LUNES Ť 3 Ť DICIEMBRE Ť 2001

¿LA FIESTA EN PAZ?

Ť Leonardo Páez

Congresos ociosos

HABIDA CUENTA DE que alcanzar el poder casi nunca se traduce en talento para ejercerlo y elegir democráticamente a un candidato no implica transformaciones de fondo, otro tanto ocurre con las asociaciones gremiales, donde las planillas y las buenas intenciones se suceden, sin que a la postre cambie nada en beneficio de los agremiados. En ambos casos se trata de reacomodos en el poder, más que de acciones de desarrollo.

PARA DAR IMPRESIÓN de lo contrario, de que se trabaja en forma conjunta y coordinada en beneficio de todos, es que se inventaron los congresos, esos encuentros entre especialistas en algo que reflexionan en voz alta sobre temas relacionados con su especialidad, pero que apenas rebasan el exhibicionismo recíproco, las versiones justificatorias, los banquetes y brindis, con un entusiasmo que apenas cuestiona el origen de lo que pretende atenuar.

IGUALITO QUE LAS once cumbres iberoamericanas celebradas hasta ahora, donde presidentes, primeros ministros y un rey, de Latinoamérica, Portugal y España, hacen como que analizan con comprometida preocupación lo que sucede, así como las acciones a emprender para que ya no siga sucediendo, sin que ocurra absolutamente nada, como no sea comprobar la alarmante falta de personalidad en la mayoría de los mandatarios.

A FELIZ INICIATIVA de los ganaderos Jesús González Gortázar y Jorge de Haro, este último entonces presidente de la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia, se llevó a cabo en Guadalajara, en octubre de 1993, el primer Congreso Mundial de Ganaderos de Lidia. Fue una idea brillante y llena de posibilidades para que los proveedores de la materia prima del espectáculo taurino se decidieran a rencauzar éste, a partir de la responsable recuperación de la bravura, no de la repetitividad perruna que ha vaciado las plazas.

POSTERIORES CONGRESOS, sin embargo, se convirtieron en desfiles de vanidades e intercambios sin consecuencias. España, Colombia y Portugal fueron sede de los siguientes encuentros, en 95, 97 y 99, sin que ninguno de los países taurinos del orbe haya mostrado algún repunte en el posicionamiento de su fiesta de toros con relación al resto de los espectáculos.

ECUADOR FUE ANFITRION del más reciente congreso mundial de criadores de toros de lidia -el quinto ya-, concluido el pasado 29 de noviembre, donde de nuevo se proyectó la misma película: Los partidarios del toro artista -que dé espectáculo, no cornadas-, algún defensor del toro fiero, y criterios de selección, desarrollo ganadero, inseminación artificial, transferencia de embriones y otros avances.

PERO DE RECUPERAR la bravura sin adjetivos -¿para qué un toro supuestamente artista si no hay artistas de luces?-; de integrar, ya, un mercado común taurino latinoamericano, de preguntarse qué toro de lidia están criando que la gente ya no va a las plazas, de cómo apoyar el surgimiento de figuras nacionales, o de qué manera integrar frentes sólidos que impidan el abuso de empresas y apoderados, de eso nada.