MIERCOLES Ť 28 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

Ť "Promueve la deslealtad, la desconfianza y la lucha de todos contra todos", dicen observadores

Big Brother, muestra de "tele-basura", coinciden intelectuales de varios países

Ť Los responsables del programa deberían ser acusados de "adulteración de mercancías", afirma Gustavo Bueno Ť La subjetividad es garantía de la "autenticidad", asegura Andrew Tolson

JENARO VILLAMIL

Con casi tres años de retraso, la serie televisiva Big Brother, creada por la empresa Endemol, llegará a México con una estela de críticas y agrias polémicas generadas en países como Holanda, donde surgió originalmente; Estados Unidos, España, Alemania, Noruega, Portugal, Australia y Bélgica, naciones donde los sectores intelectuales y artísticos más críticos la han clasificado como la peor muestra de "tele-basura". Otros observadores consideran que este tipo de programas acaba siendo un fraude similar al de los talks shows, al tiempo que promueven los peores valores de la competencia de una sociedad del espectáculo: la traición, la deslealtad, la desconfianza y la lucha de todos contra todos.

La utopía de la "casa de cristal" o del "panóptico universal" alimenta el morbo de esta serie que toma su nombre de la pesadilla orwelliana planteada en 1984: un gran hermano que vigila a todos los ciudadanos a través de redes de circuito cerrado de video. En los hechos, Big Brother termina siendo un negocio mediático -abundan las páginas web y los tele-comerciales que se realizan en torno a ellos, donde el público vota para elegir al mejor- que pretende mostrar "la verdad" y "la realidad" de una convivencia competitiva entre varios "voluntarios" que deben ir eliminando, en compañía de la audiencia, a los otros competidores.

Experiencia en España

El investigador español Gustavo Bueno, al analizar el inicio de esta serie en España, conducida por Mercedes Milá en Tele5, relata que el primer día de convivencia el grupo de 10 jóvenes comenzó a comportarse "del modo más parecido posible a como se comportaría un grupo de chimpancés". Al segundo día, "comenzó a observarse en el grupo un cambio de rumbo, una 'rebelión en la granja' que amenazaba trastornar los planteojosamientos del programa: los miembros del grupo, pese a que habían firmado un contrato muy detallado con la cadena Tele 5, comenzaron a poner en cuestión la cláusula que les exigía 'nominar' a los malditos que habrían de ser expulsados, y decidieron no proponer a nadie en particular para su expulsión. Asimismo, acordaron que el premio de los 20 millones de pesetas se lo darían a una hija deficiente de una de las participantes.

"Sin duda -analiza el autor en su libro Televisión: apariencia y verdad-, el grupo comenzaba a comportarse, ya no de acuerdo con 'patrones humanos' de conducta, sino con pautas culturales muy determinadas y que están más cerca de los patrones católicos que de los protestantes." El resultado fue que los organizadores y la conductora Mercedes Milá comenzaron "a mentir sistemáticamente". El 25 de abril del 2000, a las 16:15 horas, la pantalla española ofreció el relato de un día casi idílico y ninguna de las 29 cámaras que intervienen en el experimento grabando en forma continua a los participantes recogió ninguna escena relativa a la toma de posición anti-programa de los participantes.

Para Gustavo Bueno, "la conducta de los organizadores y presentadores del programa del Big Brother constituye un ejemplo notorio de la prostitución más cínica de los valores de verdad que son consustanciales con la televisión formal; incluso, cabría acusar a los responsables del programa de un delito tipificado como 'adulteración de mercancías'".

Parafernalia de los ganadores

El programa ha continuado en España con menos éxito que su versión inicial. La más reciente ganadora fue Sabrina, vencedora en este año después de 101 días de convivencia dentro de la casa. La parafernalia de Tele5 anunció que la joven rubia -casi todos los participantes son "chicos y chicas bien"- había ganado "nada más y nada menos" que 20 millones 800 mil pesetas. Sabrina fue trasladada en helicóptero "entre aplausos, abrazos, gritos y todo un increíble espectáculo digno de un momento como éste".

La información en Internet del programa registra que participaron personajes famosos como Miguel Bosé, Carmen Maura, David Civera, Paula Vázquez y otros para felicitar a "la ganadora".

En Estados Unidos, donde la cadena CBS transmite una franquicia del programa, existe un club de fans que registra, día por día, las ocurrencias de los 12 participantes. Son grabados continuamente por 38 cámaras de video y tienen 62 micrófonos que registran sus conversaciones "naturales". El ganador de la emisión más reciente fue Will.

CBS le realizó entrevistas especiales. Comentó que para él lo importante no era ganar el dinero -más de 50 mil dólares-, sino "haber estado en una demostración como ésta. Será positivo para mi carrera". Por supuesto, Will planea trabajar ahora en Hollywood.

La parafernalia de los reality shows consigue elevar los niveles de rating, genera toda una industria alrededor de la transmisión -comercializada en vivo y en directo- y coloca al conductor o a la conductora -en el caso de Televisa, al parecer, será dirigido por Adela Mitcha- en un papel de censor y de "alter ego", muy similar al que tienen conductores de talk shows como Cristina Salaregui, la conductora peruana Laura o la mexicana Rocío Sánchez Azuara, de TV Azteca.

Big Brother retoma de series como Cámara escondida el acoso voyeurista de los televidentes. Plantea, como los talk shows, la demagogia de los "buenos valores" que son respaldados por la audiencia. Se privilegia el ámbito de las emociones, por encima de la polémica racional.

El investigador británico Andrew Tolson señaló que este tipo de emisiones, donde la subjetividad se vuelve el principal elemento para garantizar la "autenticidad", constituye también "una de las características más importantes en las formas mediatizadas de hacer publicidad". Sin embargo, advierte Tolson, esta pretensión puede provocar a menudo el efecto inverso: "la artificialidad de los mecanismos y la sospecha de una connivencia entre los protagonistas".