SABADO 1o. DE DICIEMBRE DE 2001

En Cuba, esperanza contra el sida

Prepara aplicación de candidato vacunal en seres humanos, el próximo año

PATRICIA VEGA

Desde hace casi tres años, Cuba trabaja en la fabricación de una vacuna contra el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), y aunque todavía se encuentra en la etapa de experimentación con animales, "ya se cuenta con suficiente información para que el año próximo el candidato vacunal se aplique y se estudien sus resultados en seres humanos", anticipa el doctor Jorge Pérez Avila, subdirector de atención médica del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), de Cuba, institución encargada de la vigilancia epidemiológica en la isla de enfermedades como sarampión, dengue, influenza y otros virus respiratorios, enterovirus y hepatitis.

De regreso a su país y en tránsito por la ciudad de México, el doctor Pérez Avila, quien participa en la investigación y la dirección de la fabricación de la vacuna cubana contra el síndrome de inmunodeficiencia adquirida, explica en entrevista con La Jornada que, además de lograr la fabricación de medicamentos genéricos similares para el tratamiento del sida, a un precio mucho menor de los ofrecidos por las grandes trasnacionales farmacéuticas, los científicos cubanos trabajan en la actualidad en otros productos inmunoestimulantes, como el interferon y el factor de transferencia, que se usan fundamentalmente en la etapa seropositiva del paciente.

"Nosotros comenzamos a ensayar hace alrededor de tres años con un candidato vacunal sintetizado en Cuba que fue inyectado a 24 voluntarios, distribuidos en tres grupos. Los resultados mostraron que aunque los pacientes tenían un aumento de anticuerpos, en los aislamientos primarios no se lograba inhibir el virus, por lo que esta investigación se selló."

Entonces, los científicos empezaron un segundo proyecto en el que se utilizan vectores, junto con otras sustancias, capaces de provocar una reacción en el organismo que inhiba o destruya el VIH, explica Jorge Pérez.
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La meta, señala el entrevistado, es lograr una vacuna que cumpla con dos propósitos: que aumente la producción de anticuerpos y la inmunidad celular. "Ahora estamos en la fase de unir los resultados anteriores y obtener un elemento nuevo como vacuna."

Pérez Avila admite que aunque en otros países también se tienen avances sobre la creación de una dosis preventiva, debido a la complejidad del fenómeno no hay ninguno que hasta ahora tenga los resultados esperados.

La creación de la vacuna contra el sida implica un reto extraordinario, advierte el especialista, ya que el virus se multiplica muy rápido e introduce muchas variaciones; por lo tanto, tener una respuesta inmunológica uniforme es algo muy difícil de lograr.

"Aunque hay adelantos en esta materia en otros grupos de investigación también se presenta un hecho muy lamentable: las compañías de medicamentos están obteniendo mucho dinero con la venta de los tratamientos, por lo que el énfasis se ha puesto en éstos, y los recursos que se movilizan hacia la creación de una vacuna no son suficientes."

Asimismo, como parte de los esfuerzos conjuntos que los países deben emprender en materia de salud, agrega Pérez Avila, en enero de este año el gobierno cubano hizo un ofrecimiento ante la asamblea de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para proveer de 30 mil tratamientos contra el sida a países en desarrollo, como Sudáfrica, cobrando sólo la materia prima y sin costo alguno por su manufactura.

El doctor Jorge Pérez, quien participa en la comisión nacional que dirige la investigación, la distribución de medicamentos y el tratamiento contra el sida en Cuba, refiere que el objetivo es que algún país coopere con el costo de la materia prima o la proporcione, y los investigadores cubanos prepararían esos tratamientos para los pueblos más necesitados.

"Incluso, Cuba está dispuesta a trabajar en paquetes de sistemas de salud para revertir la situación en lugares donde el panorama es crítico. El pronunciamiento fue recibido con júbilo en la asamblea de la ONU, pero hasta donde sé, no hemos recibido ningún ofrecimiento oficial de alguien que quiera costear la materia prima para que nosotros produzcamos los tratamientos."

Sobre cómo es que Cuba ha desarrollado un nivel competitivo en la investigación en medicina, a la par de naciones del primer mundo, aún bajo la situación económica tan adversa en la que vive el país, el también especialista en enfermedades infecciosas y tropicales explica que la clave ha estado en "asignar el dinero donde hay que ponerlo y en el momento en que hay que hacerlo. En La Habana la investigación en biotecnología, salud y educación ha tenido un lugar prioritario".

Eso explica el éxito de las vacunas cubanas, entre las que destacan la vacuna Antihepatitis B, la Antimeningocócica BC y la Antileptospirosis, por sólo mencionar algunos ejemplos.

Pérez Avila señala que en los países llamados del tercer mundo es donde todavía se presentan enfermedades infecciosas que el desarrollo ha erradicado en otras naciones, e insiste en que los mal llamados padecimientos tropicales, como la malaria, deberían denominarse enfermedades de los países subdesarrollados porque, subraya, "no sólo se deben a la existencia de agentes infecciosos parasitarios, bacterianos o micóticos, sino a que las condiciones socioeconómicas de pobreza y una infraestructura sanitaria débil posibilitan la aparición de esos males".

Sin embargo, en general, agrega Pérez Avila, las enfermedades infecciosas siguen siendo un punto importante para la investigación, ya que mientras los antibióticos avanzan, también los microorganismos tratan de sobrevivir a ellos y generan mecanismos de defensa. Un ejemplo de ello, señala, es el surgimiento de las llamadas enfermedades emergentes, que aún en países desarrollados están haciendo estragos, como la tuberculosis multirresistente, algunos problemas relacionados con la encefalitis y otras enfermedades ocasionadas por transmisión de mosquitos.

"Esta situación, señala el especialista, hay que abordarla de manera múltiple, ya que a todos nos afecta. Lo que pasa en Angola o Mozambique puede trasmitirse en cuestiones de horas a un país como Francia, por ejemplo, ante la rapidez en los medios de transporte.

"Las naciones deben trabajar unidas porque nada garantiza la salud de un solo país. Los contactos son múltiples y los esfuerzos tienen que ser mancomunados. Desgraciadamente, el hombre tiene una parte de egoísmo y la riqueza y el poderío lógicamente ciega a quien los poseen y con los descubrimientos tratan de obtener un beneficio personal, en lugar de ponerlos a disposición del servicio de la humanidad", finaliza el doctor Jorge Pérez Avila, quien también forma parte del comité de investigación del Departamento de Enfermedades Infecciosas y Cambio Social de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos.