sabado Ť 17 Ť noviembre Ť 2001

 Ricardo García Cervantes Ť

Crítica, oportunidad de reflexión y corrección

En estos momentos los legisladores debemos reafirmar nuestro compromiso de ejercer y defender la libertad de expresión, de hacer y recibir la crítica como oportunidad de reflexión, mejoramiento y corrección, como ejercicio cotidiano de vocación democrática, pero sobre todo debemos refrendar nuestro compromiso por defender y ejercer nuestras funciones legislativas y políticas, en mérito del argumento, no de la presión o del chantaje

El sistema político mexicano se define constitucionalmente como una República representativa, democrática y federal, en la que el pueblo ejerce su soberanía por medio de los poderes de la Unión y de los poderes de los estados.

La Constitución consagra las garantías y los derechos de los individuos, de los ciudadanos, entre ellos, la libertad de asociación y la libertad de expresión, los titulares de los poderes están obligados a respetarlos y a hacerlos respetar.

Las libertades y las garantías individuales, los órganos legítimos del Estado, la pluralidad de ideas, visiones e intereses, la diversidad y la tolerancia regidos en un estado de derecho son elementos indispensables para la consolidación de la República que seguimos construyendo, por voluntad del pueblo mexicano.

Los diputados de la 58 Legislatura aspiramos a representar a la nación, asumiendo nuestra responsabilidad como uno de los poderes de la Unión, ejerciendo las facultades y cumpliendo las responsabilidades que la Constitución le asigna al Poder Legislativo. Mucho más allá y por encima de la "calificación" lícita, pero subjetiva e interesada de la Coparmex (hoy se sabe que ni siquiera de todos).

Ante ello, los diputados debemos reafirmar nuestro compromiso con la República y con la democracia, escuchando a todos con la intención de servir a México, a un México con instituciones dignas y respetables, en el que quepamos todos. Seguiremos empeñados en el ejercicio político del consenso, práctica elevada de razón y voluntad, y método de conciliación e inclusión, que garantiza la unidad en la diversidad.

En estos momentos los legisladores debemos reafirmar nuestro compromiso de ejercer y defender la libertad de expresión, de hacer y recibir la crítica como oportunidad de reflexión, mejoramiento y corrección, como ejercicio cotidiano de vocación democrática, pero sobre todo debemos refrendar nuestro compromiso por defender y ejercer nuestras funciones legislativas y políticas, en mérito del argumento, no de la presión o del chantaje; en aras de la justicia, no del aplauso o la simpatía banal; pensando en las próximas generaciones, más que en las próximas elecciones, en el bien de México y no de unos cuantos.

Como representantes populares, con origen y mandato legítimo, somos los abocados a convocar a la corresponsabilidad de todos los mexicanos en la consolidación de la República.

Debemos comprometernos a hacer del desempeño político un ejercicio público, procesando los consensos y los disensos en forma civilizada como expresión del ejercicio democrático e institucional que se nos ha encomendado; debemos transparentar a través de los medios a nuestro alcance el trabajo que estamos desarrollando y someternos al escrutinio de nuestros representados.

Cada uno de los diputados y de las diputadas habremos de confrontarnos con nuestra propia conciencia: los partidos políticos, a los que legítimamente representamos, habrán de someterse al juicio de los ciudadanos en los procesos electorales y la Legislatura, de la que formo parte, asumirá el juicio de la historia, que no es si no el aprecio y el respeto de nuestros hijos.

Lo mismo habrá de hacer en lo individual cada ciudadano; en lo comunitario, cada forma de organización, cada familia, cada asociación, cada sindicato, cada gremio; en la nueva cultura democrática, los medios de comunicación y los poderes del Estado, pero de cara a la nación y a la patria: todos. Ť
 
 

Ť Diputado del Partido Acción Nacional.