MIERCOLES Ť 28 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť Se quejan padres de familia de que su pliego no fue atendido
Concluyen disturbios en el tutelar de Tlalpan; familiares y autoridades llegan a acuerdos
SUSANA GONZALEZ G.
Las autoridades del Centro de Tratamiento para Varones San Fernando se comprometieron con más de 150 padres de familia a que ninguno de los internos será trasladado a otro centro de reclusión y a tener reuniones de una hora cada domingo, luego del horario de visita, "para exponer sus inquietudes y preocupaciones", a fin de resolver en conjunto problemas que afectan a los jóvenes, como el del consumo de drogas.
Ese fue el resultado de la reunión de más de dos horas y media que tuvieron los padres de familia con Celina Oceguera y Sergio López Tirado, titulares de las direcciones de Prevención y de Tratamiento de Menores, a dos días del amotinamiento de los menores infractores.
Paralelamente a la reunión, personal de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) recorrió las instalaciones para constatar los daños provocados durante la revuelta y tres jóvenes -de 15 que según las autoridades resultaron heridos- fueron sacados a mediodía en una camioneta del centro para ser atendidos en el Hospital Manuel Gea González.
La Secretaría de Seguridad Pública federal precisó que Pablo Enrique Vázquez Pérez, Diego Javier Sánchez Landeros y Julio César Valdez Oláiz "resultaron intoxicados con diversos medicamentos que desde el domingo sustrajeron de la enfermería, en medio de los disturbios".
Uno de ellos presentaba además heridas leves en un brazo y la nariz, infligidas "muy al margen de los disturbios del domingo", producto de una riña protagonizada entre los grupos que existen en el tutelar. Por la tarde los jóvenes ya estaban nuevamente en el penal.
En tanto, unos 150 efectivos de las Fuerzas Federales de Apoyo de la Policía Federal Preventiva se mantienen en el lugar, vigilando todas las áreas del centro, incluidas las azoteas, y sólo se llevan a cabo relevos de turno. En contraste, sobre avenida San Fernando y calles aledañas sólo hay una patrulla de la policía preventiva del Distrito Federal, a diferencia de las diez, incluida al menos una de la policía judicial capitalina, que todavía el martes estaban estacionadas cerca del lugar. Tampoco hubo bloqueos de vialidades.
Aunque la reunión transcurrió en calma y las autoridades escucharon las peticiones y propuestas de los padres de familia, quienes han sido asesorados por el Frente Mexicano de Derechos Humanos, éstos se quejaron de que sólo uno de los cinco puntos del pliego petitorio que presentaron desde el martes fue atendido.
Sin embargo, Jorge Humberto Carreto Siller, presidente de la organización no gubernamental y a quien al igual que a los medios de comunicación no se le permitió estar presente en la reunión, dijo que los familiares de los internos denunciaron que las autoridades evitaron hacer cualquier compromiso por escrito. Manifestó que la reunión que tendrán ambas partes los domingos se trata en realidad de un taller para padres, previsto por las autoridades federales desde hace más de diez años para todo centro tutelar, pero que nunca ha sido puesto en marcha en San Fernando ni en otras instituciones similares.
A diferencia de los disturbios ocurridos los días previos, sólo algunos incidentes se registraron ayer: el primero fue cuando decenas de padres de familia que llegaron después de las once y media de la mañana tuvieron problemas para entrar porque, al parecer, las autoridades determinaron limitar el número de asistentes a la junta, aunque poco después se reanudó el ingreso.
Además se tomaron varias medidas para agilizar la visita, motivo de las protestas protagonizadas el lunes por los parientes de los internos. Ayer se permitió que pasaran grupos de diez personas con diferencia de unos cuantos minutos.
Tampoco hubo roces con la PFP, pero trascendió que los camiones con comida preparada, refrescos y fruta que fueron introducidos el lunes no fueron repartidos entre los internos, como difundieron las autoridades, para evitar que los padres bloquearan el acceso a las camionetas donde eran trasladados los comestibles, ya que la gente pensó inicialmente que serían metidos más agentes de la Policía Federal Preventiva.
Por otro lado, al centro también fueron introducidos camiones con lámparas, pintura y mobiliario para restaurar las zonas dañadas.