VIERNES Ť 16 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť K.S. Karol ŤŤ
Vladimir Putin en el rancho de George Bush Ť
En su primer viaje oficial a Estados Unidos Vladimir Putin fue invitado junto con su esposa Ludmila a pasar dos días en el rancho de George W. Bush en Texas. Ahí, hubo tiempo para paseos en jeep y cabalgatas, además de conversaciones. La invitación fue una muestra de amistad del presidente estadunidense hacia Putin, en señal de gratitud por haber sido el mandatario ruso el primero en telefonearle el 11 de septiembre, tras los atentados de Nueva York y Washington, así como por su ayuda para la guerra en Afganistán. Rusia ha abierto su espacio aéreo a las fuerzas estadunidenses, al tiempo que invitó a las ex repúblicas soviéticas, Uzbekistán y Tadjikistán, a poner sus bases a disposición de Washington. Sólo hay un tema en el cual Putin se muestra poco complaciente: la anulación del Tratado de Misiles Antibalísticos (ABM) de 1972 y el plan estadunidense de basar su defensa en el proyecto de escudo antimisiles.
Durante los primeros meses de su gestión, George W. Bush parecía estar totalmente convencido de la omnipotencia de su país para tomar la decisión que se le antojase. Pero los atentados del 11 de septiembre lo obligaron a buscar aliados y a escuchar otros puntos de vista. Para Putin era una gran oportunidad que no podía dejar pasar. Necesita a Estados Unidos y a Europa para poner fin al "capitalismo criminal" en Rusia y poder integrar a su país en la economía occidental.
Pero esta es una elección que no puede enarbolar a los cuatro vientos: Boris Yeltsin sigue en escena y, además, parece estar cada día mejor, mientras sus hombres continúan ocupando cargos estratégicos. El poder económico todavía está en manos de los oligarcas, pues la situación no cambió demasiado con la parcial eliminación de dos de ellos, Berezovsky y Gusinski. Putin no dispone de suficientes hombres competentes para modificar por completo un sistema que, del vértice a la base, propaga dondequiera la corrupción.
El año pasado el mandatario logró colocar a uno de sus fieles, Andrei Miller, a la cabeza de Gazprom, la mayor empresa del país. Pero ahora en Moscú no se habla más que de la próxima renuncia de Miller y su probable remplazo por uno de los miembros de la vieja guardia, Víktor Chernomyrdin, quien ocupó ese cargo en el periodo soviético, antes de ser primer ministro de Yeltsin.
Las trabas que impiden poner la casa en orden son evidentes con las recientes investigaciones del procurador general Vladimir Ustinov, quien con base en informes de la contaduría general del Estado, apuntó hacia cinco ministros. Dos de ellos, Nikolai Aksionenko, ministro del Tranporte, y Aleksei Lessin, ministro de Información y director de la agencia de publicidad más grande del país, eran dos de los preferidos del ex presidente. Hoy son acusados de abuso de poder y apropiación indebida de bienes públicos, pero se niegan a renunciar y sencillamente se han tomado unas vacaciones. ƑQuién los protege? Quizás Aleksandr Voloscin, quien era y sigue siendo responsable de la admimistración presidencial, o Anatoli Chubais, inamovible dirigente de la electricidad, quien ya ha asumido la defensa de Aksionenko. ƑQué piensa Putin?
Para no figurar ya en la lista de países que reciclan dinero sucio, la Duma (Parlamento) votó una serie de leyes de dudosa aplicación, si se toma en cuenta que la fuga de capitales no ha disminuido, alcanzando 21 mil millones de dólares desde el inicio del año. Por otro lado, inspirándose en el ejemplo de China, Rusia busca ser admitida en el seno de la Organización Mundial de Comercio, pero las condiciones que se le exigen para ello han indignado a Putin. George W. Bush podría ayudarlo, ya que la voz de Estados Unidos es determinante en la OMC.
Pero, Ƒde qué manera la entrada a la OMC podría cambiar la situación en Rusia? Gracias al alza en el precio del petróleo, el año pasado el país experimentó un impulso de crecimiento bastante fuerte que, sin embargo, ya se vino abajo: se estima para este año un crecimiento de 4 por ciento. A este ritmo se necesitarán 12 años para que Rusia vuelva al nivel de producción de 1991. En espera del milagro, Versace ya abrió en Moscú una de sus grandes tiendas, mientras otras marcas de lujo hacen sorprendentes negocios. En cuanto a la desigualdad social, Rusia a "alcanzado y superado a Occidente".
De su pasado de superpotencia, Rusia conserva un importante arsenal termonuclear, cuyo mantenimiento devora buena parte del presupuesto militar. Por ello, Vladimir Putin recogió al vuelo las críticas estadunidenses al tratado ABM, para proponer una reducción simultánea de los misiles estadunidenses y rusos, en lugar del perfeccionamiento de los sistemas de defensa existentes. En el contexto de la cumbre entre ambos mandatarios, George W. Bush anunció de manera unilateral una reducción de su arsenal, seguido luego por Rusia. Pero el proyecto estadunidenses de escudo antimisiles ya no mira hacia Rusia, sino hacia Estados "delincuentes", de contornos bastante difusos, y ninguno de los cuales dispone de armas nucleares. En otras palabas, Estados Unidos no necesita de Rusia para hacer girar su máquina militar e industrial, y no piensa renunciar a sus proyectos. Durante los tres primeros encuentros con el presidente Bush, Putin jugaba a su favor con la aversión de otras potencias, desde China a Europa, e insistía en un un mundo multipolar. Ahora, en vista de que estas potencias se han aliado con Estados Unidos, reconoce que el tratado de 1972 ha envejecido y debería ser actualizado, pero bajo la óptica de la reducción de armamento. Para demostrar su buena voluntad, el presidente ruso parece menos intransigente en cuanto a la entrada de los países bálticos a la OTAN, pese al malestar que esto provoca entre los militares rusos.
En una reciente entrevista con la cadena ABC, Putin se refirió a su pasado como agente de la KGB, asegurando haber entrado a los servicios de inteligencia seducido por las imágenes del cine: "No me arrepiento de nada, no maté a nadie", dijo, y tampoco mostró remordimientos por la guerra en Chechenia. Al final de la entrevista improvisó algunas frases en inglés, quizá para dar prueba de cómo se iba a esforzar en Texas para comunicarse sin intérprete con su amigo Bush. El 11 de septiembre había decidido por su cuenta llamar al presidente estadunidense. ƑDe todos modos, a quién habría podido consultar? Este es el mayor poder del que Putin parece hoy disponer.
ŤArtículo publicado en Il Manifesto
ŤŤExperto francés en temas de Europa del este.
Traducción: Alejandra Dupuy