Ť Hoy se presenta en el Zócalo en La Gran Fiesta de las Revoluciones, del ICCM
Mientras continúe la impunidad, será vigente el canto de opinión: Viglietti
Ť Tania Libertad, Sara González, Regina Orozco, El Negro Ojeda y Oscar Chávez, en el recital
Ť Sólo lamento la ausencia irremediable de mi amigo René Villanueva, expresa el cantor
ARTURO GARCIA HERNANDEZ
Mientras persista la desigualdad en el mundo, mientras continúe el "genocidio silencioso" causado por la pobreza y el modelo económico globalizado, mientras se violen los derechos humanos y se mantenga la impunidad de los represores, mientras haya niños muriendo de enfermedades curables, mientras una minoría siga atesorando riquezas en perjuicio de la mayoría, el concepto "revolución" será vigente y, con él, la canción que testimonia, apoya y difunde las luchas y los ideales libertarios.
Esta es la convicción de Daniel Viglietti, figura emblemática de la canción latinoamericana y cultivador, entre otras vertientes, del llamado canto comprometido o "canto con opinión", como prefiere llamarlo. Con cerca de 40 años de trayectoria, pertenece a la estirpe de la que forman parte compositores y cantantes como Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez, Los Olimareños, Alfredo Zitarrosa, Oscar Chávez, René Villanueva y un largo etcétera, de generaciones, estilos y géneros diversos pero que comparten preocupaciones estéticas y sociales.
Viglietti se encuentra en México para participar en la Gran Fiesta de las Revoluciones que se llevará a cabo hoy (13 horas) en el Zócalo capitalino, con la actuación de Sara González, Tania Libertad, Oscar Chávez, Salvador El Negro Ojeda, Salario Minimo, Salón Victoria y Regina Orozco. La fiesta forma parte de los festejos del 91 aniversario de la Revolución Mexicana organizados por el Instituto de Cultura de la Ciudad de México (ICCM).
"Feliz de estar en México", país con el que ha mantenido una estrecha relación, el cantor y compositor uruguayo prepara actualmente un nuevo disco en el que incluye una canción que tiene como tema el alzamiento zapatista en Chiapas. De su estancia aquí, sólo lamenta una cosa: la ausencia irremediable de quien fuera su gran amigo, el mexicano René Villanueva, fallecido este año.
-Dados los cambios ocurridos desde la caída del Muro de Berlín ¿cuál es la situación de lo que llamamos la "canción comprometida", una de las vertientes que usted ha cultivado mucho?
-Es importante subrayar que es una de las vertientes que he cultivado, porque si no sería muy reductor decir que sólo eso. Yo pienso que por muros que hayan caído y por revoluciones que hayan cambiado de rumbo, como ha ocurrido, la situación del ser humano es seriamente dura, la vida está comprometida por todo lo que hay de explotación, de injusticia, de desigualdad; las condiciones son más graves que antes. Por muros que caigan, lo que no ha caído es la opulencia de los sectores minoritarios, que es una opulencia a nivel del insulto. Las cifras, que provienen de organismos como la Unicef, son de un dramatismo que habla por si solo. Entonces, más que nunca, no la cultura, no la canción o el arte, sino el ser humano tiene que comprometerse, esté donde esté, para evitar que esa masa de seres humanos siga muriendo por falta de medicina, por falta de alimento en la niñez.
"Es un fenómeno muy alienante que en gran medida viene de los medios de comunicación, que son sucursales de los bancos y del Fondo Monetario Internacional. Es algo tan evidente que si bien no estamos hablando de tomas del Palacio de Invierno, ni de la revoluciones más clásicas, de todas maneras hablamos de cambiar las cosas. Para ciertas situaciones parece que la palabra revolución no debe estar nada en desuso, porque frente a toda esa injusticia la revolución parece un bien necesario".
-¿Y el canto como himno y testimonio de esos movimientos sigue funcionando igual, tiene el mismo impacto, sobre todo considerando que cantores y autores comprometidos son masivamente difundidos por esos medios de comunicación?
-Lo de "masivamente" yo no lo entiendo así. Creo que los cantantes de este género, vamos a decir los que cantamos con opinión -recordando aquellos versos del Martín Fierro, cuando habla del cantar opinando- creo que sigue sufriendo una censura enorme.
-Pensaba en figuras como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Mercedes Sosa...
-La censura sigue operando, porque si bien ha habido cierta apertura, por que no estoy hablando de la censura total de la dictadura, en los medios masivos, en los programas masivos de televisión yo diría que esas figuras son la excepción que confirma la regla. Por cada vez que aparece alguno de ellos los medios, el resto es la masificación de lo importado mediocre, que es lo que impera en una gran cantidad de medios. Y digo "importado mediocre" porque yo no rechazo lo que es bueno de otros países. Ahora, no podemos estar pensando siempre en los cantantes de mi generación, tenemos que pensar en cantantes con nuevos estilos, con nuevas maneras de plantarse en la vida. A ellos ¿quién los edita, quien los difunde, dónde se está oyendo masivamente en México a cantantes como un Fernando Delgadillo? Y a mí, como veterano de la canción, también me ronda eso que llamo la censura estructural. No es una censura por decreto, hay una libertad de expresión, las ideas circulan, pero hay una manera de no difundir ciertas cosas.
-En este contexto, ¿el canto con opinión tiene que preocuparse por la forma tanto como por el fondo?
-Siempre. En ese sentido mi trabajo ha aspirado a lograr eso. Desde las primera canciones que hice, fueran estas que llamamos comprometidas, o fueran canciones a un río, de amor o de cuna, tuve la preocupación de que fuera un producto con exigencia estética. Por ello, en cierto sentido, soy lento en mi creación, no soy de un disco por año ni mucho menos. Creo que ya hay como un arte poética en mi, como una exigencia de ritual de trabajar muy a fondo y lograr que el vínculo entre la música y la palabras sea rico. Es lo que he tratado, el público decidirá si lo he logrado. No soy quien voy juzgarme frente a un espejo.
Hoy, Viglietti en el Zocalo.