MIERCOLES Ť 28 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

Ť Dialogó con Poniatowska a propósito de un libro sobre Tlacotalpan, en la FIL

Mariana Yampolsky: para ser fotógrafo se tiene que amar u odiar, pero con profundidad

Ť Hacer trucos nunca ha sido plausible en ninguna de las artes, expresa la artista

Ť Imposible, recurrir a los artificios en la literatura testimonial, señala la escritora

CESAR GÜEMES ENVIADO

Guadalajara, Jal., 27 de noviembre. Sin duda uno de los mejores encuentros con el público de los varios ocurridos durante la Feria Internacional del Libro (FIL) es el que sostuvieron la noche del lunes Elena Poniatowska y Mariana Yampolsky a propósito del libro Tlacotalpan (Universidad Veracruzana), edición al cuidado de David Maawad y Alberto Tovalín.

-Según su experiencia como fotógrafa, la manera de retratar a México ha cambiado.

Responde Yampolsky: ''Es curioso, ahora ya muchas de las personas que retrato me piden un momento a fin de arreglarse o incluso darse un baño. No importa mi explicación de que la mugre no se ve. El caso es que media hora después aparecen, se ponen en pose y creo que visualmente esto también es de gran valor porque los retratados quieren que los recuerden con su mejor ropa y su mejor cara. Así que las imágenes de los fotógrafos que van de pueblo en pueblo capturando momentos son de gran valía. Es muy peculiar ver cómo las personas se ponen tiesas, con una cara muy seria, y jamás se ve una sonrisa; no se relajan frente a la cámara, como yo no me relajo frente a las cámaras de televisión y de foto que tengo delante. A propósito de esta actitud ante un fotógrafo, debemos recordar que a principios del siglo XX existía la idea muy difundida entre la población rural de que una fotografía robaba el alma. Pero las nuevas generaciones ya no piensan así. Debo decir, sin embargo, que muchas veces debí emplear mi tiempo en convencer a la gente para que se dejara fotografiar y que otras me vi en la necesidad de desistir de hacer una imagen. Así que muchas de mis fotografías en el campo mexicano han sido de cómo quieren ser vistos los personajes, lo cual ya marca una diferencia".

-ƑQué actitud le ha resultado más funcional para desempeñar su trabajo?

Continúa Yampolsky: ''Amar, no hay de otra. Tienes que amar u odiar pero profundamente, porque si todo te da lo mismo entonces la fotografía refleja ese sentimiento. El horror, el coraje, la decisión, los podemos ver en las fotografías de nuestros reporteros, está ya en nuestra historia esa forma de trabajar. ƑQuién no conoce a Héctor García o a los valiosos trabajadores de la imagen que muestran hoy las distintas tragedias de Chiapas? Hay un sinfín de injusticias y cosas bellas de las cuales tenemos noticia concreta a través casi sólo de la fotografía. La Revolución Mexicana posiblemente es la revolución más fotografiada del mundo, es ya un deber de todo nacionaltlacotalpan1 ir a Pachuca a conocer el Archivo Casasola. Entonces, la fotografía es parte de la vida social, aunque debo aclarar que con los avances técnicos la foto puede ser trucada. Es sencillo colocar la Catedral Metropolitana de la ciudad de México en un campo de Africa. Como todo se puede hacer con la imagen es importante respetar a los sujetos o los objetos que tomamos. Hacer trucos nunca ha sido plausible en ninguna de las artes. Estamos ante un problema filosófico y moral cuando hablamos de 'cambiar' la realidad vía el ejercicio de la fotografía".

Patrimonio de la humanidad

-Así como en las artes gráficas se puede ''virar" la realidad, Ƒel testimonio periodístico corre también ese riesgo?

Toca el turno a Elena Poniatowska: ''Es muy difícil, pese a la tecnología, porque si uno es periodista es posible emplear grabadora. Además de ese testigo está la capacidad de los declarantes o entrevistados para protestar. Un periodista que se equivoca, por lo menos en La Jornada, tiene al otro día una carta en El Correo Ilustrado, y si eso se repite en varias ocasiones el reportero desde luego es expulsado del periódico.

''Así que hay control enorme sobre lo que es la verdad. Insisto, ahora que los periodistas contamos con grabadoras, si se escribe algo que la persona declarante no dijo, de inmediato es censurado y castigado. En cuanto a la escritura testimonial el truco no se puede hacer."

-ƑDe dónde puede decir que viene Mariana Yampolsky?

La fotógrafa toma la palabra: ''Todos venimos de los Casasola. Posiblemente México es conocido en el mundo por las fotografías de la Revolución Mexicana que ellos hicieron. Decía que todos sus negativos están ahora en Pachuca, muy bien archivados. Es un acervo que ya es patrimonio nacional. Creo que hasta ahora se ha mejorado la cobertura que ellos hicieron sobre alguna revolución. El archivo de los Casasola está de tal manera cuidado que según las técnicas modernas podrá conservarse durante muchos años. Recuerdo que cuando se rescató ese archivo se encontraron muchos negativos pegados a otros y fue necesario que vinieran expertos de Rochester para tratar los negativos y enseñar a los especialistas mexicanos las técnicas de recuperación de esos materiales. Hoy todas las personas que se encargan de ese acervo son mexicanos y muy capaces. Con gran gusto puedo decir ahora que el archivo está en óptimas condiciones''.

-ƑQué le deja Tlacotalpan, además de las imágenes?

Concluye Yampolsky: ''La memoria del sabor de su comida. Es un pueblo que tiene varios dones. El primero es el color, único en el mundo. De hecho Tlacotalpan es considerado patrimonio de la humanidad. No a muchos países les ha correspondido la suerte de tener un pueblo con un color que asombra.

''Otro don es la capacidad de sus habitantes para el baile. Mencioné la comida y no quiero dejar de lado a sus poetas y su música. Elena y yo tenemos a Tlacotalpan en un sitio muy reservado de nuestro cariño."