LUNES Ť 3 Ť DICIEMBRE Ť 2001
CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
Ť Un largo año de gobierno
Ť Veleidades de Fox y AMLO
CONCLUYO POR fin un largo año de gobierno en el país y en la ciudad de México. Sobre el asunto ya se ha dicho y escrito lo suficiente como para que cada quien pueda hacer los juicios pertinentes al respecto, y salvo el modus operandi, que no necesariamente diferencia ideologías, en uno y otro casos el pragmatismo parece haber dominado las voluntades del quehacer político de Vicente Fox y Andrés Manuel López Obrador.
EN LOS dos casos el triunfo de los personajes marcó la "derrota" de los partidos que les dieron impulso y plataforma para escalar la posición que hoy ocupan, y alejados de la circunstancia partidista ambos mandatarios actúan por y para el bien propios, mientras las organizaciones políticas entraron en un periodo de crisis aún no superado.
AUNQUE NO es posible tener certeza respecto del o los porqués del aislamiento, bien se podrían decir que los mandatarios prefirieron sentirse libres de las ataduras ideológicas que marcan tanto el PRD como el PAN, para actuar en mayor medida guiados por la veleidad de las encuestas.
LOS CRITERIOS aplicados a las organizaciones políticas por las opiniones emitidas en mediciones "representativas" o encuestas en donde la manipulación está convertida en el cristal mediante el cual la mirada de algunos políticos juzga lo bueno y lo malo, quebró los proyectos partidistas y transformó las formas de hacer política en reflejos condicionados inmediatos.
PARA NADIE es una sorpresa saber que el 2 de julio ganó Fox y perdió rotundamente Acción Nacional. Sus amigos, los Amigos de Fox, desplazaron a los panistas y se montó un escenario donde los intereses transnacionales dominan el horizonte de la política, y donde el pensamiento panista no tiene cabida, es más, hay quien lo considera un estorbo.
POR LO contrario, el foxismo ha torcido el destino de los azules para etiquetarlos, ahora, con el sello de la democracia cristiana impuesto por el deseo del primer ministro español, José María Aznar, a quien dominan los odios y la necesidad de venganza.
Y NO sólo eso. La política exterior marcada por el entreguismo del secretario de Relaciones Exteriores borró definitivamente cualquier indicio de postura nacionalista del viejo PAN y lo situó al extremo de la derecha, como otro colaborador del gran capital, lugar que nunca quiso aceptar, cuando menos abiertamente.
DE ESA manera el partido "triunfador" no sólo perdió a su militante al convertirlo en presidente, sino que también ha perdido una buena parte de su fundamento ideológico al mezclarlo con el pragmatismo gerencial, la tecnocracia neoliberal y el cristianismo enriquecido con los traumas del poder español, o para decirlo de manera más fácil, el PAN está perdido.
NO MUY lejos de este escenario se halla el PRD. Inactivo, dubitativo, desprestigiado, el partido resultaba un lastre para los propósitos del jefe de Gobierno, y antes que buscar una reforma simplemente se le abandonó.
DE ESA manera el proceso de descomposición descubrió contradicciones patéticas, manifiestas en momentos cruciales para el desarrollo del PRD. El caso más doloroso se dio frente a las demandas zapatistas y el voto perredista en el Senado a favor de una ley contraria a los postulados del EZLN.
CONSCIENTE DE la problemática, López Obrador tomó la ruta más práctica y se aisló de su partido. De hecho mantiene a la Corriente de Izquierda Democrática (CID) como la operadora del gobierno, pero a la menor provocación subraya su desprecio por casi toda la militancia.
EL EJEMPLO más claro se halla en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, donde los miembros de la bancada perredista son ignorados constantemente por el jefe de Gobierno. Con ellos no hay acuerdo y prefiere la alianza con cualquier otro grupo parlamentario antes que con el de su partido.
EN ESTE caso el PRD también perdió, porque frente al sistema de caminar el trazo marcado por las encuestas, el jefe de Gobierno hace caso omiso de muchos de los principios de su partido para conseguir el beneplácito de la gente, aunque no encuadren en el esquema partidista.
EN FIN, los partidos han sido sacrificados en bien de la imagen personal de uno y otro mandatarios, y la confusión se apodera cada vez más de quienes identificaban a los organismos por su hacer ideológico y por la admiración a los personajes.
PARECE QUE la trampa se ha cerrado. Los perredistas ya entendieron que en el jefe de Gobierno no tienen un militante, sino un personaje dedicado a la política que mañana podría encajar en cualquier partido que le ofrezca la posibilidad del poder.
EN ACCION Nacional la situación es más sencilla: todos quieren ganar dinero y el rumbo ya está marcado, pero como partido saben que sus colores han perdido eficacia entre la población y no hallan un respaldo verdadero en la Presidencia de la República.
MIENTRAS TANTO, el fantasma del PRI empieza a encarnarse bajo un sistema seguro: recoger las piezas del choque entre los otros partidos y sus "hombres fuertes".
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