Ť El gobierno de Guanajuato anunció esta semana la expropiación de predios
Campesinos del ejido Plan de Sotelo se oponen a la aduana de la terminal aérea del Bajío
Ť Se quejan de que en el pasado no les han pagado las tierras que les quitaron
MARTIN DIEGO CORRESPONSAL
Silao, GTO., 23 de noviembre. José Camarillo, comisario del ejido Plan de Sotelo, clava la hoz en su terreno y reclama: "ora jijos del maíz... esta tierra es mi sangre, no se vende a cualquier precio, mejor vayan midiendo mi cajón pa'que me entierren".
Y es que a lo lejos un grupo de topógrafos trabaja en la medición de los terrenos donde se construirá la aduana interior del aeropuerto internacional del Bajío, a partir de enero próximo, para lo cual el gobierno del estado anunció esta semana la expropiación de los predios localizados en ese ejido y en los de San Miguel y El Arenal, de este municipio.
La secretaría de Desarrollo Económico y Sustentable del gobierno estatal refirió la semana pasada que "el proceso de la expropiación va por buen camino, hemos tenido pláticas con los ejidatarios y están conformes con ceder sus predios..."
Sin embargo, los campesinos han manifestado su inconformidad porque recuerdan que en 1985, para la construcción de la primera etapa del aeropuerto, el gobierno del priísta Rafael Corrales Ayala les expropió 100 hectáreas de los ejidos Plan de Sotelo, El Arenal y San Miguel, mismas que no les han pagado totalmente, pese a que los gobiernos sucesivos de Carlos Medina Plascencia, Vicente Fox Quesada y Ramón Martín Huerta, estos últimos del Partido Acción Nacional, prometieron resarcir a los campesinos perjudicados.
"Esta vez no nos van a engañar, si nos quieren engañar entonces se va a armar un relajo", advierte el comisario ejidal de San Miguel.
Se le pregunta cómo va el proceso de expropiación y contesta que "nadie me ha venido a decir nada... lo único que sé es que la gente está preocupada porque les van a expropiar otra vez los terrenos".
La vez pasada, recuerda, "prometieron que las familias del afectado iban a tener trabajo allí (señala al puerto), que iban a dar placas de carros, dar toda la ayuda que ofrecieron, no fue así, a todos nos amolaron".
-Y ahora, ¿van a aceptar una nueva expropiación?
-Ya no, porque fue un robo que nos hicieron, responde, hace un silencio profundo y con el dorso de la mano esconde sus lágrimas.
Los 70 años de su vida los ha pasado en su mismo predio, los últimos 10 años -desde que inició la operación del puerto- "nomás viendo aviones en los que no me voy a subir jamás", dice.
Para llegar al ejido Plan de Sotelo es necesario recorrer 90 minutos a pie para dar la vuelta al aeropuerto; ahí está sentado el comisario José Camarillo. Más organizados en su municipio, dice que no se dejarán de otra expropiación, pues de los 40 ejidatarios que forman la comunidad "unos 35 fueron afectados".
Niega que el gobierno del estado haya iniciado pláticas con ellos y advierte que "con esta ampliación (en realidad es la construcción de una aduana) se va a perder todo, entonces vamos a quedar de a tiro jodidísimos.
"No nos oponemos a que amplíen el aeropuerto, pero que paguen lo que es correcto, ¿cuánto vale un lote en el Campestre? (una de las zonas más exclusivas del estado, que se localiza en León y se cotiza en dólares), ¿cuánto vale un lote a pie de carretera?, están carísimos".
José empuña la hoz con que recién acaba de cortar pastura para su ganado "si le quitan los hectáreas a los campesinos, lo que están provocando es desempleo, delincuencia, drogadicción".
Clava su herramienta en la tierra y reclama: "ora jijos del maíz..."