MIERCOLES Ť 28 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť El ejido se ha convertido en un refugio de la pobreza, asegura Klaus Deininger
Recomienda investigador del Banco Mundial canalizar más inversión al campo mexicano
Ť Falta coordinación en programas de las dependencias del sector; sugiere cambios legales
PATRICIA MUÑOZ RIOS
En México "el ejido se ha convertido en un refugio de la pobreza", son sumamente bajos los niveles de inversión, productividad y uso de tecnología en estas tierras, por lo que se deben acelerar y facilitar los cambios legales para que estas propiedades puedan tener un uso comercial y hasta potencial empresarial, sostuvo Klaus Deininger, jefe del grupo de Investigaciones para el Desarrollo del Banco Mundial.
El representante ofreció una ponencia durante el Foro Internacional de Ordenamiento de Propiedad y Sistemas Catastrales que se realiza en nuestro país y al cual acudieron representantes de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y expertos de 13 naciones, así como dirigentes campesinos.
Deininger señaló que estamos "ante el envejecimiento del ejido", y dijo que los cambios legales que se han llevado a cabo para promover el desarrollo de esta propiedad no han estado acompañados de cambios institucionales, lo cual es fundamental. El Banco Mundial recomendaría incluso que se hicieran las transformaciones legales pertinentes para que esta propiedad se pueda arrendar a largo plazo en condiciones de seguridad jurídica, y para que se reduzcan los impuestos sobre la tenencia de la tierra, sostuvo.
"En México -añadió- no se vislumbra que vaya a desaparecer el ejido, por lo que hay que darle posibilidades de desarrollo, pues tiene "potencial empresarial", dijo.
Deininger presentó un informe muy extenso denominado "México, política agraria: una década después de la reforma del ejido", el cual establece que en este país, por la falta de información, "muchos ejidatarios venden sus tierras en condiciones desventajosas".
El análisis indica que los actuales programas no han permitido mayor inversión, ni reducir la pobreza en el sector rural; además señala que hay una falta de coordinación y claridad de objetivos dentro de los programas existentes y entre las instituciones del sector que son la SRA, Sagarpa y Semarnat. Además, las perspectivas de largo plazo de muchos programas de apoyo no son claras.
También detalla que no se aprovecha el potencial productivo sustentable de las tierras de uso común por falta de capacidad e incentivos, que hay una escasa inversión privada en asociación con el sector social y que la expansión urbana irregular es desventajosa para todos; la autoridad reguladora y "la observancia de la ley son débiles".
Para el Banco Mundial, es preciso mejorar el marco legal y regulatorio de los contratos de arrendamiento de la tierra, evaluar opciones legales, sociales y económica para vincular el cambio generacional con el estructural y evaluar mecanismos que mejoren los mercados periurbanos de tierra.
Se tiene que establecer una función de valuación de tierras y un sistema de monitoreo de precios para mejorar la transparencia en las transacciones de mercado y la información en las áreas rurales y urbanas, además de simplificar la transición de dominio pleno y fincar en su desarrollo el mercado hipotecario.
Adicionalmente se tienen que evaluar las condiciones de acceso y la efectividad de los programas actuales e incluso revisar y, de ser necesario, modificar las funciones de institituciones para impulsar las asociaciones mercantiles en el sector. Considera también que los diferentes regímenes fiscales para el sector social y privado son un serio desincentivo para la adopción del dominio pleno y el traslado de dominio a la propiedad privada, según argumenta el análisis de esta institucional internacional.