JUEVES Ť 22 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

Ť Primera conferencista en el ciclo que se efectuará en el Museo de la Ciudad

Las mujeres son las grandes olvidadas de las revoluciones del siglo XX, considera Ana Lau

Ť Cambiar la mentalidad de las personas es algo muy difícil, expresa la historiadora

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

''Las mujeres son las grandes olvidadas por los movimientos revolucionarios del siglo XX". Esta es la tesis central de la conferencia que dictará hoy la historiadora Ana Lau, durante la inauguración del ciclo Siglo XX: revoluciones, sueños y pendientes, que organiza el Instituto de Cultura de la Ciudad de México como parte de las actividades conmemorativas del 91 aniversario de la Revolución Mexicana. Lau sostiene que a pesar de la decisiva participación que tuvieron en las diversas gestas revolucionarias del pasado, ''las mujeres han estado totalmente invisibles a la historia y a los procesos históricos" y siempre se han visto orilladas a posponer sus demandas de equidad en favor de la causa revolucionaria.

La conferencia de Lau se titula Un siglo para las mujeres en México: de sujetas olvidadas a participantes ciudadanas. Es las primera de 14 que se efectuarán todos los días desde hoy hasta el 5 de diciembre, con la participación de historiadores, escritores, periodistas, académicos, críticos de arte y economistas, que harán una revisión de los acontecimientos revolucionarios y libertarios del siglo pasado.

Maestra en historia y profesora de la UAM Xochimilco, Ana Lau identifica tres momentos importantes para las mujeres mexicanas en el siglo pasado: su activa participación en la lucha armada iniciada en 1910; la obtención del derecho al voto, en 1953, y la irrupción del movimiento feminista en los años setenta. Todo ello ha propiciado cambios innegables para la mujer: ''Ya no es como en 1900, que estaba pero no la veían. Sin embargo aún hay pendientes, para empezar el respeto al cuerpo de la mujer, a su derecho al placer, a sus derechos reproductivos, al trabajo, a un salario justo". Otros pendientes son la violencia y el abuso al que sigue expuesta ante el silencio de las autoridades y de los hombres en su mayoría. Ejemplo de eso son los asesinatos impunes de mujeres en Ciudad Juárez.

Por la igualdad y el respeto

De acuerdo con Lau, para que los pendientes sean resueltos no basta la voz y la lucha de las mujeres, sino que ''también los hombres levanten la voz y exijan el mejoramiento de la calidad de vida en todos los niveles, la inclusión de las mujeres en el proceso de democratización, la equidad, a fin de cuentas".

Entre los avances destaca la presencia cada vez mayor de mujeres en las cámaras (aunque en la actual legislatura hay menos que en la anterior) y que sean dos mujeres las que presidan dos de los principales partidos políticos mexicanos: Dulce María Sauri, el PRI; y Amalia García, el PRD:

''No hace mucho eso era imposible; esos son cambios; además hay mujeres que alzan la voz pidiendo mejoras para sus congéneres." Admite que hasta ahora los cambios han beneficiado a muy pocas mujeres, sobre todo de las clases media y alta, mientra ''hay muchas otras que no reciben los beneficios de todo eso".

Esa circunstancia las obliga a subrayar que ''todavía no somos iguales, aunque se burlen de nosotras y aunque hay cambios en el lenguaje y ya se hable de 'todas' y 'todos', aún falta".

Sobre el nexo entre revolución y luchas particulares de las mujeres, Lau no duda en señalar que ''todos los movimientos siempre le han dicho a la mujer: 'espérate, vamos a hacer la revolución y luego hacemos las reformas que tú quieres'. Y eso nunca llega. Así ocurrió en la revolución rusa; así pasó en Nicaragua, donde fueron muchísimas las que participaron; y en la Revolución Mexicana igual. Decían vamos a tirar a Díaz y después nos acordamos de ustedes y cuando se acuerdan es para burlarse, para decir que no han luchado lo suficiente. Entonces las mujeres son las grandes olvidadas por las revoluciones".

Entre las causas de los ''pendientes", la historiadora distingue un fuerte ingrediente machista. Otro factor, señala, es el temor que el poder político tenía de que las mujeres hicieran más caso de los jerarcas religiosos que de las normas surgidas de las instituciones gubernamentales.

El mejoramiento total de sus condiciones de vida -considera Lau- depende de cambios legislativos, pero también de modificaciones profundas de la mentalidad de hombres y mujeres. Ahí, ''la educación juega un papel muy importante para enseñar a hombres y mujeres desde la niñez a respetarse y tener un trato equitativo. Creo que es lo más difícil, cambiar las mentalidades. Sobre todo en un país donde todavía se considera que las mujeres tienen que estar en la casa, ser guardianas del hogar. ƑCómo cambiamos eso por una cultura de la igualdad y del respeto?"

(Las conferencias del ciclo Siglo XX: revoluciones, sueños y pendientes se llevarán a cabo en el Museo de la Ciudad de México, en Pino Suárez 30, Centro Histórico, de lunes a viernes a las 18 horas; sábados y domingos a las 12 horas.)