Ť Rowling exigió que se apegara al original y vigiló el trabajo del cineasta Columbus
Harry Potter y la piedra filosofal, cinta supeditada a los designios de su escritora
Ť Un director debe ser fiel a su película, no a un libro, opinó Rosa Montero cuando se rodó La hija del caníbal Ť Varios autores han preferido no intervenir en la realización
ADOLFO CERVANTES ORTIZ
La película Harry Potter y la piedra filosofal llega a México precedida de un despliegue publicitario más atosigante que Vernon y Petunia Dursley, tíos del niño mago creado por la escritora inglesa Joanne Kathleen Rowling, quien, para autorizar la realización de la cinta basada en el primero de sus hasta ahora cuatro libros, exigió que el filme se apegara al texto original y vigiló de manera estrecha el trabajo del cineasta Chris Columbus.
Hubo un intento de que Steven Spielberg multiplicara la magia de Harry, pero Rowling decidió sólo aceptar un director maleable, que le permitiera "colaborar" en las diversas etapas de la cinta, algo a lo que no estuvo dispuesto el realizador de ET e Inteligencia artificial. La autora también logró que las locaciones y el reparto fueran ingleses.
A primera vista, pareciera que la escritora se impuso a la dictadura de Hollywood, pero un detalle que no debe olvidarse es que Columbus es un director estadunidense, y que no es precisamente el mejor. Y tampoco la Warner es súbdita de la corona.
Arte sin cotos
A diferencia de Rowling, Rosa Montero dijo poco después
de que su novela La hija del caníbal comenzara a ser rodada,
que un director sólo debe ser fiel a su película, no a un
libro, y hay más autores que prefieren no interferir en las labores
de los realizadores cinematográficos, quienes así pueden
en forma libre desplegar su propio arte, basados en obras literarias a
las cuales no necesitan retratar al pie de la letra.
Un caso ocurrido en México es el Arturo Ripstein, quien contó con la absoluta confianza de Gabriel García Márquez para rodar El coronel no tiene quien le escriba, basado en la novela homónima del Nobel colombiano; éste no leyó ni una letra del guión y prefirió esperar a que la cinta estuviera concluida para verla, y cuando lo hizo dijo que era "una gran película".
Pero quien lleva a la pantalla un texto siempre corre el riesgo de que el espectador diga al salir de la sala de proyecciones que le "gustó más el libro". Un ejemplo muy marcado en el ámbito mundial fue la cinta El nombre de la rosa, basada en la novela homónima de Umberto Eco, autor de culto para miles de lectores.
Llevada a la pantalla grande por Jean-Jacques Annaud en 1986, El nombre de la rosa es un filme estupendo que, sin embargo, no logró ser continente de esa babel gigantesca que es el texto del italiano Eco.
Otro botón de muestra es la película Mariana, Mariana, de 1986, dirigida por Alberto Isaac, basada en el libro Las batallas en el desierto, de José Emilio Pacheco. En ese caso algunos lectores decían estar sorprendidos porque no imaginaban que Mariana tuviera una faz y una figura como las de la ex playmate Elizabeth Aguilar.
Más recientes son las adaptaciones al séptimo arte de las novelas La virgen de los sicarios (exhibida en la 28 Muestra Internacional de Cine), de Fernando Vallejo, y Pantaleón y las visitadoras, de Mario Vargas Llosa, dirigidas por Barbet Schoeder y por Francisco Lombardi, respectivamente. Este último también rodó en 1985 La ciudad y los perros, basada en la novela homónima del escritor peruano-español.
A diferencia de Columbus, Lombardi no fue obligado a apegarse al texto, y su Pantaléon Pantoja es moderno, usa teléfono celular y computadora portátil. De Vargas Llosa falta adaptar para la pantalla grande la que para algunos es su mejor novela: La guerra del fin del mundo, aunque no sería sencillo y requiriría de una superproducción.
Volviendo a Harry Potter, es previsible que la proyección de la cinta en México no garantizará el aumento de los jóvenes lectores, aunque es posible que sí deje satisfechos a los consumidores de efectos especiales, y que su piedra filosofal surta de oro a los poseedores de derechos por la imagen que ya se vende en forma de muñecos, carteles, playeras, cuadernos para colorear y agendas de 2002, entre otros objetos.
Ni a su sombra
La escritora británica Joanne K. Rowling, creadora del popular personaje de Harry Potter, no le revela ni a su hija el destino que correrá el aprendiz de mago en el último tomo de la serie, según un despacho de Dpa. Rowling dijo a la revista británica Hello que sólo ella sabe cómo terminará en el séptimo tomo de las aventuras de Harry Potter el enfrentamiento entre el niño mago y su arechienemigo, el malvado Lord Voldemort. Jessica, la hija de siete años de la escritora, está bastante enojada por eso. "Sería una carga terrible para ella si le contara los secretos de la trama. Ya ahora la rodean en todas partes para interrogarla sobre los libros", comentó la autora inglesa.