¿LA FIESTA EN PAZ?
Manchar con arte
Ť Leonardo Páez
EL NO MANCHES, versión amabilizada del no mames, se convirtió en expresión emergente de un país donde ¿desde siempre? los abusos y el cinismo van de lo oficial a lo individual, de los legisladores a los locutores, de las buenas intenciones a las torpes acciones.
POR EJEMPLO, DE prometer cambios a seguir cometiendo torpezas; de mamar callos de varios presidentes a "condenar", apenas ahora, el modelo neoliberal que aquéllos impusieron; del abismo infernal, en fin, entre lo que se piensa (?) y lo que se dice y se hace, como denominador común de una sociedad empeñada en crecer sin la menor disposición a responsabilizarse con madurez.
TODO LO ANTERIOR para empezar a decir algo en torno a la más reciente exposición de Rafael Sánchez de Icaza, sin duda el mejor pintor taurino de México en la actualidad e ilustrador puntual de La Jornada, los lunes, de la página de toros. Esta exposición, titulada Manchas del arte taurino, se presenta en la Alianza Francesa de Polanco, en la esquina de Homero y Sócrates, hasta el 30 de noviembre.
COMO BIEN SEÑALA en el texto alusivo a dicha muestra el escritor Jorge F. Hernández: "Basados en el trazo perfecto de líneas, en el conocimiento preciso de lo visual y de sus perspectivas, quienes tienen el don de las manchas del arte no necesitan recurrir al hiperrealismo exagerado del retrato cuasifotográfico, sino cultivar el misterio de la insinuación".
ESTE CULTIVO MAGISTRAL de la insinuación pictórica ha alcanzado en Sánchez de Icaza un dominio pasmoso, tanto por la solidez técnica como por la expresión intensa, en un estilo originalísimo -denominado por el autor expresionismo interactivo- que invita a la contemplación y al disfrute, incluso a aquellos que aún tienen sus reservas con respecto al tema de los toros en la plástica, como si Goya, Picasso, Reyes Meza o Byron Gálvez hubiesen fallado en sus propuestas sobre el hoy incomprendido tema.
ESTE EXPRESIONISMO INTERACTIVO no sólo seduce por su economía de trazos, ya en tinta ya en colores, sino que atrapa y compromete a quien sabe mirar, hasta obligarlo a concluir la obra -suya desde que la empieza a completar- a partir de las deliberadas omisiones del autor que, en increíble paradoja, entre más deja ver el papel más logradas resultan sus propuestas.
SANCHEZ DE ICAZA había presentado en 1996 los primeros trabajos de su expresionismo interactivo, con tal éxito que de 32 cuadros expuestos vendió 36. Cinco años después, la exposición en la Alianza Francesa reúne lo mejor de su obra en esa línea hasta el momento, donde formas, colores, pinceles, espátulas, dedos, gotas, claroscuros y contrastes desembocan en una propuesta que rebasa con mucho lo taurino para remontarse, sin forzamientos, a lo meramente plástico, en la que arena, sombras, tablas y tendidos devienen los otros protagonistas cromáticos de una obra de enternecedora contundencia.