VIERNES Ť 23 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť Riesgo de autoritarismo si no se desmantelan los sistemas proteccionistas, señala
Aún no se refleja en prosperidad la transición en AL: Lacalle
JOSE ANTONIO ROMAN Y GEORGINA SALDIERNA
Los gobiernos surgidos de una transición democrática deben demostrar eficacia y promover con urgencia un crecimiento económico con equidad, pero la sociedad no debe esperar "milagros de la noche a la mañana", se planteó ayer en el Seminario Internacional sobre Transiciones Políticas.
"Cuidado con atribuir a la democracia poderes mágicos para solucionar los problemas sociales. La democracia es un medio, no un fin", advirtió Luis Alberto Lacalle, ex mandatario de Uruguay, mientras que el presidente de la Fundación Popular Iberoamericana (FPI), Eduardo Fernández, alertó sobre las grandes expectativas que tradicionalmente se generan en la población cuando se dan estas alternancias.
En el acto, organizado por el PAN y la FPI en un hotel de Paseo de la Reforma, al que acudieron principalmente dirigentes de partidos demócratas cristianos (hoy autonombrados demócratas de centro), se intercambiaron puntos de vista sobre las experiencias de transición vividas por España, México, Chile, Uruguay y algunos países de Europa del este, así como la "involución democrática" que actualmente se da en Venezuela. Los panelistas coincidieron en que ninguna de las alternancias políticas es igual a otra, aunque hay puntos de coincidencia al final del camino: la democracia, la legalidad y la libertad.
Tras señalar que "con la democracia no se come", y que la transición vivida en América Latina todavía no se ve reflejada en prosperidad económica, Lacalle advirtió que nunca se descarta un retorno al autoritarismo. "La pobreza es la generadora de los próximos movimientos; quizá no sean militares, pero no podemos continuar con una democracia vacía de contenido alimenticio y de educación", dijo.
Comentó que a los países del área "se nos aplaude" la transición democrática, pero las economías de nuestro continente no ven una apertura ni de Estados Unidos ni de la Unión Europea. "Si no desmantelamos urgentemente los sistemas proteccionistas que nos impiden prosperar con nuestro trabajo, nos vamos a encontrar ante el retorno autoritario".
Por ahora, agregó, la luz de advertencia está en amarillo; es cierto que por toda la región florece la democracia, pero con ella sola no alcanza; "el deber nuestro es llamar con voz de alerta ante los posibles polvos que traigan los futuros lodos".
Ricardo Arias, ex vicepresidente de Panamá, quien intervino con un comentario al final de la primera mesa, se refirió al fenómeno de la globalización económica. Dijo que ésta es "parcializada", donde los globalizadores "se sirven con la cuchara grande y los globalizados nos servimos con cuchara chiquitita".
Destacó que lo dicho por Lacalle es uno de los más graves problemas de este fenómeno. Nuestros pueblos sienten que en la globalización los beneficios son para los más poderosos y los más ricos, mientras que la parte del sacrificio es para los más pobres y marginados. Debemos recuperar, subrayó, el concepto de justicia social internacional.
Como anfitrión, el dirigente nacional del PAN, Luis Felipe Bravo Mena, hizo un apretado recuento del lento proceso democrático vivido por México durante los últimos 25 años, que desembocó en el triunfo de Vicente Fox, en julio del año pasado. Señaló que en esta nueva etapa es necesario dar un paso adelante con el sentido de la corresponsabilidad, donde los partidos políticos y los sectores sociales deben dejar a un lado sus intereses particulares en beneficio del interés nacional.
"Ahorita ese es el tema central en México, porque frente a esta distribución de poder, el proceso de transición democrática puede empantanarse fracasar si no se impone, junto a la cultura de competencia, la del pluralismo y la de la corresponsabilidad para poder avanzar en los temas que al interés nacional le urgen".
Ojalá seamos capaces, añadió, de consolidar nuestra democracia, otra vez, bajo acuerdos, bajo diálogo y no tendiendo a la polarización, como por momentos parece darse en el proceso que estamos viviendo en este primer año de experiencia de alternancia en el poder.
Pero Eduardo Fernández, ex candidato a la presidencia de Venezuela y presidente de la Fundación Popular Iberoamericana, comentó que en el caso de la oposición mexicana, "haría muy bien" en ayudar a resolver los problemas del Estado, con lo cual crecería en prestigio, en lugar de "caer en la tentación" de estar trabajando activamente para impedir que el presidente Fox tenga éxito.
Cuando caen los gobiernos, caen también las oposiciones, dijo, al citar la "dramática experiencia" venezolana en tiempos del presidente Carlos Andrés Pérez. La caída del gobierno provocó también una situación de descrédito de la oposición, que permitió el clima que hizo posible la emergencia de un "fenómeno antihistórico" y de "involución democrática" que actualmente se desarrolla en su país con el presidente Hugo Chávez, aseguró.
Señaló que para el caso mexicano, percibe una "gran impaciencia" y hasta un "clima de hostilidad" en los medios de comunicación hacia el presidente Fox. Y al referirse a los mexicanos, dijo: "no se dan cuenta de que están jugando con fuego, porque si esta experiencia fracasara, no es un fracaso del PAN, ni de Fox, sino de México; sería, además, una demostración de que, quienes estuvieron 70 años en el poder no fueron capaces de preparar una alternancia institucional como tenían el deber de hacerlo".
Pero si el PAN, Fox y México tienen éxito en esta experiencia democrática, eso demostrará que la invitación del presidente Chávez, de Venezuela, a la demagogia, al populismo, al autoritarismo y al militarismo no tiene futuro.
Al final del acto, Alonso Lujambio, consejero electoral del IFE, resaltó el gradualismo de la transición mexicana, lo que permitió que la oposición aprendiera a gobernar en municipios y estados y que se generara un clima de confianza entre los moderados de todos los partidos, para poder dialogar.