JUEVES Ť 22 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť Como cada año, en Massachusetts indígenas expresarán su desacuerdo con el festejo
Día de Gracias; las familias estadunidenses se preparan para la cena y el patriótico shopping
Ť Los sin techo comerán pavo gracias a la caridad y soñarán con las tarjetas de crédito
DAVID BROOKS Y JIM CASON CORRESPONSALES
Nueva York, 21 de noviembre. "Actúe ahora, no demore, pida su tarjeta de crédito Visa", grita el locutor en la radio. Los cinco radioescuchas apenas están levantándose en una fría mañana en Nueva York, uno tiembla un poco, sacude sus cobijas, otro arregla su ropa sobre un carrito. Tal vez soñaron que estaban en otro lugar, donde todos tenían tarjetas de crédito, pero no. Están en un parque del Lower East Side de Manhattan, se les llama homeless, los sin techo, y no tienen nada.
Mañana es Día de Gracias en Estados Unidos y la "familia estadunidense", según el guión de este teatro nacional, se prepara para festejar y "agradecer" por todo. El día se centra en la comida; la carta obligada incluye pavo, camote, pan de maíz, pie de calabaza (particularmente la versión conocida como pumpkin) y a veces un poco de chocolate. No es por coincidencia que todos los ingredientes de la cena sean indígenas.
El Día de Gracias es, por definición, uno en el que las familias se reúnen para agradecer todo lo "bueno" que les ha brindado Dios, o la vida, o el esfuerzo de cada uno, o el país. Este año en particular es también un festejo patriótico, como todo, después de los terribles sucesos del 11 de septiembre. También, por sus inicios rurales y agrarios, es un día relacionado con la temporada de la cosecha.
Pero según el mito oficial, también es día que marca el milagro de la supervivencia de los primeros colonos europeos de este país; o sea, los primeros inmigrantes (aunque en la historia oficial, este país no era de nadie antes, a pesar de la presencia indígena).
Las imágenes oficiales son de una gran cena celebrada por los colonos a la cual invitan a sus nuevos "amigos", los indígenas, quienes acababan de salvarles el pellejo a los recién llegados "peregrinos", al ofrecerles el secreto de la vida en el "nuevo mundo": lo que los dioses ofrecían al hombre a cambio de que se encargara de cuidar, nutrir y respetar estas tierras, los guajalotes, el maíz, los camotes y las calabazas, entre otros tesoros.
Los colonos llegaron a las tierras de la nación indígena Wampanoag (el pueblo del amanecer), y supuestamente en 1621, un año después del arribo de los europeos a lo que ahora es Massachusetts, se celebró la cena para festejar el triunfo de las primeras cosechas y un año de sobrevivencia.
Otras versiones hablan de que el festejo tiene su origen en 1637, cuando el gobernador de ese estado celebró la masacre de más de 700 indígenas. El día (último jueves de cada noviembre) fue establecido oficialmente por el presidente Abraham Lincoln en 1860 para celebrar la preservación de la unión republicana.
Pero no todos celebrarán, ya que para algunos este día tiene otro significado. El agradecimiento de los colonos a sus anfitriones indígenas fue pagado con matanza, guerra, opresión, enfermedad y el "choque de civilizaciones" de millones de indígenas durante los siguientes tres siglos. En 1970 el Día de Gracias fue declarado como "día de luto" nacional por líderes de movimientos indígenas en Estados Unidos.
El Día de Luto fue lanzado después de que un líder indígena del pueblo Wampanoag, Frank Wamsutta James, fue invitado por el gobierno estatal para celebrar el 350 aniversario de la llegada de los "peregrinos" a Plymouth, Massachusetts. En el discurso que había preparado, se refería al Día de Gracias como "el principio del fin". Se le solicitó que escribiera otra versión antes de presentarlo y Wamsutta James se negó. En vez de participar en la celebración oficial, convocó a su pueblo y al de otras naciones indígenas a declarar este día como de luto.
Así, en ese mismo lugar donde supuestamente nació el Thanksgiving en el estado de Massachusetts, este jueves habrá, como cada año, una reunión de indígenas y sus simpatizantes para expresar el desacuerdo con la celebración y recordar más de tres siglos de injusticias contra los pueblos indígenas de Estados Unidos. Este año, según indica la agencia Inter Press Service, los organizadores conocidos como United American Indians of New England, se centrarán en el caso del prisionero político (designado como tal por Amnistía Internacional) y líder indígena Leonard Peltier, condenado a cadena perpetua. Además, Wamsutta James, quien murió en febrero de este año, será honrado en el acto.
Se espera la participación de cientos de personas que se reunirán en una pequeña colina junto a una placa que indica: "Muchos nativos no celebran la llegada de los peregrinos y otros colonos europeos. Para ellos, el Día de Gracias es un recuerdo del genocidio de millones de los suyos, el robo de sus tierras, y el asalto sin tregua a su cultura".
En Tallahasee, capital de Florida, el Movimiento Indígena Americano (AIM, por sus siglas en inglés) celebrará un ayuno desde el amanecer hasta la puesta del sol sobre los escalinatas del capitolio estatal y frente a la estatua del "primer terrorista del hemisferio, Cristóbal Colón", su Día Nacional de Luto, y para "llamar la atención contra la continua guerra contra los pueblos indígenas de este hemisferio". El AIM de Florida afirma que el genocidio y el asalto contra la cultura indígena por los colonos prosigue 381 años después.
El día después del Thanksgiving es tradicionalmente cuando arranca la temporada navideña, y es el día de mayor volumen de ventas. Ya que desde el presidente George W. Bush a los políticos municipales han declarado que el shopping es una actividad patriótica después del 11 de septiembre, este año los dólares verdes serán equivalentes a los colores nacionales de rojo, blanco y azul.
Con las barrigas llenas, las familias saldrán a los mall y los centros comerciales del país (o por lo menos eso esperan los comerciantes ante su ansiedad causada por una recesión económica) como parte de su deber cívico y patriótico.
Mientras tanto, indígenas en Massachusetts y Florida, y otros lugares del país, recordarán la sangre detrás del mito oficial. Y los homeless en un parque en Manhattan escucharán que sus sueños se pueden lograr con una tarjeta de crédito y tal vez aceptarán un plato con pavo y otros ingredientes indígenas que tan generosamente les ofrece una caridad para que ellos también disfruten y tengan algo para poder decir "gracias".