DOMINGO Ť 2 Ť DICIEMBRE Ť 2001

REPORTAJE

Fueron retirados en la década de los 80 de una capilla de Ramos Arizpe

El gobierno, la Iglesia y 18 familias de Coahuila se disputan objetos religiosos de gran valor

La capilla de la Virgen del Rosario ?donde Miguel Hidalgo y Costilla ofició su última misa antes de ser fusilado por las fuerzas reales del virreinato el 21 de marzo de 1811? se encuentra abandonada por las autoridades tras ser despojada de sus enseres eclesiásticos y de sus pinturas de arte sacro

ANTONIO PEREZ CORRESPONSAL

Ramos Arizpe, Coah., 1º de diciembre. A mediados de los años ochenta, decenas de objetos religiosos considerados de gran valor artístico, cultural e histórico fueron retirados del templo de la Virgen del Rosario por la entonces Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología y entregadas a la diócesis de Saltillo, que a su vez los dejó bajo resguardo de la iglesia de San Juan Nepomuceno, de la cual no han vuelto a salir a la luz pública, pese a que son patrimonio de la nación.

En los últimos tres años se ha suscitado una pugna por esos bienes entre el municipio de Ramos Arizpe, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la diócesis de Saltillo y las 18 familias de campesinos que viven en la ex hacienda de Santa María -donde se asienta la capilla-, a 21 kilómetros al noroeste de Saltillo.

coah-repor-3El sacerdote José Guadalupe Tiscareño, titular de la iglesia de San Juan Nepomuceno, confirmó que en ese templo se encuentran casi un centenar de ornamentos e imágenes, pero se manifestó reticente en mostrar y realizar un inventario de las reliquias que incluyen copones, cálices y patenas de oro; candelabros de plata; ornamentos de maderas preciosas; indumentaria sacerdotal y ropones de niño Dios; misales y breviarios, pinturas, imágenes religiosas y otros objetos.

Refirió que la causa por la que "hace más o menos 17 años" el gobierno decidiera recogerlos de su sitio original -la capilla de la Virgen del Rosario- fue por la disputa que de los objetos mantienen varias familias cuyos apellidos dijo no recordar.

Esperanza Dávila Sota, coordinadora de la biblioteca del Centro Cultural Vito Alessio Robles, asevera que los retablos de la capilla tenían en su parte superior cinco óleos anónimos que narraban escenas de la vida de la Virgen; en los claros de más abajo a San Joaquín, Santa Ana y los arcángeles; en los nichos centrales aparecían San José y la Virgen del Rosario.

"Al retablo lateral lo adornaban arriba tres óvalos dorados con pinturas; lienzos al óleo en los entrepaños; y en el nicho principal una bellísima talla del siglo 18 policromada y estofada de Nuestra Señora de Santa Ana. De la pared derecha, pintada decorativamente rematando en lo alto con un encaje en dorados, colgaba un cuadro de la Virgen de Guadalupe, de la escuela de Cabrera", refirió.

Los bienes fueron entregados a la Iglesia católica local, y quedaron bajo custodia del obispo Francisco Villalobos Padilla. La responsabilidad recae ahora en su sustituto en la diócesis de Saltillo, fray Raúl Vera López, explicó Tiscareño.

-¿Es lo mejor que les puede pasar a estas reliquias, que estén guardadas?

-Claro que no, lo mejor es que estén en uso... claro, por parte de la propia iglesia ?dijo el sacerdote, y aseguró que la jerarquía católica únicamente espera la orden de las instancias gubernamentales para devolver los bienes, pero hasta ahora no se la han dado.

Restaurar la capilla y restituir alos bienes, piden lugareños

En julio pasado, antes de ser relevado como titular del INAH en Coahuila, cargo en el que permaneció ocho años, Eduardo Enríquez Terrazas reveló que a finales de 1999 acudió a la iglesia pero no le permitieron hacer un inventario con el argumento de que se podían deteriorar al sacarlas de su embalaje, por lo que propuso una investigación para un mejor control y conocimiento de estas joyas históricas.

A finales de agosto fue designado nuevo titular de la delegación del INAH en Coahuila Francisco Martínez Pérez, en tanto que a la diócesis de Saltillo arribó -en marzo del año anterior- el obispo Raúl Vera López. Serán ellos y el municipio de Ramos Arizpe los que proseguirán las negociaciones en torno a los bienes eclesiásticos en disputa.

Aquí nadie viene a dar El Grito

Ramos Arizpe, cabecera del municipio del mismo nombre y conurbada a Saltillo, fue fundada en 1577 como una pequeña congregación denominada Valle de los Labradores, refiere su cronista oficial. En 1606 adoptó el nombre de San Nicolás de la Capellanía. En 1850, siete años después de la muerte del chantre Miguel Ramos Arizpe, fue bautizada con su nombre y elevada a villa y hace 21 años al rango de ciudad.

A unos cuantos kilómetros de allí se localiza la ex hacienda Santa María, otrora un vergel y ahora uno más de los caseríos del semidesierto; en su interior destaca la histórica capilla de la Virgen del Rosario, con los signos visibles del paso del tiempo por sus estructuras. Sus feligreses y vecinos son quienes la pintan y reparan en lo posible, pues prácticamente ha sido abandonada por las autoridades responsables de la restauración y conservación de este tipo de edificios.

La encargada del pequeño templo, María Ortiz Martínez, se queja porque "aquí nadie nos ayuda, nosotros y los pueblos vecinos nos cooperamos para hacer la fiesta y parte de lo que sacamos es para arreglar la iglesia".

Antes de darle a su hija las llaves para que vaya a abrir la iglesia, la señora expone: "Lo único que queremos preguntar es por qué nunca viene ninguna autoridad. Si aquí celebró su última misa don Miguel Hidalgo, por qué nadie viene a dar El Grito de Independencia, ningún gobernador, ningún alcalde, estamos abandonados".

La historia según el insurgente Pedro García

En una de las paredes, un texto enmarcado da cuenta de parte de la historia del inmueble y la ex hacienda. Son fragmentos del libro Con el cura Hidalgo en la Guerra de Independencia, escrito por el insurgente Pedro García.

Según el escrito, los pobladores habían tenido noticias de la lucha de Hidalgo y se habían sumado a su causa. Sabían que se encontraba en Saltillo y que pasaría por ahí rumbo a Monclova, de donde proseguiría a Estados Unidos a efecto de conseguir armas y apoyos para la Guerra de Independencia.

Seguido de 3 mil insurgentes, agrega, Hidalgo arribó al lugar el 17 de marzo de 1811 y fue recibido por los capitanes de la guarnición militar, Menchaca y Colorado, quienes le ofrecieron una recepción.

Aunque la presencia del cura de Dolores fue de no más de una hora, la reseña asegura que celebró una misa en la capilla de la Virgen del Rosario, donde "invocó la gracia divina para llevar a cabo su gran jornada".

La otra versión de la historia, la oficial, señala que ese 17 de marzo las fuerzas virreinales habían sometido al poder Ejecutivo local y fraguado la traición. Enviaron a los insurgentes una carta, firmada por el gobernador Aranda, informándoles que el coronel Ignacio Elizondo y sus hombres los esperarían en las norias de Acatita de Baján para escoltarlos en su camino hacia Monclova.

En realidad se trataba de una emboscada que se concretó al amanecer del 21 de marzo de 1811, en la ahora también denominada Loma de la Aprehensión, el inhóspito paraje aledaño al ejido Acatita de Baján.

Con Hidalgo fueron hechos prisioneros Allende, Aldama, Jiménez y 893 insurgentes más en una loma de la región centro norte de Coahuila, casi en los límites con Nuevo León.

Prisioneros, los jefes insurgentes fueron llevados a Monclova y después a Chihuahua, donde terminaron fusilados.