Ť El ex presidente brasileño presenta en la FIL de Guadalajara su novela Saraminda
En la política se lucha con la realidad; en la literatura, con la abstracción: José Sarney
CESAR GÜEMES ENVIADO
Guadalajara, Jal., 25 de noviembre. En su momento presidente de Brasil, hoy senador por el estado de Amapá, José Sarney se encuentra en México a fin de participar en diversas actividades relacionadas con su país, ya que la FIL de este año se dedica a éste, pero también para acompañar la salida al mercado de su nueva novela, Saraminda, publicada por el Fondo de Cultura Económica.
-En el México del siglo XIX eran altamente compatibles las vidas de escritor y político. En pleno XXI, ¿cómo hace usted para que coexistan esas dos vertientes?
-Pienso que nuestras vidas no son lineales, sino poliédricas. Para mí la política fue un destino porque no luché para serlo: invadió mi vida. No me quejo, ella me ha posibilitado la oportunidad de hacer alguna contribución a mi país. Siempre la buena política es una forma de la realización humana. La literatura, por su lado, es una vocación temprana. Desde muy joven tuve la compulsión de escribir, de fijar a través de la palabra emociones, sentimientos y mundos imaginarios. De manera que no veo en mi caso la incompatibilidad entre política y literatura, si bien reconozco que no es fácil la conciliación de ellas. La política es el arte de lo posible, dedicado a batallar con la realidad, mientras en la literatura se lucha con la abstracción. No es sencillo hacer que se hermanen estos dos caminos, pero me ha interesado hacerlo.
-¿Les dedica el mismo espacio?
-Más o menos, sí. Desconfío mucho de las personas que dicen que tienen todo el tiempo del mundo. No me sucede a mí. Creo que sólo cuenta con el tiempo quien dice no tener tiempo para nada. Esta concepción me ha facilitado las dos labores. A ello sumo el hecho de que duermo muy poco, excesivamente poco. Y mis noches están llenas de lectura y escritura, igual mis mañanas.
-En el mundo de la realidad concreta, ¿qué diría usted en términos amplios que le falta en este inicio de siglo a América Latina?
-Latinoamérica va caminando con todo y sus dificultades. Es necesario no perder de vista que tenemos sólo 500 años de existencia. Por otra parte, hay una diferencia muy amplia entre la América anglosajona y nuestra América. Esa es una separación que sin duda nos genera grandes interrogantes. La América anglosajona es rica y poderosa, mientras que nosotros tenemos todavía muchos problemas sociales. El desarrollo de nuestros países fue hecho a partir del sacrificio social y eso es un gran problema. Además hay algo nuevo, el sentimiento de que tenemos la necesidad de una integración, de abrirnos un espacio en este mundo que camina hacia la globalización. Debemos contar con espacios comunes para establecer condiciones de competitividad.
-En ese panorama visualiza a México, desde luego.
-Claro, sólo que por el momento México es la frontera de Latinoamérica con Estados Unidos, y la pregunta fundamental para mí es si en el futuro será al revés, el límite de Estados Unidos con esa gran unión que puede ser América Latina. De la decisión de México de mantener su presencia con Latinoamérica y de la posibilidad de crear un espacio común depende mucho el futuro de todos nosotros. Creo que América del Sur es una parte del continente que tendrá en algún momento relativamente cercano sus días de oro. La historia da cuenta de los días dorados de Europa o de Asia, pero nosotros continuamos bajo una situación que no es la mejor para el progreso. En este siglo XXI empezaremos este desarrollo, por eso es importante que estemos juntos todos.
-¿Qué tan importante para usted, además de la política mexicana, ha sido la literatura de nuestro país?
-La fuerza de México es extraordinaria. En todos nuestros países los recuerdos de la Conquista son dolorosos. Sin embargo la actitud ante ese hecho por parte de los mexicanos ha sido siempre de gran admiración para muchos otros países en derredor suyo. Es muy singular cómo México consigue estar junto al gigante del norte y aún así mantiene su identidad. La literatura mexicana es parte imprescindible de esa identidad, de tal modo que cuando se habla del boom de la novela en Latinoamérica, pienso que aquí se generó la piedra de toque a partir de los trabajos de Juan Rulfo. Sin él no habríamos tenido la consolidación de lo que hoy se llama realismo mágico. Sin Rulfo, además de ser distintos, no tendríamos en el mundo una fuerte presencia literaria. Incluyo en este rubro a Octavio Paz, que tanto escribió sobre la identidad nacional. Y no me olvido de grandes escritores nacionales como Carlos Fuentes o Fernando del Paso. Creo conocer muy bien la literatura mexicana y gusto mucho de ella. Insisto en que los temas de la literatura de aquí les ayuda mucho a fortalecerse sin necesidad de que sean textos politizados. Las letras nacionales son necesarias para sentar la base de casi cualquier tipo de desarrollo y aquí las tienen.
-La relación entre política y literatura nos lleva a su más reciente libro, la novela Saraminda, que justamente ha comenzado a distribuirse en la FIL. Hable para los lectores de esta mujer que protagoniza la obra: ¿se basa en un ser real?.
-Existe en Brasil la leyenda de que el oro se desaparecía de las minas. Para encontrarlo, se dice que se degollaba a personas para que la sangre buscara el oro perdido. De tal suerte que el oro tenía entidad y era un personaje por sí mismo. Esa conseja me sedujo e inicié una pesquisa muy grande de las historias de las minas en Brasil. Encontré con que a esos sitios no iban mujeres. De modo que entre realidad y ficción me encontré con este personaje femenino que es subastado en esos terrenos a cambio de tres kilos de oro. Ella tiene la conciencia de que su cuerpo vale lo que el oro. A partir de ahí se dedica a encantar a los hombres con su magia y poco a poco consigue dominar a todos con su sola presencia. Desde luego es una mujer extremadamente sensual, de piel negra, que tiene su cariño puesto en los animales y en el sueño de un coche con ruedas de oro.
-Entonces la mujer, de algún modo, también lo hechizó a usted, don José.
-Puede ser. Saraminda es un personaje que he creado abriendo la puerta a fin de que camine. Siento que voy tras el personaje y no a la inversa. Debe uno pensar lo que están haciendo con un poco de adelanto para colocarles en el momento preciso el escenario que requieren. Así perseguí a Saraminda y espero haberle dado alcance con las palabras.