Ť La viuda del autor de Cacao disertará sobre él, en Guadalajara
Mi encuentro con Jorge Amado comenzó con claveles rojos y duró 56 años, dice Zelia Gattai
Ť Escribió Códices de familia, libro alegre que la hizo regresar a la vida, explica
Ť Aspira a ocupar la silla del prosista en la Academia Nacional de Letras Brasileñas
CARLOS MARTINEZ RENTERIA ESPECIAL PARA LA JORNADA
Todo comenzó con un gran ramo de claveles rojos, después transcurrieron 56 años de un apasionado encuentro que ni la muerte pudo fracturar. La joven Zelia Gattai prometió a su madre que haría todo lo posible por hacer feliz a ese hombre que la cubrió de claveles; lo primero que hizo fue aprender taquigrafía y desde entonces transcribió todos los libros que escribía su esposo Jorge Amado, cuyo nombre es leyenda en Brasil.
Difícil es calcular los 85 años de Zelia Gattai ante su actitud lúcida, memoriosa y entusiasta, menos aún que haya publicado su libro número 13 y mantenga una decidida aspiración por ser nombrada, a principios de diciembre de 2002, miembro de la Academia Nacional de Letras Brasileñas para ocupar la silla dejada por Amado.
Esta conversación transcurrió dentro de la versión 47 de la Feria del Libro de Porto Alegre, la más sureña de las ciudades brasileñas, donde se presentó hace dos semanas la publicación más reciente de Gattai, Códices de familia, conjunto de historias que con ingenio revelan anécdotas familiares. Esta obra fue redactada durante la enfermedad del autor de Cacao; ''la terminé un día antes de su muerte'', recuerda Zelia. Y reconoce: ''Es un libro alegre que me ha regresado a la vida''.
Poema para el comienzo de un romance
-¿Cómo conoció a Jorge Amado?
-A comienzos de este 2001 conmemoramos 56 años de nuestro encuentro. En 1945 Amado me conoció, pero yo ya lo había visto desde mucho antes; ya había leído diez de sus libros, era una gran admiradora suya por su coraje, porque era un hombre que decía lo que creía cierto, sin miedo de sufrir represalias. Había estado preso algunas veces, sus libros habían sido quemados en la plaza pública por órdenes de la sexta junta militar. Obras como Capitanes de la arena, Mar muerto y Sudor, todos estuvieron en una fogata a media calle por ser considerados subversivos e inmorales.
''Soy hija de italianos inmigrantes y la familia de mi padre era anarquista; llegaron a Brasil a finales del siglo XIX para fundar una colonia experimental anarquista en la selva del Paraná, recibieron tierras del emperador Pedro II por intermediación de un gran músico brasileño que vivió en Italia, Carlos Gomes, autor de Guaraní, quien consiguió reunir una centena de personas, entre ellas la familia de mi abuelo Gattai. Mi padre tenía cuatro o cinco años. La familia de mi madre era católica y fueron contratados para recolectar café en una hacienda porque había terminado la esclavitud. Mi padre era comunista, fue preso y se murió de los maltratos en la prisión, por eso en todas las manifestaciones yo estaba presente.
''Fue entonces cuando conocí a Jorge. Hubo un mitin contra el fascismo y el nazismo, era 1945 y el presidente brasileño había decidido apoyar a los aliados. No sabía que también Jorge Amado iría, él tenía 32 años, pero era muy conocido. Cuando lo vi permanecí tímida, pues para mí era un héroe, era muy hermoso, tenía encanto. El me miró a lo lejos y dijo: 'usted va a trabajar conmigo', desde entonces comencé a laborar con él. Jorge escribía a diario una crónica en el periódico y un día me dijo: 'lee mañana el periódico porque voy a escribir para ti'. Era un poema de amor que marcó el inicio de un romance. Después llegó a Sao Paulo el poeta Pablo Neruda y se le ofreció una cena. Esa noche, cuando volvía para mi casa, Jorge me dijo: 'espera un poco porque voy a llevar a Neruda y a su mujer al hotel y después te llevo a tu casa'. Tomamos un taxi y cuando llegamos frente al Teatro Principal había una feria de flores, pidió que se parara el auto y se bajó; luego compró todos los claves rojos que había y me cubrió con ellos de la cabeza a los pies. Neruda se quedó encantado, fue la primera y gran manifestación de amor. Hasta el final de su vida, Neruda siempre comenzaba sus cartas para nosotros recordando: 'Los claveles en la madrugada...'
''Mi madre, preocupada, me dijo: 'él es un hombre muy importante para ti, tú no tienes su cultura, ¿cómo podrás acompañarlo? Vas a ser una mujer muy triste'. Le dije: 'mira, te voy a hacer una promesa. Intentaré todo para hacerlo feliz, estoy muy apasionada, voy a propiciarle las condiciones para que escriba muchos libros, estaré siempre a su lado hasta el final de su vida, y así pasó. Lo primero que aprendí fue taquigrafía para ayudarlo a copiar sus textos y desde que lo conocí hasta el final todos los libros que escribió los pasé en limpio. Jorge escribía con dos dedos en una maquinita mecánica, jamás utilizó máquina eléctrica o computadora, quería oír el el ruido de la tecla y dominar la máquina; hacía revisiones a mano sobre lo escrito y me las daba para que las copiara; durante muchos años yo trabajaba y aprendía con él.''
-¿Cómo fue su vida con Jorge Amado?
-Intensa. Trabajé en su campaña para diputado opositor, fue el segundo más votado de Sao Paulo, después el partido fue cerrado. Mi casa fue invadida por la policía, escapamos a Europa después de la Segunda Guerra, pasamos cinco años en París y después en Checoslovaquia. Conocimos a Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Julio Cortázar, Paul Eluard y Rossellini. Jorge era muy reservado, pero afectuoso con los amigos, le gustaba recibirlos, por eso en nuestra casa de Bahía siempre había personas. La casa más bella del centro histórico de Bahía es ahora la Fundación Jorge Amado, fundada hace 10 años. Allí está el gran árbol de mango donde reposa Amado. El dijo: ''No quiero jamás que me entierren en un cementerio, no quiero un mausoleo, yo quiero quedar debajo de este mango''. Jorge fue cremado y sus cenizas están en una urna abajo del árbol, con unas rositas que mi nieta plantó y una placa con una frase de él: ''Quiero descansar en paz en este lugar tranquilo cuando llegue mi hora, este es mi testamento''.
Primero fotógrafa, luego escritora
-¿Qué ha pasado después de la muerte de su esposo?
-El pasado 2 de noviembre fue el aniversario de la ciudad de Bahía; hubo una gran fiesta en el mar, con fuegos artificiales y mucha música. Hubo un desfile de barcos de vela y el perfil de Jorge Amado se reflejaba en las velas, se escucharon las palabras de Jorge hablando de Bahía.
-¿Dejó Amado alguna obra inédita?
-Había comenzado dos historias, pero no las terminó; no quiero que se publique nada que no haya terminado.
-¿Y su trayectoria de escritora?
-He publicado 13 libros, pero antes de escribir fui fotógrafa. Tengo un libro de fotografías de Jorge Amado, de todos los lugares donde estuve con él y hay una exposición permanente con mis fotos. Cuando el escribía un libro yo llevaba mi aparato para captar sus mejores expresiones, él no se daba cuenta que yo estaba trabajando; le tomé miles de fotos que están depositadas en la fundación. El no quería que la fundación fuera un museo, sino una casa muy viva adonde llegara mucha gente. Se cuida muy bien de toda su obra, sus traducciones, hay un pequeño café donde todas las paredes están cubiertas con traducciones de sus libros en más de 50 países. Hay exposiciones y se ofrecen conciertos musicales; se llama Café Conciertos Zelia Gattai.
''He publicado tres libros infantiles, un romance, el libro de fotografías y los otros son crónicas de viajes de nuestra vida por el mundo. Ahora escribí mucho cuando Jorge estaba enfermo, se quedó en casa siguiendo un tratamiento sin muchas esperanzas de los médicos; yo estaba muy triste y desesperada, entonces mi hija me dijo: 'mira, madre, deberías escribir un libro alegre para curar esa depresión, cuenta los códices de nuestra familia''. Toda familia tiene códigos, cada código tiene una historia, hay historias muy divertidas. Cuando Jorge dormía me sentaba muy tempranito en la computadora, terminé mi libro un día antes de que él muriera. El me daba la mano y se quedaba con ella todo el día, sentía que él necesitaba de mi presencia, pero cuando él se dormía me sentaba a escribir, eso me salvó. Es un libro alegre que me ha traído a la vida.
-¿Cuándo apareció este libro?
?Porto Alegre fue el primer lugar donde se presentó, y apenas salió de la imprenta y me quedé sin ejemplares. Tiene fotografías de las personas de las que hablo y es un conjunto de historias divertidas. Le contaré una para que tenga una idea, se llama Todo cultura, compadre:
''Cuando Jorge y yo fuimos a Chile para celebrar los 50 años de Pablo Neruda, había delegaciones de todos los países, inclusive de chinos. Ellos traían unas cajas muy grandes de regalos pero en la aduana no los dejaron pasar. Neruda se quedó loco, le preguntó a Jorge Amado: 'compadre, ¿qué tendrán adentro esas cajas?' Hacía calculos, él tenía colecciones de cosas bellísimas, creía que eran esculturas muy coloridas. Nos quedamos en casa de Salvador Allende, mientras Pablo iba a recoger las cajas. Tiempo después escuchamos afuera los gritos de Neruda: '¡Compadre, compadre, todo es cultural, compadre, todo cultural!', pues en las cajas solo había libros de poesía en chino, entonces se quedó ese código: 'Sólo cultural, comadre'. Espero que lo traduzcan en español. Ahora me invitaron para hablar de Jorge Amado en la Feria del Libro de Guadalajara (la disertación de Zelia Gattai está programada para este domingo).''
Luchar por un nombre propio
-¿Aceptará ser miembro de la Academia Nacional de Letras Brasileñas?
-Soy candidata a esa instancia y no es cuestión de aceptarlo; me inscribí por petición de mis amigos académicos, pues me dijeron: ''Usted debe ocupar esta silla que Jorge Amado poseyó durante 40 años, no hay otra persona.
''Jorge fue miembro de Academia Nacional de las Letras Brasileñas, pero también de la Academia Bahiana de Letras y de la Academia de Ilheus, donde nació. Ahí transcurren casi todos sus libros. En Ilheus soy candidata única por aclamación, según se me informó hace unos días. No soy de formación académica, pero tampoco lo acepto para promoverme; he luchado para forjar un nombre propio, por eso renuncié como escritora al apellido Amado. He escrito 13 libros, creo que lo merezco, no he pedido un voto a nadie. De Amado aprendí un principio de honradez: jamás pidió que le dieran un premio o un homenaje, jamás pidió nada para él, pero si me lo ofrecen porque creen que lo merezco, lo acepto con mucho gusto. No voy a visitar a nadie para ingresar a la Academia Nacional de Letras Brasileñas, espero que mi literatura me represente.''