LUNES Ť 26 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

Ť El Salón 21, convertido por dos horas en un bar de Chicago, la noche del sábado

El feeling negro marcó más de dos horas de blues de Primer y Geneva

Ť Los fantasmas de Muddy Waters y Willie Dixon resurgieron entre cada canción del alma

Ť James Harman y su banda comenzaron la velada, que reunió sólo a conocedores cuarentones

JUAN TRUJILLO LIMONES ESPECIAL

Fue como oír blues auténtico en un sitio de lujo de Chicago, en los buenos tiempos. Fue la presencia de John Primer la noche del sábado 24 de noviembre en el Salón 21, espíritu negro plasmados en el ritmo, en la imaginación musical, sónica. En dos horas, la melodía de este jazzista pegó directo en el corazón de los seguidores de este género sin ataduras, libre, sin cadenas en el alma.

blues3Las expectativas del músico, expresadas a La Jornada antes de tocar tierra mexicana, se cumplieron esa noche de clímax blusero directo de las venas del Mississippi: "Creo que es un público excelente, le gusta el blues. La audiencia es muy desenfrenada con el blues. He visitado México en dos ocasiones, tocando con Queen Sylvia, en 1980, y otra, creo, en 1982 con Willie Dixon; me siento motivado".

La velada comienza con la introducción básica de un blues de excelente base, cadencia característica de la armónica de James Harman y su banda. De esta manera, los corazones, espíritus, miradas y gargantas se calentaban. Un cabeceo a la par del ritmo de un Salón 21, con poca gente: solamente los conocedores cuarentones del género se dieron cita.

El blues de nuevo de la mano del alcohol: chelas, tequila, whisky y vodka calibraban los organismos vivientes de mayoría con tez blanca, pero con alma negra. Así, con un sonido de excelencia, piezas prendidas propias y Nine below zero, del maestro Sonny Boy Williamson, James Harman expresa un feeling clásico blanco; se impone con el intercambio de espasmos pulmonares con suaves y electrizantes notas de su guitarrista de nombre James, quien destaca por su corta edad, limpieza musical, sencillez y un requinto de amplia belleza al enfatizar las rolas lentas, pesadas y cadenciosas.

El blues corre por las venas de los presentes; un blues característico de la costa oeste (California). Harman con ojos cerrados, armónica en boca y experiencia, logra prender al público innato con cerca de 2 horas y rolas como Sweet time.

La hora del estallido

Pasadas las 22 horas, directo de la ciudad a la que llegaron grandes cantidades de esclavos negros, músicos de bares pequeños llenos de un feeling potencial y único. John Primer & The Real Blues Band (Mike Morrison en el bajo y Mark Dissenderffer en la batería, con una playera de apoyo al EZLN), y Geneva Red en la armónica, inician calibrando sonidos; una base fundamental de excelencia en el ritmo de rolas escritas por el propio Primer; éste acomoda con delicadeza su sombrero blanco y vehículo de expresión de nombre Gibson Epiphone, e interpreta un blues característico.

Se empieza a percibir el aroma de un blues puro y clásico de Chicago. Del músico negro emanan personalidades legendarias al efectuar los cambios entre una canción y otra: los fantasmas de Muddy Waters y Willie Dixon salen por las gotas de sudor de Primer desde los primeros acordes. La influencia de dichos maestros se enfatizan y se hacen presentes en sus orígenes, su música, la expresión en cara, cuerpo y extremidades hacen viajar al oyente en el mundo del maestro y profeta blusero de 56 años.

La sensualidad de Geneva

Mientras tanto, Geneva Red en la armónica acompaña, lleva de la mano, cuida y acaricia lo que empieza a hacer diferente la noche. Tanto músicos como presentes se iniciaban en el blues de almas individuales: unos lloran, otros cabecean, gimen, aplauden; eran electrificados por la voz y guitarra de Primer.

Las rolas eran algunas creaciones del músico negro reinterpretadas de sus últimas dos producciones del año pasado: It´s a blues life y Knocking at your door. El matiz, la efervescencia de la voz con los solos de armónica de Geneva Red, una mujer alta, rubia, delgada, que aparte de todo toca blues, un blues sensual que seduce al público masculino. De pronto se escucha a una voz aguardentosa decir: ¡Mamacita, qué bien tocas!, demostración popular del gusto por la finura y virtuosismo de la diva blanca del blues.

Primer y Geneva se combinan con excelencia. Dan gracias al público. Primer invoca otra alma extinta: la leyenda Howlin Wolf, quien se hace presente en How many more years, una interpretación simplemente deliciosa, sensual que embellece las caras, espíritus y hace mover a las marionetas mexicanas debajo del escenario.

De nuevo el dúo Primer-Geneva con rolas como Knocking at your door, I miss you by my side, matiz fundamental de un blues, rythm & blues y otras rolas funky.

Una especie de tributo

John Primer y Geneva Red: "¿Están listos para el blues? ¿Están listos?", grita en varias ocasiones un Primer contento. Ya se sentía en el ambiente, en el cuerpo, en el alma, el clímax del blues. Geneva nos transporta a Chicago, invoca al mismísimo Muddy Waters con la clásica Got my mojo working, el coro del público conocedor no se deja esperar, la armónica y la voz de Primer hacen la diferencia, como si se tratara de hacerle tributo al padre del Chicago blues: Mckinley Morganfield aquel dios del blues, que visitó nuestro país en 1979, resucita y regresa a nuestros oídos.

Despedida al estilo de Chicago

Primer se despide, sale del escenario; los presentes responden con excelencia, como si se tratara de un bar de Chicago: azotan el piso de la tarima para exigir y expresar la necesidad de más blues. John Primer regresa, toma el micrófono, su sonrisa viaja de oreja a oreja, la expresión de sus ojos apunta hacia el agradecimiento al público. El ex guitarrista de Willie Dixon, Muddy Waters y Magic Slim introduce a la gente; cedió parte de su show a Geneva, quien interpretó: Let the good times roll, escrita por Sam Theard y convertida en un clásico de blues.

Las cero horas pasadas y el concierto está en su mejor momento; es la hora del clásico de clásicos de la ciudad capital del blues: Sweet home Chicago. Todo es felicidad, baile; la sonrisa de Geneva y Primer, el blues cadencioso, excelente ritmo. Blues, feeling para tocar y expresar la vida cotidiana... el blues.