunas otras sorpresas"-, es decir, para promover la salud y unos productos que no son considerados fármacos de manera oficial, sino tan sólo complementos alimenticios, los Virus-sin.

Más tarde, los invitados fueron en bola al Hard Rock Café y a varias discos playeras (otros a un pent-house, para "una fiesta exclusiva y privada"), donde el ambiente estuvo caliente y todo asemeja la atmófera de la telenovela Como en el cine. Ya cuetes, los jóvenes se agarran del tubo y se mueven mostrando sus cuerpos. "Puro puñal", "¡aguas con el sidral!", advirtieron algunos sabiondos.

No falta el ganón ni el perdedor. Aquí, el que tiene más saliva no siempre es el que come más pinole. No falta el chavalo cábula que sin un quinto, baila, bebe, come y se lleva a la "atracción de la noche". Como fue. Acapulquito y sus anécdotas.