JUEVES Ť 22 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

Ť Ofrece el mullah Omar una recompensa de 50 millones de dólares por la captura de Bush

Posible despliegue de más tropas de Estados Unidos en Afganistán

Ť El general Tommy Franks admitió que todavía "quedan algunos trabajos pendientes" en la guerra

Ť No habrá descanso para acabar con Al Qaeda, aseguró en Uzbekistán el jefe del comando central

JUAN PABLO DUCH ENVIADO

Tashkent, 21 de noviembre. Asiduo visitante de esta capital uzbeka, el ge-neral Tommy Franks, jefe del co-mando central del ejército estadunidense y responsable de la operación militar en Afganistán, afirmó hoy aquí que no excluye el despliegue de más tropas en el vecino país, y aunque se mostró satisfecho por los avances logrados en la guerra reconoció que todavía "quedan algunos trabajos pendientes".

El motivo oficial de su viaje a Uzbekistán, el tercero desde que comenzó el ataque de Estados Unidos contra Afganistán, era inspeccionar la base militar de Janabad, que alberga a más de 2 mil soldados estadunidenses y, desde hace unos días, también a varios cientos de británicos y franceses.

Franks reveló que ayer también se entrevistó "durante largas ho-ras" con dirigentes de la Alianza del Norte y otros grupos opositores afganos en el aeropuerto de Bagram, al norte de Kabul.

"Me reuní ahí con distintos líderes de la oposición para conocer cómo evalúan la situación al interior de Afganistán", informó en conferencia de prensa el militar, que hasta ahora es el oficial estadunidense de más alta graduación en visitar el vecino país.

Eludió proporcionar detalles de ese encuentro, ni en cuanto a participantes ni temas tratados, y se limitó a una frase de cajón, en su peculiar estilo redundante de ha-blar: "Hemos trabajado y lo seguiremos haciendo con los dirigentes de la oposición que buscan una co-sa y ésta es librar al pueblo de Af-ganistán del mal del terrorismo".

Pero no hace falta haber asistido a dicha reunión para concluir, con base en hechos y declaraciones recientes en Afganistán, que dos temas centraron la discusión.

En primer término, la necesidad de coordinar los bombardeos aé-reos y las acciones terrestres para acabar con los dos bastiones que mantiene el talibán, Kunduz y Kandahar, más aún que Uzbekistán por fin autorizó -mejor dicho, reconoció públicamente- el despliegue de aviones de combate en las bases militares que permite utilizar a Estados Unidos.

Reticencias de líderes tribales

En segundo lugar, acaso más im-portante que el primer punto de debate, Franks trató de eliminar las reticencias que han manifestado algunos dirigentes tadjikos a la presencia de tropas foráneas en Afganistán, rechazo al cual se su-maron este miércoles el comandante herati (pequeño grupo étnico de habla persa) Ismail Jan, que controla la región de Herat, colindante con Irán, y hasta el jefe del estado mayor del ejército ruso,attack_mines_m21vl general Anatoli Kvashnin, quien declaró en Bruselas que esa presencia "sería contraproducente".

Para evitar que el malestar se convierta en ruptura, Estados Unidos maneja con pinzas el delicado tema y, por ahora, todo parece indicar que seguirán varados en Uzbekistán los soldados estadunidenses, británicos y franceses, prestos a ingresar cuando se al-cance el entendimiento político con la Alianza del Norte.

Sin embargo, Franks no descarta incluso un despliegue de fuerzas terrestres de gran escala. Subrayó que ésta continúa siendo una opción en Afganistán, aunque todavía no se ha tomado una decisión al respecto.

"Continuamos nuestro plan de recurrir, de ser necesario, a cualquier modalidad y combinación de fuerzas. Todas las formas de poder militar están sobre la mesa para ser consideradas", advirtió el jefe del comando central.

El general estadunidense prometió que no habrá descanso en la lucha para destruir la red terrorista de Al Qaeda, la organización de Osama Bin Laden, uno de los "trabajos pendientes".

"Necesitamos completar el trabajo en Kunduz, también en Kandahar", reconoció Franks, pero no se atrevió a vaticinar cuándo sucederá, y expresó su pronóstico: "Tarde o temprano vamos a im-ponernos en Kunduz".

Se mostró optimista, en cambio, de que la recompensa de 25 millones de dólares ofrecida por el gobierno del presidente George W. Bush permita capturar a Bin Laden, el hombre más buscado por Estados Unidos desde que se le empezó a atribuir la responsabilidad por los atentados del pasado 11 de septiembre.

"Confío en que estos incentivos nos ayudarán a obtener información para cumplir este propósito", comentó, interpretando así la célebre frase de su presidente de que quería a Bin Laden "vivo o muerto" y que Donald Rumsfeld, el jefe del Pentágono, redujo a una sola palabra: "muerto".

Franks, durante su comparecencia ante los periodistas extranjeros, desconocía que en Kandahar un portavoz talibán no exento de sentido del humor anunció que el mullah Mohammad Omar, líder de los integristas, decidió ofrecer una recompensa de 50 millones de dólares por la captura de Bush.

"No podemos dar más, porque Afganistán es un país muy pobre", dijo Mohamed Said Haqani, jefe del servicio secreto talibán.

Sin criticar la actitud de Uzbekistán, que por razones de seguridad sigue entorpeciendo el envío de ayuda humanitaria, Franks ex-presó la esperanza de que en breve plazo, "tal vez algunos días, tal vez una semana, se pueda abrir el puente de Termez".

Continúa cerrado este puente, que es la vía más directa y eficaz para acceder por carretera a Ma-zar-e-Sharif, ciudad en donde hay, y también en sus alrededores, cerca de 2 millones de personas "vulnerables", de acuerdo con la terminología de la Organización de Naciones Unidas (ONU), del total de 3 millones de necesitados en la parte norte de Afganistán.

Carrera contra el invierno

El gobierno uzbeko mantiene inalterable su posición respecto al puente de Termez, a pesar de que el pasado martes Philippe Hefnick, representante para Asia central del Fondo para la Infancia de la ONU, advirtió que con la entrada del invierno, y en lo que denominó "una auténtica carrera contra el reloj", 120 mil niños afganos están en riesgo de morir de hambre, enfermedades y frío.

Mientras, toneladas de leche te-rapéutica, entre otros productos indispensables para los desnutridos niños, permanecen amontonadas en bodegas de Termez.

La semana pasada, en escasas embarcaciones que hacen un recorrido de 18 kilómetros por el río Amudaria hasta el puerto afgano de Jairaton, salieron mil 450 toneladas de carga humanitaria de la ONU, cantidad muy por debajo del volumen que podría manejarse de estar abierto el puente.

La oficina de la ONU en Tashkent, a modo de comparación, se-ñala que más de 8 mil 250 toneladas, una cantidad cinco veces su-perior, fue enviada el mes pasado desde Turkmenistán, por una vía mucho más larga y que se lleva casi cuatro días de trayecto.

Pero el puente de Termez, según el vocero de la cancillería local, Bahodir Umarov -que sólo reprodujo hoy lo dicho en Washington hace unos días por el ministro de Relaciones Exteriores de Uzbekistán-, seguirá cerrado, y anunció: "Apenas se estabilice la situación en el norte de Afganistán va-mos a estudiar su apertura".

La cautela de Tashkent sorprende, sobre todo en el contexto del tono alegre de las declaraciones del general afgano de origen uzbeko Rashid Dostum, amo y señor de Mazar-e-Sharif, que dice tener bajo su control la situación en la región colindante con Uzbekistán.