JUEVES Ť 22 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

Ť El desplome en el precio del petróleo, la causa, indica la Secretaría de Hacienda

Antes de ser aprobado, el gasto público sufrirá un recorte de por lo menos 50 mil millones de pesos

Ť El crecimiento del PIB podría pasar de 1.7 a 0.6 por ciento; la inflación llegaría a 6.83, con un tipo de cambio de 10.12 pesos por dólar, advierte Pablo Alvarez-Icaza, de Bursamétrica

ANTONIO CASTELLANOS

Aun antes de ser discutido, el presupuesto (de un billón 410 mil millones de pesos) deberá ser recortado en por lo menos 50 mil millones de pesos a causa del desplome en el precio del petróleo, según señalaron especialistas.

Un grupo de trabajo encabezado por el subsecretario de Egresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Carlos Hurtado, revisa a la baja el marco macroeconómico que se enfilará a una reducción en materia de crecimiento económico y precio promedio del petróleo, que podría quedar en 13 dólares por barril. Esta será la discusión central que el secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, tendrá con los diputados cuando se reúnan este jueves en el Palacio Legislativo de San Lázaro.

Se considera que el gasto público está amenazado por el entorno interno y externo, por lo bajos fondos que se tendrán por la caída en el precio del crudo, que podría alcanzar un nivel de 10 dólares por barril, y los efectos que pudiera tener la suspensión de pagos por parte del gobierno de Argentina.

Panorama dramático

Pablo Alvarez-Icaza, director de Estudios Económicos de Bursamétrica, dijo que el panorama para México es dramático. El crecimiento del producto interno bruto (PIB) podría pasar de 1.7 a 0.6 por ciento. La inflación llegaría a 6.83 por ciento, con un tipo de cambio de 10.12 pesos por dólar y tasas de interés de 10.7. Estos dos últimos indicadores tendrían el mismo nivel que en el proyecto de Presupuesto de Egresos. También, el déficit en cuenta corriente sería de 3.4 por ciento del producto, equivalente a 21 mil 113.8 millones de dólares.

Algunos grupos financieros, como Ixe, destacaron que al no haberse aprobado la reforma fiscal y ante la expectativa de un dinamismo económico modesto en Estados Unidos, existe un escaso margen de maniobra para llevar a cabo una política fiscal promotora de un mayor dinamismo económico.

Por su parte, el Grupo Financiero Banamex plantea que en el mercado petrolero habrá negociaciones más frenéticas y sujetas a mayores presiones. Ello se reflejará en un mercado sumamente volátil en los próximos días y hace que la proyección de 17.3 dólares por barril para la mezcla mexicana esté sujeta a una revisión con sesgo a la baja.

Efectos de los ataques a EU

Alvarez-Icaza, integrante de la consultora Bursamétrica, opinó que la situación actual para México es muy incierta: hay incertidumbre porque los ingresos del gobierno federal definitivamente se irán a la baja, más allá de lo que las proyecciones de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público estimaban, y consecuentemente tendrá que revisarse a la baja todo el marco macroeconómico con un recorte al gasto de por lo menos 50 mil millones de pesos.

Toda esta situación se agudizó después de los ataques terroristas a Estados Unidos, el pasado 11 de septiembre. Entonces subió el precio del petróleo, hubo mucha especulación, pero posteriormente la cotización se situó a la baja. A esto hay que sumar la crisis en la industria aeronáutica, cuyo consumo de turbosina disminuyó de manera impresionante.

En un ambiente de recesión declarada, los países productores de petróleo decidieron el recorte en la producción, pero se pospuso. En este escenario, México pasó de una acción activa a una pasiva. Mandó malas señales al mercado, lo que se sumó a las posiciones de los países productores y no productores, y que los ha colocado en guerra de precios.

La política de austeridad del gobierno federal, concluyó, puede empujar a un déficit público mayor a 0.65 por ciento y a un mayor endeudamiento interno y externo, pero lo que ya no se podrá evitar es el ajuste en el gasto público que ya afecta a programas sociales como educación, salud y alimentación, además de infraestructura.