DIGNA OCHOA: CORTINAS DE HUMO ENVENENADO
La
ciudadanía y la opinión pública internacional temen
que el asesinato de Digna Ochoa, defensora intransigente de los derechos
humanos, quede tan impune como otros crímenes cometidos contra personalidades
importantes como el asesinato del candidato del PRI a la Presidencia de
la República, Luis Donaldo Colosio, que no ha sido esclarecido porque
desde el primer momento se comenzó a embrollar las pistas y a desviar
las investigaciones.
El prestigio del gobierno y sus afirmaciones sobre el
respeto por los derechos humanos están hoy en juego. La Procuradoría
General Judicial del Distrito Federal y el propio gobierno federal resarcirán
su credibilidad, en México y el mundo, si demuestran ser capaces
de realizar un cambio radical con respecto a los métodos turbios
del pasado.
Desgraciadamente, este no parece ser el caso. Por ejemplo,
el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez,
a través de su director --acompañado por dos figuras tan
prestigiosas como el padre Miguel Concha y el representante en México
de Amnistía Internacional--, sostuvo que se están desviando
las pesquisas utilizando filtraciones y bajas insinuaciones e hipótesis
absolutamente inverosímiles, según las cuales el crimen podría
haber sido causado por problemas pasionales o por presuntas divergencias
de la víctima con el mismo centro Agustín Pro.
Este organismo sostiene que la investigación "no
garantiza de manera alguna" el resultado necesario, o sea, encontrar a
los mandantes y ejecutores del asesinato de Digna Ochoa, cometido para
acallar una voz defensora de las libertades y de la democracia.
No han sido citadas a declarar autoridades; los grandes
intereses económicos madereros y los responsables políticos
de crímenes en Guerrero, como el ex gobernador Rubén Figueroa,
ligado a aquéllos, tampoco han sido directamente investigados, lo
cual hace temer por la vida de los ecologistas guerrerenses que Digna Ochoa
defendía. Debido a todo esto, el Pro acordó con el gobierno
que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dé asistencia
técnica a la PGJDF para llegar a la verdad e impedir que siga existiendo
la viscosidad de las instituciones investigadoras, que no han sido depuradas
de los elementos acostumbrados al crimen político y a sembrar falsas
pistas y crear cortinas de humo para asegurar la impunidad a los altos
personajes capaces de organizar "crímenes excelentes" de repercusión
nacional y mundial.
Pesan como montañas el hecho de que Digna Ochoa
enfrentó a fuertes personajes e intereses en sus investigaciones
sobre las violaciones de los derechos humanos en Chiapas y Guerrero, así
como las amenazas de muerte antes y después de que la Secretaría
de Relaciones Exteriores autorizara retirarle la protección, dejándola
inerme.
La opinión pública conoce esos hechos, así
como la vida cristalina de Digna Ochoa, de su entorno y de sus compañeros
en la defensa de los derechos humanos. Las falsas pistas son, por eso,
una ofensa a la razón y a todos los que creen en la democracia y
la justicia.
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