MIERCOLES Ť 28 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť Cobró vida en voz de Soberanes: ''Ƒsabes qué hacemos a cabronas como tú? šLas matamos!''
Un solo testimonio de tortura, de 500 recabados, abrió ''los espectros'' de la historia nacional
Ť La narración sacudió a varios integrantes del gabinete e incomodó a uno que otro
Ť Ausentes en el acto, el Comité Eureka, intelectuales y especialistas en guerra sucia
JUAN MANUEL VENEGAS VICTOR BALLINAS
Ahí mismo, entre los muros donde se torturó, vejó e intentó acallar la disidencia política de los setenta, ayer se tiró del manto y aparecieron, otra vez, las miserias y atrocidades que se cometieron desde el poder. Pero esta nueva aparición -se dijo- servirá para descubrir y castigar a quienes de ellas vivieron e hicieron de su práctica el "ejercicio injusto" de ese poder.
El presidente Vicente Fox Quesada dijo que no se trata de andar ''buscando espectros'' en la historia nacional... pero las sombras ahí estaban. Y ahí siguen. Las presentó el titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, José Luis Soberanes, en un testimonio, uno solo de 500 recabados en el informe sobre tortura y desapariciones forzadas por motivos políticos que ocurrieron en nuestro país en los setenta y ochenta:
Habla una mujer: "ya en la calle fuimos tirados al suelo y empezaron los agentes a golpear salvajemente a mi esposo... nos llevaron a un local que después me di cuenta que era el Departamento de Tránsito y me echaron al piso junto con mi nenita de un año... desnuda, me dieron toques en la vulva y en los pechos... a mi hijita Tania, de un año y dos meses, la torturaron en mi presencia, maltratándola y aplicándole toques eléctricos en todo su cuerpecito".
La crueldad del relato estaba ahí. A grandes letras en tres pantallas gigantes instaladas en lo que fuera el patio de la cárcel de Lecumberri, el palacio negro hoy convertido en sede del Archivo General de la Nación. Soberanes leía el testimonio de aquella mujer torturada en el ''Departamento de Tránsito''... y era apenas el comienzo de las apariciones que dejaron mudo a más de uno, a otros tantos los hicieron pasar saliva y a uno que otro, sin duda, incomodaron.
Los secretarios de Estado y asesores presidenciales convocados por Fox para atestiguar el acto en el que se creó la fiscalía especial que investigará y ''sancionará'' a los responsables, ''directos e indirectos'', de aquellas barbaridades, impávidos siguieron la lectura del ombusdman. ''šEstá cabrón!'', diría, acusaría más tarde Xóchitl Gálvez, la jefa de la Oficina para la Atención de los Pueblos Indígenas del país.
La mirada y el silencio de Josefina Vázquez Mota, Julio Frenk, Reyes Tamez, Víctor Lichtinger, Luis H. Alvarez, Rodolfo Elizondo, entre otros funcionarios, reforzarían -sin duda- el seco comentario de su compañera de gabinete.
Sigue la lectura de Soberanes; su énfasis y su mano que azota sobre el atril. El texto sobre las pantallas: "A mí me traían en un carro seis agentes: tres en la parte delantera y tres atrás conmigo; uno de ellos me abrazaba (yo estaba amarrada) y los otros me manoseaban el cuerpo diciendo obscenidades... uno de ellos me dijo: 'Ƒtienes hijos?' Sí, una niña de un año. 'Bueno, ya viene en camino para que esta cabrona sepa lo que sabemos hacer' (decía otro)... 'Ƒsabes lo que le hacemos a las cabronas como tú? šLas matamos! Pero de a poquito, mamita, y se mueren hasta que a nosotros se nos pega la gana. šVas a suplicar que te matemos!'"
A lado de Fox, el secretario de Gobernación, Santiago Creel, movía en círculos la cabeza; el secretario de la Defensa Nacional, general Ricardo Clemente Vega García, inmutable escuchaba, duro su semblante, lo mismo que el procurador de la República, el también general Rafael Macedo, quien tomaba nota de las referencias que Soberanes hacía de las violaciones "acreditadas por el Ejército".
Soberanes seguiría con una larga -de casi una hora- presentación del informe y recomendación que hizo al Ejecutivo federal para indagar sobre aquellos sucesos y castigar a los culpables. Porque la ''responsabilidad subsiste'' con todo y el hecho de representar un nuevo gobierno, ajeno a aquellos de la guerra sucia, advertiría el titular de la CNDH en la justificación de su exigencia.
Corto en tiempo, sin ningún aspaviento, casi en la solemnidad, fue el aplauso que se ganó el ombudsman, sin que el general secretario de la Defensa Nacional siquiera se moviera. ƑAcaso había algo que festejar? ƑHabía algo más qué decir?
En ese ambiente continuó el acto que develaba el telón: por primera vez desde el gobierno -aunque panista- se reconocía que desde el gobierno -aunque priísta- se abusó, se torturó, se violaron derechos humanos y se desapareció gente.
A tal revelación pocos fueron los invitados o los que respondieron a ella. Se notó la ausencia de representantes del Comité Eureka, que encabeza Rosario Ibarra de Piedra y que reúne a cientos de madres que aún buscan a sus hijos, presumiblemente en la lista de los desaparecidos y torturados. También de intelectuales y especialistas en el análisis del tema de la guerra sucia.
Representantes del Poder Legislativo tampoco se vieron por el patio del hoy Archivo General de la Nación. Del PRI de aquellos gobiernos, mucho menos... bueno, sólo a Griselda Alvarez, ''la primera mujer priísta'' que gobernó un estado (Colima) precisamente en esa época, y que actualmente ocupa un lugar entre los consejeros de la CNDH.
Y sí, diría el presidente Fox, no se trata de andar "buscando espectros". Pero el caso es que ahí estaban. Y ahí siguen.
No se trata de andar "buscando espectros", insistiría el mandatario que, a decir verdad, fue el que más serenidad transmitió en el acto denso y tenso que ayer se vivió.
No se trata de andar buscando espectros... pero ahí están. Y el propio mandatario buscó la conjura cuando al cruzar el patio de lo que fuera el palacio negro de Lecumberri, soltó para quien lo quiso escuchar: "ƑQué, tengo cara de asustado? šNo, verdad!"
Más las nuevas apariciones servirán, sentenció, para castigar a quienes abusaron del poder...