LUNES Ť 26 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

Esperanza femenina en la reunión de Alemania

La única mujer de la Alianza de Norte que participará en las conversaciones auspiciadas por Naciones Unidas sobre un futuro gobierno en Afganistán, manifestó este domingo su confianza de que las mujeres puedan desempeñar un papel importante en la sociedad tras la derrota de los talibanes.

"Confío en que las mujeres afganas participarán activamente en todas las áreas sociales y estén en capacidad de demostrar sus habilidades administrativas", dijo Amina Safi Afzali, la única mujer entre los 11 delegados de la Alianza del Norte que a partir del martes asistirán a las conversaciones organizadas por la ONU cerca de la ciudad alemana de Bonn.

Azfali dijo que la reunión es una ocasión histórica para su atribulado país, aunque los temas relaciones con la mujer no serán el tema principal. "La conferencia de Bonn discutirá el futuro de la nación afgana, sean hombres o mujeres. Aunque los temas de la mujer no serán debatidos, esta reunión decidirá el futuro político de Afganistán, del cual las mujeres forman parte", dijo a Reuters.

"Luché durante 20 años en pro de los derechos de las mujeres afganas y traté de mostrarle al mundo cuán oprimidas están. Tal vez esa es una de las razones por las cuales fui elegida como la única mujer para concurrir a la conferencia de Bonn", declaró.

"Respetamos el código de indumentaria islámica, pero lo que los talibanes impusieron a las afganas, como el uso de la burka, sólo se basa en el Islam del talibán. Ese es una especie de vestido islámico que evita que las mujeres sean activas en la sociedad".

"Creemos que las mujeres deben usar la adecuada vestimenta islámica, pero que no les impide participar en actividades sociales y políticas", indicó Afzali, de 43 años y figura líder del Movimiento Islámico de Mujeres de Afganistán desde hace 20 años.

Sima Wali, una de las tres delegadas que envía el ex rey Mohammed Zaher Sha a la conferencia de Bonn, está decidida a defender a sus "hermanas" condenadas a la miseria, la prostitución o la viudez durante años, a pesar de no reivindicar un feminismo a la manera occidental. "Aquí todos hablan de la burka, pero es la última de mis preocupaciones", explicó Wali en entrevista con la Afp en Washington.

"Debemos ir más allá de las medidas simbólicas. En Afganistán, las mujeres son vendidas como empleadas o están condenadas a la prostitución porque no pueden alimentarse", aseguró esta mujer de la etnia pashtún.

La fundadora de la organización Mujeres Refugiadas en Desarrollo -con sede en Washington- tiene 50 años y vive en Estados Unidos desde 1978, cuando debió abandonar Afganistán porque fue considerada indeseable por el régimen marxista en el poder.

Amnistía Internacional reconoció la importancia del trabajo de Wali al otorgarle en 1993 un premio por su lucha en favor de las refugiadas.

Entre sus exigencias figuran objetivos políticos. "Debemos incluir a las mujeres en los más altos niveles de gobierno y en los no gubernamentales, debemos reflejar las cuotas de género" afirmó y recordó que algunas estadísticas estiman que las mujeres son 65 por ciento de la población afgana.

Como delegada, espera que Afganistán tenga un gobierno multiétnico y volverá a ser el país que ella conoció. Un país sin "potencias extranjeras" que armen a las distintas facciones.

(REUTERS Y AFP)