LUNES 26 Ť NOVIEMBRE Ť 2001 Ť

BALANCE DE LA JORNADA

Ť Tigres por fin responde a la inversión millonaria

Ť La Volpe y Tena, relevos idóneos del torneo

Ť América y Pumas, acostumbrados a la decepción

MARLENE SANTOS Y CARLOS HERNANDEZ

A la larga el futbol tiene lógica y en la liguilla están los equipos con mayores méritos en un campeonato que es de mucha presión para las desquiciadas directivas, pero que en realidad da manga ancha hacia las finales, si se considera que de 19 equipos se clasifican ocho, y que una vez más se demuestra que la paciencia y la continuidad son la base del éxito.

tuca-ferretiLa millonaria directiva de Tigres no sólo puso dinero para armar a su equipo en 1999, sino que aguantó todo tipo de críticas y contra la marcada tendencia mantuvo al técnico brasileño Ricardo Ferreti y al grueso de su plantel que esta vez llegan a la fiesta grande como favoritos.

Otro caso de continuidad es el Cruz Azul de José Luis Trejo, mientras el Toluca, que sin muchas variaciones en el plantel hizo un gran relevo en la dirección técnica al contratar al argentino Ricardo La Volpe, y similar situación vivió el Pachuca con Alfredo Tena; ambos por sus resultados se convirtieron en los sustitutos idóneos.

Pero el caso más destacable es el de Necaxa, que a comienzos del torneo fue denominado El rey del empate o de la mediocridad y no faltaron voces que sugirieron el cese de Raúl Arias. No obstante, la directiva de Rayos tuvo confianza en el estratega que en el Invierno del 98 conquistó el título y un torneo antes, en su debut, había sido subcampeón.

Además, junto al Santos Laguna, el Necaxa representa dignamente al futbol mexicano en la Copa Merconorte.

Estos casos resultan auténticas perlas negras por su rareza en un certamen que rompió récord de técnicos despedidos y que hoy ubica ante su error a los dirigentes que se dejan guiar por impulsos y que creen más en los golpes de fortuna que en la planeación a largo plazo.

Por otra parte, ya hablaron Javier Aguirre y Cuauhtémoc Blanco, pero hubo pájaros en el alambre. Televisa estuvo ahí, literalmente grabando la conversación al lado del Cuau en una situación seguramente incómoda y molesta para el técnico nacional. Si se ven las cosas de manera rigorista, la televisora de avenida Chapultepec se ha convertido en cómplice, juez y parte.

Primero se llevó al jugador a uno de sus programas dominicales de diversión enseguida del juego México-Honduras; ahí mismo otro de sus conductores secuestró a Blanco para el festejo, después lanza las "exclusivas" de Cuauhtémoc llorando, Cuauhtémoc cantando... ¿qué sigue?

Todo porque desde hace tiempo -desde la salida del Güero Burillo de la empresa- se sienten fuera de la jugada Tricolor. Y con apego a la verdad, los del Ajusco les han ganado en cobertura y calidad en cada evento deportivo de envergadura (mundiales y Juegos Olímpicos).

Entonces, como el Cuau tiene un par de años enojado con TvAzteca, negándoles cualquier entrevista, se aferró del más habilidoso jugador de la selección, que coincidentemente es el que más tiende a la indisciplina.

En apariencia, los que sí limaron asperezas fueron Burillo y Rafael Lebrija, peleados y reunidos por el mismo motivo: la selección. Lo supérfluo del hecho fue su multifilmado y fotografiado abrazo; lo sobresaliente, el tema Copa Libertadores y la voz de alarma que lanza Burillo.

Si el Güero logra convencer a los venezolanos, como dice que hará, se erigirá otra vez como el salvador del balompié mexicano y habrá que rendirle mayor pleitesía, sobre todo después del fracaso que en ese empeño tuvieron hace unos meses, en plena Copa América, el propio Lebrija y Alberto de la Torre.

Lloran los seguidores de América y Pumas, mientras que los de Chivas alistan pañuelos desechables a más no poder ante la proximidad del duelo contra Diablos.

Resulta que las aficiones más grandes vieron con pena la caída de sus respectivos y mal dirigidos equipos. Lapuente sumó otro fracaso tras el descenso del Atlante y Hugo Sánchez tendrá que aparecer menos como comentarista para dedicarse más a planear el torneo al frente del equipo por el que tanto pugnó.