MIERCOLES Ť 28 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť Masiva concentración de luto por balseros; culpa del naufragio a la Ley de Ajuste Cubano
Reclama Castro fin a política incivilizada de EU
Ť La Habana, lista para normalizar relaciones con Washington sin odios estériles: Pérez Roque
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 27 de noviembre. Cobijado por una votación en Naciones Unidas que condenó hoy el bloqueo económico estadunidense, el presidente Fidel Castro encabezó una masiva concentración de luto por un reciente naufragio de balseros, del que culpó a la "política incivilizada y bárbara" de la ley estadunidense de Ajuste Cubano, mientras el canciller Felipe Pérez Roque anunciaba que la isla está preparada para normalizar relaciones con Estados Unidos, sin "odios estériles ni aspiraciones de venganza ".
Castro, en su habitual uniforme de campaña verde olivo, tocado con un listón negro, leyó esta tarde un discurso de 35 minutos, dedicado íntegramente a la muerte de unos 30 migrantes ilegales, quienes salieron de Cuba el pasado viernes 16 y cuya lancha naufragó en el estrecho de Florida, en la mayor tragedia de su tipo, y que provocó el insólito acto de duelo. Apenas convocadas por la mañana, cientos de miles de personas escucharon al mandatario en la Tribuna Antimperialista José Martí, una plazoleta frente a la Sección de Intereses de Estados Unidos, sobre el Malecón de La Habana.
"No culparemos al actual gobierno (del presidente George W. Bush) de engendrar un fenómeno, fruto de decenas de años de agresión, hostilidad y crimen contra Cuba, cometido por sucesivas administraciones a lo largo de muchos años", dijo Castro, con un tono pausado y grave. "Pero tenemos derecho a reclamar que se ponga fin a esa política incivilizada y bárbara. Hechos semejantes golpean la autoridad y la moral de Estados Unidos y van contra sus intereses, enfrascado como está hoy en una lucha compleja y difícil contra el terrorismo".
Los gestos políticos en la jornada mostraron el talante con el que Cuba afronta el horizonte de sus relaciones con Estados Unidos: en la ONU, Pérez Roque interpretó la operación en curso de compra de alimentos y medicinas a ese país, al exhibirla como fe de erratas de una política inmanejable y contradictoria, pero abrió un abanico de temas de avenimiento con Washington. En La Habana, frente a una demostración de fuerza social y respaldo, Castro cerró la pinza denunciando un extremo dramático del conflicto bilateral. El tono y los tramos de los discursos subrayan que Cuba deja puertas abiertas para entenderse, si es posible, con Bush.
La Ley de Ajuste, que alienta la migración ilegal al garantizar la residencia en Estados Unidos a los cubanos que lleguen ahí de cualquier manera, fue denunciada por Castro como "terrorista, de un terrorismo de la peor especie, que mata concientemente y sin el menor remordimiento a niños inocentes".
Castro dijo que ya habían identificado a casi la mitad de los 13 niños náufragos. Autoridades de la isla informaron previamente que habían identificado a 26 ocupantes de la lancha. El diario oficial Granma desmintió hoy una "cínica y deliberada mentira" surgida de Miami de que los balseros habían sido rescatados por un mercante panameño. El lunes la televisión local informó que el embajador cubano en Panamá, Carlos Zamora, recibió un reporte del vicecanciller panameño, Armodio Arias, según el cual el país istmeño desconocía el presunto rescate.
Castro dijo que desde la firma de los dos acuerdos migratorios vigentes entre Cuba y Estados Unidos (1994 y 1995), hasta el 9 de noviembre pasado habían viajado a ese país 132 mil 586 personas documentadas. Pero la "politización del fenómeno migratorio por parte de Estados Unidos en relación con Cuba, específicamente, ha sido causa de esta y otras muchas tragedias".
En la ONU, Pérez Roque tendió puentes. Reconoció "buena voluntad de ambos gobiernos" para facilitar la operación de compras cubanas y reveló que los contactos diplomáticos han sido distendidos con "respeto y espíritu de cooperación". Dijo que Cuba desea el cese del bloqueo, pero subrayó que aspira también a relaciones normales y respetuosas con Estados Unidos y que está preparada para ello: "no alienta odios estériles ni aspiraciones de venganza. Somos un pueblo noble y con cultura política, y consideramos a millones de estadunidenses y a la mayoría de los cubanos que viven en Estados Unidos víctimas también de las injustificables prohibiciones del bloqueo ".
Luego precisó medidas que tendría que dar Washington: derogar las leyes Helms-Burton (1996) y la Torricelli (1992); abrir a Cuba el acceso a las instituciones financieras multilaterales, permitirle el uso del dólar en transacciones externas, abrirle el mercado estadunidense, permitir a los estadunidenses visitar la isla y facilitar los viajes a este país de los cubanos residentes en Estados Unidos, devolver los activos cubanos congelados y autorizar inversiones de su país en La Habana, entre otras.
Pérez Roque recordó la disposición cubana para negociar un "arreglo justo y honorable para la compensación de las casi 6 mil empresas y ciudadanos de Estados Unidos cuyas propiedades fueron nacionalizadas" tras el triunfo de la revolución de 1959, y citó luego un paquete de seis medidas políticas necesarias para restablecer relaciones: derogación de la Ley de Ajuste; aumento de la cooperación antinarcóticos; cancelación de las emisiones radiales y televisivas anticubanas; exclusión de Cuba de la lista de gobiernos que patrocinan el terrorismo; cese de la hostilidad diplomática, así como de las acciones armadas y propagandísticas contra la isla originadas en Miami, y devolución del territorio de la base naval de Guantánamo.
En La Habana, la jornada se inició muy temprano, con la radio y la televisión repitiendo la lectura del editorial de Granma, que convocaba al mitin y aseguraba con precisión que se reunirían 300 mil personas. La afirmación empezó a hacerse efectiva también desde la mañana, con la llegada de centenares de autobuses en incesante caravana, que desembocaba en la zona de la concentración con escuelas secundarias y preuniversitarias enteras, grupos sindicales y vecinales, militares y efectivos del Ministerio del Interior, y ríos humanos a pie, todos con banderitas cubanas en la mano.