Ť Salieron de Pinar del Río la madrugada del sábado; viajaban entre 10 y 14 niños
Mueren 30 balseros en aguas de Florida
Ť La guardia costera de EU aún no hace un reporte oficial Ť Cuba culpa a la Ley de Ajuste
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 22 de noviembre. Unos treinta balseros cubanos murieron en aguas del estrecho de Florida esta semana, en un naufragio que puede ser la mayor tragedia individual de su tipo y que trae a la luz pública los dramáticos extremos a los que llega el incesante flujo migratorio ilegal de la isla hacia Estados Unidos y la operación de contrabandistas de personas.
El Servicio de Guardacostas de Estados Unidos informó el miércoles por la noche que había suspendido la búsqueda de los náufragos, iniciada el domingo por aire y mar, en un área de 35 mil millas cuadradas, con dos aviones C-130, un jet Falcon HU-25, varios helicópteros y dos escampavías.
Según reportes procedentes de Miami, en las aguas del estrecho aparecieron una lancha de color blanco, de 30 pies de eslora y sin matrícula, una bolsa de plástico con ropa y un chaleco salvavidas para niño, que son examinados por la guardia costera estadunidense, sin que haya todavía un informe oficial concluyente.
Sin embargo, la televisión cubana confirmó el mismo miércoles por la noche que se trataba de un naufragio y ofreció que posteriormente divulgaría detalles. En un escueto comentario, la emisora de la cadena nacional dijo que la tragedia se debe al tráfico ilegal de personas y a la Ley de Ajuste Cubano.
Esa ley, de 1966, permite a los cubanos que lleguen a territorio estadunidense de cualquier manera, y que sean aprobados por el Servicio de Inmigración y Naturalización, ajustar su estatus para obtener la residencia al año y un día de permanecer en ese país, en un tratamiento excepcional que Washington no otorga a ninguna otra nacionalidad. En este mecanismo se basa la esperanza de los balseros que quieren emigrar, pero no logran o no intentan obtener la visa estadunidense o el permiso de salida cubano.
Operación de contrabando
Versiones desde Miami de familiares de los náufragos indican que el viaje fatal fue una operación de contrabando y se inició en la madrugada del sábado en Bahía Honda, provincia de Pinar del Río, en el extremo occidental de la isla. Había entre 10 y 14 niños y al menos uno de los deudos, residente en Estados Unidos, dijo haber aceptado pagar 16 mil dólares por el traslado de su ex esposa y de su hija, una cuota de 8 mil dólares por persona.
La sospecha de la tragedia surgió tras los primeros intercambios de llamadas a uno y otro lado. El cuadro está incompleto porque las familias en ambos países temen hablar en público de una operación ilegal. Hasta ahora el peor naufragio de balseros cubanos conocido había ocurrido en diciembre de 1998, cuando murieron 14 personas y hubo nueve sobrevivientes.
Los detalles empiezan a trascender, coincidiendo con informes de que otro grupo de 18 cubanos, incluso cuatro mujeres, fue hallado el mismo miércoles en un islote de la cayería meridional de Florida. Estos dijeron haber salido el martes por la noche de Caibarién, en la provincia norcentral de Villa Clara, en un bote de 30 pies de eslora y haber pagado 400 dólares por persona.
Como este grupo estaba en tierra firme, puede invocar la Ley de Ajuste Cubano. Si hubieran sido interceptados en alta mar, estarían sujetos al acuerdo migratorio entre Cuba y Estados Unidos de 1995, por el cual tendrían que ser repatriados. Ese catálogo de posibilidades es el trasfondo de la política conocida como pies secos-pies mojados: los que llegan, se quedan; los que son sorprendidos en el mar, regresan.
Desde el 1o. de octubre pasado, cuando da inicio el año fiscal y estadístico en Estados Unidos, 83 cubanos han llegado a las costas de Florida en travesías ilegales.
Aunque Cuba y Estados Unidos tienen suscritos dos convenios (1994 y 95) que regulan la emigración legal, los viajes irregulares persisten e incluso tienden a incrementarse, ahora con el agravante de las bandas de contrabandistas.
Desde la firma del primero de los acuerdos y hasta el segundo semestre de 2000, unos siete mil 500 cubanos han intentado viajar a Estados Unidos en forma irregular, según el especialista Antonio Aja, investigador del Centro de Estudios de Migraciones Internacionales de la Universidad de La Habana. Desde la firma del segundo acuerdo, hasta finales de 2000, más de dos mil 800 cubanos interceptados por fuerzas de Estados Unidos en alta mar fueron repatriados.
Por los acuerdos vigentes, Estados Unidos está obligado a otorgar al menos 20 mil visas anuales a emigrantes cubanos. Aja publicó un ensayo sobre la emigración cubana en la más reciente edición de la revista bimestral Temas, que circula desde esta semana. El experto contabilizó, basado en fuentes oficiales, que entre 1994 y 1999 Estados Unidos entregó 95 mil 340 visados a emigrantes cubanos.
Si Estados Unidos cumplió en 2000 la entrega de al menos 20 mil visados, como estiman fuentes diplomáticas, la proyección de las cifras de Aja indicaría que en la segunda mitad de la década pasada se fueron de Cuba al país del norte algo más de 115 mil personas por avión y con documentos. Mientras tanto, en ese lapso, otras siete mil 500 (6 por ciento) quisieron tomar el mismo camino, pero sin papeles y en botes o balsas rústicas.
Los balseros eluden el trámite legal o fracasan al intentarlo. En este país el proceso es doble. Por un lado, el aspirante a la emigración debe contar, como en el resto del mundo, con el visado correspondiente de su lugar de destino. Por otro, requiere un permiso especial para salir del país, que el gobierno cubano otorga o niega a discreción.
Los acuerdos bilaterales fueron la conclusión de la crisis de los balseros, una emigración masiva de alrededor de 32 mil cubanos hacia Estados Unidos en el verano de 1994, que estalló cuando el gobierno de La Habana decidió retirar la vigilancia de sus costas y dejó de impedir las travesías ilegales. Esa fue la respuesta a la política estadunidense de entonces, que había reducido a su mínima expresión el otorgamiento de visas.
Según Aja, entre un millón 400 mil y un milllón y medio de cubanos vive fuera de su país, alrededor de 10 por ciento de la población total, de poco más de 11 millones. De esa emigración, un millón 300 mil vive en Estados Unidos, una comunidad cuyo 59 por ciento está en el sur del estado de Florida. En América Latina hay otros 130 mil cubanos, 37 mil en Europa y mil en el resto del mundo.
Una investigación precedente de Aja encontró que entre 400 mil y 800 mil cubanos son emigrantes potenciales. Es decir que entre 3 y 7 de cada 10 cubanos, aproximadamente, quiere irse de su país. Su perfil promedio es el de varones de raza blanca, entre 25 y 35 años, en su mayor parte habitantes de La Habana, con instrucción entre media y superior, con un alto número de profesionales y técnicos.